MeiYua Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 223 Fecha de nacimiento : 22/10/1991 Edad : 33 Localización : Mexico Galeones Snarry : 56069 Fecha de inscripción : 08/02/2011
| Tema: En frascos y pergaminos Jue Feb 14, 2013 12:27 am | |
| Titulo: En frascos y pergaminos. Autor: Meiyua. Beta: Hermione Drake Categoría: Libros, Harry Potter. Personajes: Harry Potter, Severus Snape. Género: Romance. Clasificación: R Disclaimer: Los personajes de Harry Potter y todo su mundo pertenecen a JK Rowling, yo los utilizo sin fines lucrativos. Lo único que es mío aquí es la trama de este fanfic. Resumen:Doce años después de la guerra, Neville comienza a recibir cartas anónimas, siempre mediante lechuzas diferentes y t[/b]odas acompañadas de un pequeño frasco. La caligrafía la conoce, pero la historia que le cuentan, esa apenas la está descubriendo: primero desapareció Snape, años después Harry se fue también. Nadie sabía sus razones hasta aquel día... «¿Es cobarde por mi parte decir que todo lo hice por amor? Me amaba, y yo no podía vivir sin él. Así que simplemente le seguí… No me importó lo que quedara atrás. ¿Y sabes qué? Lo volvería a hacer». *** Capítulo 1. Odia al crimen y no al criminal
16 de abril de 2010, 09:26 a.m.
«Lo siento… Es algo que necesito, algo que si no hago no estaré completo» había dicho Harry, mirando fijamente los cordones de sus zapatos, como si éstos ocultaran los secretos del universo. «Perdónenme si es que estoy siendo egoísta, pero les prometo que después de esto seré feliz».
Neville mantenía los ojos cerrados, con los codos apoyados en el elegante escritorio caoba. Se cubría la cara con las palmas de las manos, repitiéndose mentalmente un mantra. Aunque ni él mismo estaba seguro de lo que rezaba. Estaba inmóvil y daba profundos suspiros de vez en cuando, percibía el aroma del té negro, que había comenzado a enfriarse. Amaba el sabor de esa bebida por sí sola, sin nada que la acompañara, y hasta hacia unos minutos había estado dispuesto a degustarlo con tranquilidad, pero ahora ya no podía. A su mente volvían viejos recuerdos, antiguas palabras dichas, en su mayoría disculpas y luego la partida.
Hacía bastante tiempo que no pensaba en eso −años, de hecho− y ahora allí estaba, recordándolo a trozos, sólo los detalles que más relevancia tenían para él, y para qué negarlo, los que él sabía. Hubiese querido que los recuerdos se quedaran donde estaban, enterrados entre tantos otros. No es que fueran malos, pero eran de ese tipo de cosas que inconscientemente maquillas para pensar que no fueron tan dolorosas, pero sabes que si te pones a escarbar y escarbar te toparas con la cruel realidad de tus sentimientos sobre ellos.
¿A qué se debía su estado? ¿Por qué comenzaba de nuevo a sentirse traicionado y abandonado si ni siquiera había estado directamente implicado? Eso se debía al sobre manila que estaba en ese momento a medio rasgar en su escritorio, bajo un pergamino del cual sólo había leído las primeras líneas.
“Hola, Neville. ¿Cómo va todo después de tanto tiempo? Supe que te hiciste cargo de ella y del bebé. Muchas gracias por eso”.
Conocía esa letra rojiza, la forma en que al final de algunas palabras había manchas de tinta por mantener demasiado tiempo la pluma inmóvil sobre el pergamino, la forma en que los renglones se iban torciendo hacia abajo en el pergamino por la falta de líneas guía… La había estado mirando por mucho tiempo como para no recordar quién era el dueño de aquella caligrafía, a pesar de que no había remite alguno que confirmara sus suposiciones.
