Título: Después de la tormenta... Viene la calma.
Autor: YukimuraSayu.
Beta:
Géneros: Romance. Drama.
Advertencias: AU.
Disclaimer: Harry no es mío... Sev tampoco lo es... Todos son de la maravillosa Rowling.
Resumen: a veces algo tan cruel como una guerra puede unir a dos almas destinadas a estar juntas...
Respuesta al reto del "Día Internacional del Snarry 2012"
Explosiones.
Gritos.
Sangre.
Heridos.
Tristeza.
Llantos.
Eso era lo que se podía ver en una guerra.
Aunque claro, estando él encerrado en un calabozo a unos cuantos metros bajo tierra y sólo iluminado por una diminuta llama de una antorcha ubicada a unos metros de la celda en la que se encontraba, no se podía "apreciar" el "lindo" panorama.
No sabía cuánto tiempo llevaba encerrado. Sólo sabía que era el tiempo suficiente para perder la noción del tiempo. No sabía sí era de día o de noche, pues no había alguna ventana o hueco para poder comprobarlo. Solo sabía que estaba en un diminuto espacio, encerrado en una asquerosa celda, sin poder ver nada. No se podía quejar de la comida. Cómo eran pocos prisioneros, las raciones de comidas eran aceptables, aunque su cuerpo delgado y pálido dijera lo contrario.
El había sido un general muy reconocido. Había sido muy estricto en cuanto se trataba de su profesión. Todo iba muy bien hasta que se desató la guerra.
Habían luchado valientemente contra sus enemigos, pero ellos fueron más fuertes.
Él fue uno de los primeros soldados en ser capturado por el enemigo.
Y ahora se encontraba en esa repugnante celda esperando a ser liberado o a morir.
El sonido de la puerta de acero lo distrajo, agudizando su mirada para poder observar mejor.
Sus ojos captaron a un guardia escoltando a un nuevo prisionero.
Suspiró. Otro pobre desgraciado que caía en este mundo oscuro y cruel.
Pero nada se podía hacer.
El guardia dejó al joven en la celda de al lado, para luego irse de aquel oscuro lugar.
Miró hacia el nuevo habitante. Por lo que podía ver, era un joven, de no más de 20 años. Solo un chiquillo.
Ignorándolo, que era lo único que podía hacer, agachó su cabeza, dispuesto a olvidarse del muchacho.
Pero sus planes fueron frustrados al escuchar un sollozo de la celda de al lado.
Con un poco de lástima, miró hacía el muchacho, con dificultad pudo ver cómo el muchacho convulsionaba mientras sollozaba.
-Tranquilo... No te sucederá nada...- le dijo al muchacho.
-¿Cómo lo s-sabe?... ¿C-Cómo sabe que no me harán algo malo?- preguntó entre sollozos.
-Todos los que estamos aquí llevamos mucho tiempo y nunca nos han lastimado, a excepción de tenernos aquí - le contestó.
-mmm...- fue lo único que escuchó del chico.
-¿Cómo te llamas?- preguntó, tratando de ser cortés con el chico, aunque, estaban en una celda, no había necesidad de serlo.
-Harry.... - susurró el chico, volteándose a ver al hombre que le preguntaba- ¿Y usted?
-Severus...- le contestó, tratando de definir los rasgos del muchacho.
-Severus... No se sí sea usted, pero... ¿Usted es Severus Snape, El Gran General?- preguntó con un poco de ilusión.
-Si... ¿Sabes acaso cuanto tiempo llevó aquí? Perdí la noción del tiempo hace mucho...- le preguntó
-Por lo que sé, lleva más de un año encerrado... Yo estaba a su mando, había recién ingresado al ejército. - le contestó Harry.
-mmm....- Suspiró Severus. Así que un año en ese asqueroso lugar. - ¿Por qué estás aquí?
-Ayudé a escapar a mi hermano, Neville... Mi hermano es inválido. Hace unos días atacaron el pueblo en donde vivíamos. Estaba tomándome unos días para cuidarlo. Fue en la tarde cuando atacaron. Pude salvar a mi hermano, pero me atraparon a mí - Suspiró el chico- Aunque cuando estaba prisionero en el campamento del enemigo, escuché que habían matado a todos los de mi pueblo... Sólo espero que mi hermano no haya estado entre esas personas...- a Harry se le escapó una lágrima. Deseaba de verdad que Neville estuviera bien.
