La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia*

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Araleh Snape

Araleh Snape


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Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia* Empty
MensajeTema: Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia*   Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia* I_icon_minitimeSáb Mar 07, 2009 1:53 pm

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Imprudencia







Primero un loco fanático de Voldemort… luego un estúpido egocéntrico… enseguida un hombre lobo enemigo desde la infancia… posteriormente un psicópata usurpador… una mujer sapo… pero esto, esto era lo peor de todo. Snape no sabía lo que estaba pagando teniendo a un crío modelo de pasarela siguiéndolo a todos lados. Y ahora estaban ahí, en su habitación, ni siquiera recordaba cómo había accedido a dejarlo entrar, pero ya no tenía caso lamentarse, le miraba resignado a que parecía que jamás guardaría silencio.


- He leído mucho de ti, Severus, sobre todo por tu habilidad en pociones y tenía muchos deseos de conocerte, aunque para serte sincero, me imaginaba encontrarme con un anciano como Dumbledore y no a alguien tan joven y atractivo.


Severus le miró como si se hubiese vuelto loco y estuviera desvariando, tomó un poco de su café para ocultar la sonrisa que estuvo a punto de salir a sus labios.


- No sé qué pretendes, Abbatelli, pero pierdes tu tiempo conmigo.

- ¿Porqué no me llamas por mi nombre, Severus?... por favor. –le pidió dulcemente.

- “¿Ángelo?”… ¿A quién se le ocurre llamarse así?. Primero muerto que nombrar una persona con ese apelativo, es de lo más cursi y no lo haré.

- Bueno, yo creí. –dijo sin poder disimular una sombra de tristeza en su voz-. Pero está bien, puedes llamarme como te sea más cómodo.

- “¿Monserga?” –propuso Severus sonriéndole burlón.


Ángelo quiso sonreír y fingir que lo había captado como una broma pero no pudo, así que se puso de pie para dirigirse a la salida sin conseguir ocultar del todo su tristeza. Al ver que se iba, Severus comprendió que se había sobrepasado y respirando hondo, prefirió remediar el error o de lo contrario, Dumbledore se molestaría mucho.


- Espera, fue una broma. –le dijo yendo tras de él-. ¿Siempre eres tan… susceptible?

- Entiendo cuando mi presencia no es grata… simplemente pensé que podía hacerte cambiar de opinión. –respondió con tristeza.

- No es que me desagrades, pero… Anda, no me hagas decir cosas que no van conmigo y quédate un poco más.

- ¿Hablas en serio? –preguntó sonriendo esperanzado.

- Sí… es sólo que a veces me gusta el silencio y me desespera que la gente hable tanto, eso es todo.

- Bueno, si es por eso… puedo ser una tumba.


Severus esbozó una incrédula sonrisa, pero señaló con la cabeza el sofá donde habían estado sentados, en una clara invitación para que volviera. Ángelo no se hizo más del rogar y regresó emocionado sentándose a su lado. Severus sirvió un par de copas de vino y le ofreció una a su invitado, tomó un poco de la suya y después se recargó sobre el respaldo del sofá, cerrando los ojos e intentando olvidarse que no estaba solo. Su pensamiento voló por su propia cuenta hacia rumbos que generalmente se prohibía. Por su parte, Ángelo luchaba por no hablar, no quería interrumpir el reposo de su anfitrión, pero la curiosidad pudo más que él.


- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Dije silencio, Abbatelli. –recitó Snape aburrido.

- Sólo una… por favor.

- De acuerdo, si eso consigue que te calles… hazla. –aceptó sin molestarse ni en mirarlo.

- ¿De quién estás enamorado? –preguntó rápidamente.

- ¿Yo?... de nadie. –aseguró sin inmutarse.

- No eres hetero, eso lo sé bien. –respondió Ángelo-. No parece que te afecte mi presencia como a los demás… la segunda razón que puede haber de que no me mires como idiota es porque amas a alguien pura y desinteresadamente.

- ¿Y quién te ha dicho que no me afecta tu presencia? –preguntó volviéndose a mirarlo mientras esbozaba una discreta sonrisa.

- Pues… porque no lo demuestras.

- No me gusta hacerlo, eso es todo. Pero de que puedo sentirlo, lo acepto, sin embargo, no acostumbro hacer el ridículo frente a nadie, y no lo conseguirás ni aunque desplegaras ese famoso encanto Veela en toda su magnitud.