No quería leer, quería fingir que aquella lechuza parda, que por alguna razón traía una pequeña gorrita y gafas de aviador, no había llegado airosa hasta la ventana de su despacho en la Torre Sur de Hogwarts, trayendo consigo un sobre con una carta y un pequeño frasco. Quería seguir con su día, seguir corrigiendo los exámenes teóricos de herbología de sus alumnos de cuarto como si fuera realmente lo único que ocupaba su mente en ese momento. Incluso quería tirar aquel paquete a la basura. No deseaba ponerse a recordar, porque sabía que la amargura del rencor que hacía años había sentido embriagarle volvería. Sin embargo, una parte suya —la parte gryffindor que no se puede resistir a la tentación— deseaba seguir leyendo, deseaba saber de qué iba todo aquello.
Se echó el pelo para atrás con ambas manos y resopló, sintiéndose derrotado por un papel. Volvió a tomar el pergamino entre sus dedos y haciendo acopio de toda la valentía que no había tenido en su juventud, leyó:
“Sé que en el momento que veas mi letra sabrás quien soy; no lo dudo ni por un momento, pero espero que no te importe que yo no lo diga directamente. También sé que querrás quemarlo todo sin enterarte de nada y no te culpo. Me comporte como un verdadero idiota y te dejé a ti toda la responsabilidad. De Ginny, de mi hijo… de todo”.
Sí, definitivamente era él. Harry le estaba mandando una carta, ¿para qué? ¿Por qué después de todo ese tiempo? Tenía que aceptar que todavía no se olvidaba de su existencia, ni tampoco de aquella vieja herida que se había abierto por su culpa, aunque algunas veces, sólo algunas veces, deseaba ambas cosas. Sin embargo, Harry se había marchado hacia años ya. . Así, sin más, de la noche a la mañana. Un día estaba seleccionando su túnica de gala junto a Ron y él para el bautizo de su primer hijo y al siguiente solamente se disculpó y desapareció sin dejar rastro. No había dado explicaciones, se había marchado sin pensar en nada ni en nadie. Ginny estuvo inconsolable durante meses, muchos lo habían ido a buscar, pero Harry nunca había aparecido. Era como si se lo hubiera tragado la tierra.
Él había hecho todo lo que había podido por Ginny. Tuvo que insistir perseverante durante un buen tiempo, pero al final le había aceptado a su lado y había tomado el lugar de Harry como padre del pequeño Jimmy Potter. Sólo había dejado tras su partida corazones rotos, ¿qué quería ahora? ¿Regresar quizá? ¿Después de todo ese tiempo? Esperaba que no, deseaba que no.
“No tengo derecho a nada ya y lo sé, Neville. Yo mismo fui el que decidió esto, fue mi elección abandonaros e irme sin mirar atrás-Pero también sé que al menos una persona necesita saber la verdad. Y no puedo pensar en nadie mejor que tú para hacerlo. Ella está mejor sin saber de mí, mi hijo tiene personas que lo quieren y que, con suerte, no le hablarán tan mal de su padre biológico. Mi… Mi familia… No sé cómo reaccionarían ellos, pero te tienen a ti. No tenía nada que ver contigo lo que hice, pero estuviste allí, con ellos, ocupándote de reparar lo que yo destrocé…”
Al menos lo aceptaba, al menos era consciente de lo que había hecho.
“Quiero que al menos tú sepas la verdad, Neville… ¿Puedes aceptarlo?”
No, claro que no podía aceptarlo. No quería, quería tirar todo aquello a la basura y seguir su vida sin enterarse de nada…
Pero siguió leyendo.
“En el sobre encontraras un pequeño frasco. Es la introducción de mi historia, de la historia de la que las lechuzas te estarán llevando capítulos de ahora en adelante y hasta que termine. Por esta vez no diré más. Sólo ve al pensadero y vierte el frasco, el resto llegará solo”.
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La Bruja Kim Explota calderos
Cantidad de envíos : 58 Fecha de nacimiento : 19/09/1993 Edad : 31 Galeones Snarry : 13976 Fecha de inscripción : 26/11/2012
| Tema: Re: En frascos y pergaminos Jue Feb 14, 2013 6:54 pm | |
| Soy tan, pero tan feliz de que vayas a hacer un fic largo. Porque si dice "Capítulo 1" es porque debe haber un "capitulo 2". O por lo menos eso espero. | |
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