-¿Lo quieres mucho cierto? Tanto como para dar tú vida a cambio - le dijo Severus al chico.
-Si, aunque no sea mi hermano de sangre, es mi hermano, y estoy muy preocupado por él.
-Estoy seguro de que tú hermano no está muerto.- Era muy raro por parte de él consolar a alguien más.
-Hm...- y allí terminó la conversación
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Muchos días habían pasado. Todos ellos sumidos en silencio.
Severus estaba asombrado de lo madurez que había demostrado Harry. No había escuchado más sollozos por parte del muchacho y eso dejaba mucho que pensar.
Él al principio había soltado un par de lágrimas, pues había dejado a su madre enferma, a sus amigos Lucius y Narcissa y a su ahijado Draco.
Ellos eran muy importantes para él.
Deseaba verlos. A su madre más que a nadie. Se imaginaba cómo se debía de sentir su madre. Después de pasar por su fallido matrimonio con Tobias, el encarcelamiento de su único hijo debió ser un golpe muy fuerte.
-¿Severus?- se escuchó la voz rasposa de Harry. Ya los días encerrados le estaban afectando.
-¿Si?
-¿Alguna vez has intentado escapar? - Le preguntó.
-No... Porque no puedo - le contestó.
-¿No puedes? ¿Por qué? - preguntó acercándose a la rejas que separaba sus celdas.
-Estoy encadenado. Intenté los primero días de mi encierro, aprovechando que tenía fuerza, pero ahora, ni siquiera lo intento. - Suspiró- Esto es lo que la guerra provoca. Antes no hubiera dejado de intentar. Pero ahora sólo espero porque esta guerra sin sentido termine.
-¿Estás encadenado? Yo no lo estoy - le dijo sorprendido Harry.
-Ellos piensan que soy un peligro. - fue lo único que dijo sobre el tema. -¿Cómo eres Harry? Físicamente. Dijiste que estabas en mi grupo.
-Si, estaba en tú grupo. Soy moreno, de cabellos castaño oscuros, mi pelo siempre estaba desordenado. Tengo los ojos verdes y utilizo anteojos redondos.
-mmmm... Creo haberte visto, aunque no estoy seguro. Unos días después de que ingresaran fui capturado.
-Cierto... Yo sí me acuerdo. Usted me mandó a correr 5 vueltas al área de entrenamiento- rio el muchacho.
-Así que tú eres aquel maleducado impertinente. Qué pequeño es el mundo.
-Si... Sí le soy sincero. Ese primer día no me agradó para nada su persona.
-Lo entiendo. A nadie le agrado los primeros meses, pero es algo que en esta profesión se debe de hacer. Tengo que ser estricto sí quiero tener buenos soldados. O tenía que ser estricto -
- ¿Cree que algún día saldremos de aquí? - preguntó el chico al mayor.
-No lo sé...
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Días y noches pasaron, sin ellos saber realmente cuántos. Durante todo ese tiempo, ambos charlaban para matar el tiempo y la soledad. Severus, siempre había sido arisco a las relaciones con otras personas, a excepción de los Malfoy y su madre. Pero ahora, con Harry, podía reconocer que le agradaba su compañía. Estar tanto tiempo solo, sólo con la visita del guardia que le traía sus raciones de comida y le cambiaba el recipiente en donde hacía sus necesidades, le había afectado. Tener compañía después de tanto tiempo le agradaba. Y las charlas que tenían con Harry podía ser del sueño que tuvieron o de sus ideas para cuando salieran de aquel lugar.
Con el tiempo habían forjado una amistad que a ambos les hacía bien.
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Severus estaba extrañado. Hacía varios días que Harry no le hablaba, y no sabía el por qué.
El hombre había intentado sacarle conversación pero él no le respondía. Sabía que estaba bien, ya que lo había oído cuando comía lo que le traía el guardia. Así que cómo conclusión, lo estaba ignorando.
-¿Harry? - le llamó el ojinegro, esperando una respuesta que nunca llegó. Suspiró- Sí hice algo malo, lo siento. No fue mi intención. - Si había hecho algo malo, tenía que disculparse. No quería perder a la única compañía que tenía.