- Lo dudo. –dijo levantando el mentón con orgullo-. Si lo hiciera, Severus, te aseguro que te tendría rendido a mis pies, suplicándome por un beso siquiera.

- Te reto. –respondió arrogante-. Ya verás que soy muy dueño de mis acciones.

- No, nunca lo he hecho y no pienso hacerlo.

- ¿No será que tienes miedo de perder conmigo?


Ángelo miró a Severus fijamente, tentado a aceptar el desafío… podía ganar mucho, ahorrarse tiempo. Pero al final, simplemente sonrió negando con la cabeza.


- Lo sabía. –afirmó Severus triunfador-. Sabes que no conseguirías nada de mí.

- Aún no tienes idea de lo que me pediste y por eso mejor le dejamos así… Además, si lo hiciera, hasta Hagrid vendría corriendo de su cabaña y no creo que mi trasero me lo perdonaría nunca.


Severus no pudo evitarlo y rió ante la broma de Ángelo, éste hizo lo mismo, pero feliz de poder conocer su risa que era mucho mejor que ninguna. Por un momento, Severus le miró a los ojos, la luz de la chimenea cambiaba un poco su tonalidad y dejó de reír quedándole un semblante taciturno. Volvió a recargarse en el sofá para cerrar los ojos. Ángelo también guardó silencio y se propuso ya no interrumpirlo y aunque al principio le costó trabajo, finalmente se relajó y recostándose de lado, se quedó largamente mirando el rostro de su colega, sonriendo para sí mismo mientras pensaba “Me gustas mucho, Severus… nunca nadie me había hecho sentir así… ojalá y pudieras sentir lo mismo que yo… tengo tan poco tiempo de conocerte pero no tengo ninguna duda de que quisiera ser quien estuviera ahora en tus pensamientos”.


Ángelo no se cansaba de recorrer con su mirada cada rasgo de Severus, intentando memorizar todo de él para poder soñarlo con mejor precisión, miraba sus labios delgados soñando con probarlos alguna vez. Estiró una mano ansiando poder tocarlo, pero no se animó y volvió a regresarla a su lugar para continuar conformándose con admirarlo de lejos.


Al cabo de unos minutos, notó que la respiración de Severus se había vuelto acompasada y supo que se había quedado dormido, no sabía que hacer, le era imposible irse y dejarlo en esa incómoda posición, al día siguiente amanecería todo adolorido y tendría que dar clases así, aunque… él gustoso podría ofrecerse para darle un masaje, pensó sonriendo al tiempo que se sonrojaba. No, no podía dejarlo ahí, y con sumo cuidado deslizó una mano bajo las rodillas de Severus y otra tras de su espalda, le sería difícil, el mago era más alto que él, pero eso no lo desanimó, no pensaba dejarlo caer por nada del mundo. Con todo el cuidado posible, consiguió llevarlo hasta la cama al fondo de la habitación, dejándolo recostado sin que se despertara, suavemente le quitó los zapatos para que descansara mejor, pero no podía atreverse a nada más, tenía que dejarlo con la túnica puesta o de lo contrario no respondía de sí mismo.


Severus se acomodó en su lecho sin despertar, y eso hizo que el joven decidiera quedarse un poco más mirándolo, hasta que al fin supo que era hora de despedirse, apagó las velas con su varita, y lanzándole un beso con los dedos, salió sigilosamente de la habitación. Ángelo no se dio cuenta que una sombra aguardaba impaciente esperando ver el momento en que saliera de ese lugar. Harry vio con un destello de ira en su mirada como el Veela se recargaba un momento sobre la puerta de Snape y suspiraba sonriendo complacido antes de emprender su camino hasta su propia habitación. Al verlo desaparecer, Harry regresó a su Torre, y al entrar a la sala común se encontró a Ron esperándolo.


- Harry, esto ya se está convirtiendo en una obsesión para ti. –le dijo preocupado-. No deberías enamorarte de ese Veela.

- Despreocúpate, que no lo amo… ¡Lo odio! –exclamó arrojando furioso su capa invisible que le había servido para su misión de esa noche.

- Vaya, te duró poco la fascinación.

- ¡Es un idiota, si prefiere a Snape, bien, que se quede con él!

- ¿Snape?