Nadie le respondió. Y él no siguió insistiendo.
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Mucho tiempo pasó y Harry seguía sumido en su silencio. Severus cada cierto tiempo le llamaba, con la esperanza de que le contestara, pero seguía sin recibir respuesta.
Ese tiempo se dedicó a pensar en que podría haber hecho para que Harry se molestara de esa forma.
Y en esas meditaciones, se dio cuenta de algo.
Le gustaba Harry.
Haber pasado todo este tiempo al "lado" de él había hecho que el muchacho captara su atención.
Y de qué forma llamó su atención.
-Harry...- le volvió a llamar. Resignándose a no recibir respuesta.
-Severus...- contestó el chico, para asombro del hombre.- Discúlpame... No quise no hablarte.
-¿Poe qué?
-Necesitaba pensar...
-mmm...
-¿Severus?
-¿Si?
-No... Nada... No es nada- fue lo que dijo el chico, antes de acostarse en la colcha que se hallaba en la celda.
-De acuerdo...-Severus lo imitó en su propia celda. Si el chico no quería hablar, no podía obligarlo.
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Se sentía frustrado y un poco herido. Harry seguía sin hablarle.
Se sentía frustrado porque había intentado todo al alcance de su mano para que le hablara.
Herido porque había empezado a querer a Harry y ver cómo lo ignoraba le dolía.
-Harry...- volvió a llamarlo. Era la quinta vez que lo hacía en los últimos minutos.
-Severus...- se escuchó un susurro.
-Harry, al fin contestas- se animó el ojinegro, acercándose todo lo que le permitieron las cadenas. Estaba a un metro de la reja que lo separaba de Harry.
-Severus...- volvió susurrar el chico.
-¿Harry? - preguntó extrañado.
Y allí fue que notó que el muchacho estaba dormido.
-Severus... Te amo... Te amo...- siguió susurrando el chico.
-...- Severus simplemente permaneció en silencio. Escuchando esas gloriosas palabras.
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Cuando Harry despertó, Severus ya había regresado a su lugar.
Harry simplemente se limitó a "ignorarlo".
Lo hacía desde que descubrió ese problemático enamoramiento por Severus.
Problemático por que cómo era posible que se enamorara estando encerrado en una celda en medio de la guerra. Segundo, eran hombres. Claro, a él no le importaba ya que siempre supo que le atraían los hombres, pero estaba seguro de que Severus era un hetero declarado. Y Tercero, Severus era mínimo 15 años mayor.
Por eso era problemático. Por eso había estado ignorándolo. Para que Severus no pasara un momento incómodo por su culpa.
-Harry...- escuchó como Severus lo llamaba. Decidido a ignorarlo, el chico empezó a pensar en cualquier cosa.
>> Harry... Ya sé lo que te pasa- escuchó. Se tensó al instante. ¿Cómo que sabía?
-¿A-Ah s-si? - vaciló un poco. Esto no le podía estar pasando.
-Si... Pero quiero que digas eso que sientes tú mismo...
Lo sabía. Severus sabía de sus sentimientos.
-Yo... No sé de qué me habla...- "Miente, Harry, no lo afirmes" pensaba Harry.
-Si no piensa decirlo usted, yo lo haré...- Severus se acercó lo más que le permitían las cadenas. Gruñó por lo bajo.
-¿qué me va a decir? - preguntó Harry nervioso.
-Lo amo...
Un silencio sepulcral se instaló en el lugar.
Harry simplemente quedó con la mente en blanco. Sin procesar lo que Severus le había dicho.
-Debo estar soñando... ¡Sí! Es eso... Sólo es un sueño- dijo Harry, moviendo nervioso sus manos encima de su regazo.
-No lo es... Te amo Harry - le susurró Severus tiernamente.
-Y-Yo....- ¿le diría? Nada tenía que perder. Además, quería experimentar lo que era ser correspondido en el amor, ya que tal vez no saldría vivo de esto. - Yo también...Yo también...
Harry pasó uno de sus brazos por los barrotes estirando su brazo para poder tomar de la mano a Severus. Sí no podían abrazarse y besarse, por lo menos podríamos estar tomados de la mano.