- Estuvo todo este tiempo en su habitación y cuando salió tenía una sonrisita tonta que… ¡agh!.

- A mí me parece que estás celoso. –dijo Ron sonriendo divertido.

- ¡No estoy celoso, ese estúpido Veela no es lo que creí!... ¡No quiero saber nada más de él, ojalá y desapareciera para siempre!

- Eso se ve difícil, apenas mañana empieza a darnos clase.


Harry bufó exasperado, de repente ya no quería ver a ese hombre, y no sabía como iba a hacer para soportar tenerlo cerca todos los días.




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Araleh Snape

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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia*   Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia* I_icon_minitimeSáb Mar 07, 2009 1:57 pm

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A la mañana siguiente, Harry cortaba su panqué como si se tratara de un pedazo de cemento, la fuerza que usaba provocaba que su plato se moviera como si intentara huir, ¿la razón? Otra vez ese endemoniado Veela se había apresurado a sentarse junto al espantoso murciélago, quien, de forma sospechosa, esta vez no le enviaba miradas taladrantes, sino que por el contrario, hasta le pareció verlo sonreírle con discreción.

Snape, por su parte, aunque se mostraba más relajado ante el Veela y le miraba poniéndole atención a su conversación, intentaba no ser demasiado amable, y aunque le atosigaba la persecución del nuevo profesor, definitivamente no podía considerarlo nada peligroso, sólo que no debía excederse. El cese de hostilidades fue notado por Ángelo, quien más animado que nunca no dejaba de hablar, aprovechando cada ocasión para acercarse un poco más al profesor de pociones, su cuerpo se inclinaba marcadamente hacia él y podía sentir su propio corazón acelerándose.


- ¿Quieres mi porción? –le ofreció Ángelo al ver que el profesor terminaba con su postre favorito, aquella natilla de café que conseguía se atreviera a probar algo “dulce”.

- No deberías ser tan… dispuesto, Abbatelli, alguien podría abusar de ti.

- No es así… sólo hago lo que quiero y me encantaría comieras de mi pedazo.

- Eso se oye muy sugestivo, Abbatelli. –dijo con marcada burla-. Pero no… no es lo que quiero, puedes hacer con él lo que te plazca.

- Bien… lo comeré. –respondió intentando no darle más importancia.

- Anoche… -continuó Severus tomando un tema que estaba preocupándole.

- ¿Anoche qué?

- No recuerdo cuando te fuiste.

- Ah… eso es porque te quedaste dormido. Podría tomarlo como una ofensa grave, pero en realidad me alegra que te sientas cómodo conmigo… me fui luego de llevarte a la cama. –concluyó sonriéndole, procurando darle una segunda intención a sus palabras.

- ¿Tú me llevaste a la cama? –cuestionó confundido.

- Sí, y debo decirte que me sorprendió poder hacerlo… eres más alto y fibroso que yo, pero debo decir con orgullo que lo conseguí sin dejarte caer al suelo.

- ¡¿Me llevaste en brazos?! –preguntó procurando no levantar la voz, aunque empezaba a enfurecerse seriamente.

- ¿Y de qué otro modo querías que lo hiciera, acaso… levitando? –preguntó pronunciando la última palabra con timidez, comprendiendo al fin lo que Severus quería decirle, y fue la expresión de éste quien le hizo sentirse como un inútil-. Vamos, no te molestes, no es para tanto.

- ¿Y se supone que eres el nuevo profesor de Defensa?... no puedo creer que no se te ocurriera un simple hechizo… ¿o es que no sabes hacerlo?

- Claro que sé, pero… tal vez no es tan gratificante como la manera convencional. –respondió mirándole con franca insinuación.

- Eres un desastre, Abbatelli. –manifestó Severus con resignación, en realidad no podía continuar reclamándole, después de todo él mismo se preguntaba en silencio “¿Y se supone que eres un espía y no te despertaste ni cuando un incauto intento de seductor te sostiene en brazos?... ¡que vergüenza, Severus, que vergüenza!”-. En fin, te perdono por ahora, pero que no se vuelva a repetir.