Severus, intuyendo lo que quería Harry, estiro todo lo que le permitían las cadenas sus brazos, quedando a pocos centímetros de la mano de Harry. Estiró un poco más su brazo, haciendo que la esposa lastimara un poco más sus muñecas. Harry se pegó más hacía los barrotes y estiró todo lo que pudo su brazo y pudo rozar los dedos del ojinegro. El chico derramó una lágrima. Tan cerca y tan lejos.
-Te amo... - susurró el chico. Y Severus le dijo lo mismo. Aunque no pudieran tocarse, se tenían el uno al otro. Su compañía era más que suficiente. Su amor era una esperanza
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Mucho tiempo pasó. Ahora las conversaciones habían cambiado. Hablaban sobre un futuro próximo, en donde renunciarían al ejército y vivirían en el bosque. Donde Severus trabajaría de médico, ya que tenía mucho talento preparando medicina naturales y donde Harry trabajaría de panadero, ya que cuando niño, el único ingreso que tenían era porque había trabajado en una panadería. En donde ambos estarían juntos hasta el fin de los días. En donde dentro de muy poco tiempo está querrá acabaría y ellos serían libres.
Claro que, dentro de ambos, sabían que tal vez eso no fuera posible. Que Severus no sería médico y Harry no sería panadero. Que no vivirían en el bosque. Que no estarían juntos por siempre. Que la guerra tal vez terminara, pero que ellos no sobrevivirían
Y por eso hablaban todo lo que podían, hasta que el cansancio fuera demasiado para mantenerlos despiertos. Pasaban todo el tiempo que podían o viéndose( claro, con dificultad debido a la escasa luz) o hablando, o simplemente diciéndose lo mucho que se querían, aunque cómo Severus era reservado, lo decía muy pocas veces, en cambio, Harry se lo decía cada vez que quería. Siempre había sido un chico al cual le gustaba decir lo que sentía.
Y así pasaban el tiempo, esperando algún día poder salir para hacer lo que las parejas normales hacían, aunque ellos no fueran una pareja normal al ser dos hombres. Pero eso no les importaba. Con tal de tenerse el uno al otro bastaba.
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Un sonido despertó a Harry. Perezoso, se levantó.
-Severus... ¿Escuchas eso? - preguntó Harry. Pegándose a la pared de piedra, tratando de escuchar.
-...- pero Severus no contestó. Extrañado, ya que Harry sabía que él estaba despierto.
-¿Severus?- preguntó Harry, forzando la vista para detallar la figura del ojinegro. Grande fue su sorpresa al no encontrarlo.
>> ¡Severus! ¡¿Dónde estás?! - preguntó angustiado Harry. Pero siguió sin recibir respuesta.
Desesperado, empezó a caminar de un lado a otro en la celda. Nunca, desde que llegó a ese lugar, había pasado algo cómo eso.
"Severus estará bien" se repetía Harry.
-El estará bien... Lo estará...- susurraba Harry, mientras se acurrucaba en la esquina más cercana a la celda de Severus, esperando por su regreso.
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Mucho tiempo pasó para que a Severus lo regresaran a la celda.
Había sido llevado a una habitación en donde había artículos de tortura, Y Severus supo al instante para qué.
Información sobre una base militar secreta.
Severus se había extrañado que hubieran tardado tanto en saber que él conocía esa información.
Durante varias horas le cortaron, azotaron, lo metieron en un pozo, casi ahogándolo. Pero no dijo nada. No pondría la seguridad de sus camaradas y su país en juego.
Su captor le dio dos puñaladas, una en cada pierna. Gimió de dolor. Él dolor era insoportable.
-Sólo tienes que decirnos donde se encuentra para qué el dolor se vaya- le dijo su captor, soltando una risita.
Severus no dijo nada. Sólo se limitó a soportar el dolor.
-Bien...- el captor tomó de nuevo la navaja y la clavó debajo de la rodilla.
-¡Ah!-
-Regrésenlo a la celda... A las heridas, sólo hagan que dejen de sangrar.-. Ordenó el hombre a otros dos.
Después de "curarle" las heridas, lo llevaron de regreso a la celda.
Tirándolo en el piso y solo colocándole las esposas en los tobillos, los dos guardias se retiraron.
Severus no lo soportó más y cayó en la inconsciencia.
Pero puedo jurar, que había escuchado la voz de Harry llamándolo
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Harry escuchó cómo un bulto era tirado en la celda de al lado.
Despertó. Se había quedado dormido en espera del regreso de Severus.
Abrió sus ojos y enfocó su mirada en la celda de Severus.
-¡Severus!- gritó emocionado al verlo.
>> ¡Severus respóndeme! - asustado era cómo se encontraba Harry.
Ya que Severus sólo estaba esposado en los tobillos, su cuerpo había quedado tendido de tal forma que Harry podía acariciar sus manos.
Estirando su brazo entre los barrotes, tomó la mano de Severus entre la suya, suspirando al sentir el contacto por primera vez.
-Todo estará bien... Te pondrás bien- le susurraba Harry, esperando que Severus estuviera bien.
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Explosiones se escuchaban por doquier, y eso fue lo que despertó de nuevo a Harry.
Apretó la mano de Severus mientras fruncía el coño y agudizaba el oído.
Una explosión volvió a sonar, pero está vez más cerca. Se asustó.
-¡Severus despierta!- gritó Harry asustado. Pudo sentir cómo Severus se removía.- ¡Vamos, despierta!
-Mmm...- Gimió Severus, abriendo sus ojos- Harry...- susurró con voz rasposa.
-Severus, hay explosiones cerca de aquí- le explicó Harry, apretando la mano de Severus, y este devolvió el gesto.
-¿Pero Cóm....?- no pudo continuar ya que la pared de piedra explotó.
Varias rocas y escombros cayeron, dejando pasar la luz.
Harry gimió, sólo le había golpeado una piedra en el brazo, pero no tenía ninguna herida de gravedad. Al explotar la pared, la reja que separaba las celdas de Severus y Harry había sido destrozada. Harry se levantó y abrió los ojos, lastimándose la vista, ya que al recibir luz después de tanto tiempo de haber estado en oscuridad, le afectaba. Pero sin importarle eso, buscó con dificultad a Severus, hallándolo ileso al otro lado.
-¡Severus!- corrió Harry hacía donde el ojinegro se encontraba, observándolo cómo no pudo antes.
El cabello le llegaba hasta la mitad de la espalda, tenía una creciente barba, unas ojeras debajo de sus ojos y estaba delgado. Además pudo notar varias heridas en sus piernas, ya que el pantalón estaba desgarrado.
-Vamos Severus, es nuestra oportunidad de escapar. - le dijo Harry, ayudando a levantar a Severus, pero este no pudo, las heridas en sus piernas estaban muy recientes.- ¿Severus?- preguntó confundido Harry, al ver cómo el ojinegro no se levantaba.
-No puedo...- Severus intentó de nuevo, pero nada. Sus piernas no respondían. - También estoy esposado...- le dijo a Harry, mientras el bajaba la mirada. Justo cuando podían escapar y tal vez tener una vida juntos, no podía. Una lágrima bajó por su mejilla.
-No...- Harry miró angustiado las esposas que rodeaban los tobillos de Severus. -Tiene que haber....- Harry buscó a su alrededor algo con que cortar las cadenas. Buscó entre los escombros y encontró uno de los barrotes que conformaban la celda.
Tomándolo, se acercó al hierro que unía las cadenas con la pared, hizo una palanca y empezó a forzarla.
Lo intentó varias veces, pero no pudo. Sus fuerzas se habían ido mientras estuvo encerrado. Varias lágrimas bajaron por sus mejillas. Esto no podía estar pasando.
-Harry... Acércate- Harry obedeció, dejó el barrote y se acercó a Severus. El tomó entre sus manos el rostro de Harry, acariciándolo. Acercó su rostro al del chico y plantó sus labios en los de él.
Que importaba que tuvieran mal sabor en la boca.
Que importaba la barba mugrienta que poseía.
Que importaba que no se hubieran enjuagado la boca en mucho tiempo.
Que importaba que estuvieran en territorio enemigo en medio de un ataque.
Que importaba Que estuvieran en medio de una guerra.
¡Que importaba que fueran hombres!
Nada importaba. Sólo con el poder besarse estaban satisfechos.
Y así lo hicieron, durante un buen rato estuvieron besándose, acariciándose, conociéndose físicamente.
Siguieron así hasta que les hizo falta el aire.
Separándose lentamente, se miraron. Viéndose cómo era debido por primera vez.
-Te amo ¿Lo sabes? - le dijo Severus a Harry, acariciándole la rasposa mejillas.
-Si... Yo también te amo.
El momento fue interrumpido por otra explosión, pero está vez se le unieron disparos y gritos.
La mirada del ojinegro se posó en el horizonte, viendo a pequeñas manchas moviéndose en varias direcciones. Luego, miró hacía sus tobillos ensangrentados, y entristeció.
-Tienes que irte, Harry... No puedo moverme, y la cadena no cede...- sonrió tristemente mirando los ojos llorosos de Harry.
-¿Qué? ¡No!- exclamó Harry, negándose.
-Puedes salvarte, escapar, yo no puedo hacerlo.
-¡Intentemos juntos despegar el hierro! ¡A lo mejor juntos podemos lograrlo!- exclamó Harry tratando de levantarlo, pero era muy pesado. De sus ojos empezaron a derramar lágrimas de nuevo. -¡Buscaré ayuda!- le dijo Harry, mientras se acercaba a la salida- ¡Prometo que regresaré!- fue lo último que dijo antes de correr en busca de ayuda.
Severus solo le quedaba esperar.
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Harry corrió todo lo que sus piernas le permitían, buscando algo o alguien que le ayudara, pero lo único que veía era tierra, nubes de humo y soldados a lo lejos.
Podía ver que un grupo de soldados se acercaban, pero no sabía sí eran de los suyos o enemigos.
De todos modos, tomó una roca del tamaño de su cabeza y se preparó.
Cuando estuvieron más cerca pudo identificar el uniforme de su país y Suspiró aliviado.
-¡Ayuda!- gritó Harry y el grupo se acercó de inmediato.
-Eres de los nuestros- confirmó el que parecía el líder del grupo al ver el mismo pero desgastado en Harry.
-Si, por favor, hay un general de los nuestros que está encadenado y no pudo escapar, es por aquí.- les indicó.
Antes de seguirlo se escuchó una explosión muy cerca, pero eso no les impidió seguir al chico.
A unos pocos metros Harry les indicó que se acercaban.
Al llegar al sitio, Harry paró en seco. El hoyo que había utilizado para escapar estaba más grande, pero estaba cubierto por escombros de lo que había sido el edificio.
-No...- con los ojos abiertos al máximo y lágrimas cayendo ya por sus mejillas, Harry miraba atónito esa imagen- No...- "Severus no puede... No puede..." pensaba Harry angustiado. Se acercó rápidamente haciendo los escombros para intentar removerlos.
-¡Chico! ¡No te esfuerces! Nadie sobreviviría a eso- le consoló el líder.
-¡Es que él no puede estar muerto! ¡Estuvo cómo 2 años encerrado y sobrevivió! ¡Esto no lo puede detener! - exclamó Harry, derramado lágrimas y volvió a intentar remover los escombros, intentándolo aún con la poca fuerza que tenía.
-Chico... Lo siento.-. El líder presionó un punto en su cuello qué hizo que Harry cayera en la inconsciencia.
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Había pasado un año desde que Harry había escapado.
Ahora vivía en un pequeño poblado cerca de la capital con su hermano.
Al despertar de su inconsciencia el día del escape había caído en la realidad de que Severus ya no estaba con él.
Le había fallado. El había prometido volver por él y había llegado tarde.
Después de varias semanas de búsqueda y de haber retirado los escombros, no se encontró ningún cuerpo, ya que las personas encargadas de ese trabajo habían dicho que debajo de ese nivel, había muchos más, así que todo había colapsado. Los encargados no terminaron de buscar.
Harry se había puesto furioso en un principio, pero después entendió. Era inútil desenterrar todo para buscar un cuerpo que tal vez estuviese hecho trizas
Neville fue su único apoyo. Siempre estuvo allí para consolarlo.
Al mudarse a ese pequeño pueblito llamado Hogsmade, en busca de algo de paz, Harry había logrado uno de sus sueños. Convertirse en
panadero.
Lo hacía por el recuerdo de Severus y por él mismo.
Le había costado mucho salir adelante, pero Neville siempre le motivaba a seguir.
Y él así lo hizo.
Fue al año de haberse mudado allí que recordó una charla que había tenido con Severus sobre la Señora Snape, madre de Severus.
Si no se equivocaba, Severus había dicho que ella vivía sola.
Se entristeció. Pobre señora que tenía que sufrir la pérdida de su único hijo.
Decidió que la iría a visitar. Tal vez podría contarle algunas cosas sobre Severus.
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Le tomó un par de semanas para averiguar en donde se encontraba la casa de la Señora Snape.
Vivía en un pueblo relativamente cerca de Hogsmade.
Partió dos días después de haber encontrado la ubicación de la vivienda Snape.
Un par de días después se encontraba en el pueblo indicado. Un pueblo pequeño pero se veía muy pacifico.
Recorriendo sus calles, preguntó a varios habitantes sí conocían a la señora. Se sorprendió al notar que todos conocían a la Señora Snape.
Amablemente, le indicaron dónde se encontraba la vivienda de la familia Snape.
Una sencilla casa de una planta se encontraba en medio de un jardín.
Suspirando, caminó por el sendero que comunicaba hacia la puerta de la casa. Miró hacia ambos lados, tratando de retrasar el momento. Pero no podía hacerlo, ya estaba allí. Así que ¿Por qué retrasarlo?
Tocó suavemente.
Una señora de no más de 70 años le abrió la puerta
La anciana era de rasgos finos, bajita, muy pocas arrugas podían observarse en su rostro y su cabello era blanco.
-¿En qué puedo ayudarle?- le habló la mujer al chico.
-¿Usted es la Señora Snape, cierto?
-Sí, ¿qué se le ofrece?
- Vine a hablar de su hijo, -Susurró Harry con tristeza- Yo fui su compañero mientras estuvo prisionero...
-¡¿En serio?! ¡Pasa Pasa!- le indicó la señora, dándole paso. Y Harry entró enseguida.
El joven pudo observar con detalle el hogar. Pisos, techos y paredes de maderas adornados con fotografías y un reloj cucú en la sala. Los muebles antiguos pero reservados adornaban la sala y le daban un ambiente cálido.
-Toma asiento- le ofreció la señora y Harry hizo caso.
La Señora Snape buscó en la cocina un par de tazas y sirvió café en ambas. Cuando llegó a la sala con las tazas le ofreció una a Harry, moviendo y este la tomó
–Unos soldados me contaron sobre ti, me alegra saber que mi hijo no estuvo del todo solo – la mujer se sentó en uno de los sofás.
–Sí, para mí también fue una gran compañía– susurró Harry, bajando la mirada.
–Me alegra– susurró la mujer, mirando fijamente a Harry– ¿Qué te trae por aquí?
–Señora Snape, quisiera hablarle de algo. A lo mejor a usted no le gusta pero... – fue interrumpido por la señora.
–Eilen, cariño... ¿Tú y mi hijo eran más que amigos cierto? – le preguntó Eilen, mirándolo.
–Si... – No iba a negarlo. Severus era lo mejor que le había pasado. – ¿Cómo?
–Intuición de madre…– sonrió la mujer. –¿Te cuento un secreto? – le comentó la señora al muchacho.
–¿Eh?
Acercándose, la mujer susurró en el oído de Harry.
–Mi hijo está vivo. – sonrió cuando vio la expresión de Harry.
"Esto no puede ser" pensó Harry, mientras procesaba la información. Severus estaba vivo.
-¡¿Y por qué no me avisaron de esto?! ¡¿Por qué Severus no me buscó?!- se sentía dolido. Severus no se había comunicado con él.
-Durante los primeros 2 meses que Severus pasó aquí después del encierro, no tenía fuerzas para hablar. Y escribir ni se diga...-. Explicaba la mujer- Cuando pudo hablar, Severus me contó de ti. Yo estaba muy feliz. Mi hijo había encontrando a su persona especial- Cuando dijo eso, Harry sonrió- Le pregunté en donde vivías o que me diera algún dato para contactarte. Pero él se negó- Harry frunció el ceño.
-¿Por qué?- preguntó incrédulo Harry.
-Mi hijo había quedado paralitico. Y él no quería que lo vieras así... Me dijo que cuando se recuperara, te buscaría. Pero los meses pasaron y Severus se recuperaba lentamente y se negaba a contactarte. ¡Pero ahora estás aquí!- exclamó feliz la señora.
Severus estaba vivo. "Sabía que no había muerto" sonrió Harry, mientras unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas
-!Quiero verlo!- le dijo el muchacho a la mujer.
-Claro, ven, sígueme. - le indicó la señora, guiándonos por un pasillo repleto de cuadros y adornos en las paredes.
Harry movía nerviosamente sus manos. Vería a SU Severus. Una sonrisa boba adornaba sus labios. Las piernas le temblaban. Un leve temblor en sus labios se podía observar.
La señora Snape le llevó hacia una de las puertas que había al final del pasillo y le invitó a entrar.
Harry, con miedo, se acercó y abrió la puerta, entrando enseguida.
La habitación era iluminada por una gran ventana al frente. Un armario al costado de a ventana y un escritorio del otro lado. Al lado del escritorio, una cama se encontraba.
Harry observó el bulto que en la cama se observaba. Se acercó temeroso.
Se ubicó en el lado derecho de la cama, observando el rostro de su amado. Las lágrimas volvieron a recorrer sus mejillas.
–Sev...rus– dijo entre sollozos. Se arrodilló y tomó una de las pálidas manos del ojinegro.
Un gruñido brotó de los labios del pelinegro.
Severus entreabrió los ojos, enfocando la vista en la persona a su lado.
–¿Harry? – susurró confundido el ojinegro.
–Te amo... – Susurró Harry, besando los labios de Severus.
El ojinegro simplemente se tensó. ¿Qué hacía Harry allí?
Separándose, el ojinegro miró a Harry.
–¿Cómo...? – preguntó incrédulo Severus.
–Recordé esa conversación que tuvimos sobre tú familia... – fue lo que contestó Harry.
–Mmm...
–¿Por qué? – preguntó Harry en un susurro. – ¿Por qué no te comunicaste conmigo? ¡Estuve todo un año pensando que estabas muerto! – gritó Harry, mientras unas lágrimas bajaban por sus mejillas. –¡¿Por qué Severus?!
>> No sabes cómo lo he pasado todos estos meses pensando en que estabas muerto. Y tú vienes y no me buscas. ¡Ni siquiera dejaste a tú madre hacerlo! ¡¿Por qué no lo hiciste?! – gritó enojado y decepcionado Harry. Le dolía que Severus no lo hubiera buscado.
–No quería ser una carga. –. Susurró el ojinegro, mirando a Harry. – Ya tenías suficiente con tu hermano. No quería ser una carga– repitió de nuevo, bajando la mirada.
–No ibas a ser una carga. ¡Por Dios, Severus, Te amo! – exclamó el chico, tomándole de las manos– Eres lo más importante, junto con Neville, de mi vida. Jamás serías una carga.
–Ahora lo sé – susurró Severus.
–¿Cómo escapaste? – preguntó Harry, sin dejar de acariciarle las manos.
–Uno de los prisioneros. Cuando sucedió la explosión, otra de las celdas fue destruida. Él me ayudó – explicó Severus, mirando fijamente a Harry.
–Pensé que habías muerto…– Harry abrazó fuertemente a él ojinegro – Me sentí horrible al ver todos aquellos escombros
–Perdóname… No quise hacerte sufrir… – Susurró Severus, acariciándole los cabellos a Harry.
–No tengo nada que perdonarte… Estás conmigo… – Harry se acercó a los labios de Severus – No me importa que no puedas no puedas volver a caminar, no me importa si pierdes un brazo o una pierna. No me importa… Solo quiero estar contigo – susurró, para luego apoderarse de los labios.
Severus simplemente le devolvió el beso. Y agradeció por haber sido encerrado. Gracias a ello conoció a Harry y pudo enamorarse de él.
Era cierto ese dicho que muchas veces escuchaba.
Después de la tormenta… viene la calma…
Fin.