Ángelo sonrió ampliamente al ver que el enfado de Severus iba disminuyendo, y ante la alegría que sentía le fue imposible tener su mano quieta y la depositó sobre la del otro profesor acariciándosela tenuemente. Severus no tuvo ni tiempo de reaccionar, pensó en retirarla disgustado por la osadía del tipo, pero justo en ese momento la taza de café que sostenía estalló en pedazos provocando que todo el líquido se volcara sobre él. De un salto se puso de pie mirando furioso al alumnado quien súbitamente había enmudecido.


- ¡¿Quién fue?! –bramó Severus golpeando furioso la mesa-. ¡Ahora mismo van a decirme quien fue el suicida que se atrevió a semejante estupidez!


Nadie dijo nada, Ángelo se puso de pie a su lado e intentó limpiarle con su pañuelo y cuando su mano rozó el pecho del profesor deslizándose hasta el abdomen y luego descendiendo… entonces un pastel de crema se levantó en el aire y fue a estrellarse sobre el pecho de Severus, Ángelo se salvó por muy poco pues se había ladeado para alcanzar otra servilleta, eso fue suficiente para que Severus enrojeciera de furia. Al verlo, Dumbledore se le acercó pretendiendo calmarlo, sabía que pocas veces le veía perder la paciencia de ese modo.


- Calma, Severus, no pasa nada.

- ¡Claro que pasa! ¡Hay aquí un gracioso que piensa que puede burlarse de mí en mi propia cara, y no voy a permitir que salga nadie del comedor hasta que el culpable haya confesado!


Severus recorrió con la mirada todo a su alrededor, rabiando de ver a todos los alumnos callados, algunos bajando la cabeza, otros mirándose entre ellos sin entender, finalmente sus ojos negros se detuvieron en una figura de la mesa de Gryffindor. Harry se había encogido sobre sí mismo, como si intentara desaparecer, su rostro se había quedado sin color y respiraba agitado mostrando un temor superior al de sus compañeros, no sabía porqué lo había hecho, pero se sabía culpable y por lo tanto, ya era hombre muerto.


Rápidamente Severus se dirigió hacia él, Harry podía escuchar sus pasos presurosos aproximarse, pero no levantó la mirada, fingiendo que no estaba prestando atención a lo sucedido. Tras de Severus, se aproximaron Ángelo y Dumbledore, uno a cada lado del maestro. Severus se detuvo tras de Harry y con un brusco movimiento lo sujetó del cuello de su túnica obligándolo a ponerse de pie para encararlo.


- Sé que usted es el responsable, Potter… ¡confiéselo!

- Yo… no hice nada. –dijo Harry procurando no delatarse en su tono nervioso.

- Severus, no tienes pruebas. –intervino Dumbledore, así que te pido que sueltes al alumno y olvidemos el incidente.

- ¡No!... –negó soltando a Harry pero mirándole a los ojos con severo reproche-. ¡Quiero que ahora mismo acepte que es el responsable! ¡Usted lanzó ese hechizo contra mí!

- ¡Es que yo no fui! –se defendió el muchacho, pero con tan mala suerte, que justo en ese momento Ángelo intentaba llamar la atención de Severus y le tocaba un hombro, suficiente para que su rostro se contorsionara en una rara expresión en él.

- Entonces muéstreme su varita y veremos si dice la verdad.

- ¡No! –negó Harry angustiado.

- ¿No?... ¿Y porqué no? –le cuestionó Severus triunfante-. Sabe que así sabremos que usted fue el culpable ¿verdad?

- ¿Harry? –le llamó Dumbledore cuando notó la palidez extrema en el muchacho-. ¿Tienes alguna explicación que dar?

- ¡Claro que no la tiene! –interrumpió Severus, frunciendo el ceño al haber comprobado la culpabilidad de su alumno-. ¡Tiene detención conmigo este fin de semana, Potter!


Harry tembló y miró a Dumbledore en busca de ayuda, el viejo profesor lo comprendió, ahora no tenía forma de defenderlo, así que debía pensar en una manera para que no empeoraran las cosas.


- Este fin de semana estarás muy ocupado, Severus, me parece que la detención la tendrá que hacer con alguien más… y creo que el profesor Abbatelli es una buena opción.

- Por mí no hay problema. –respondió Ángelo condoliéndose por su próximo alumno.

- ¡No! –se negó Harry ante la sorpresa de todo el comedor-. ¡Prefiero que sea con el profesor Snape!

- ¡Por supuesto que será conmigo! –exclamó Severus luego de reponerse de la impresión, recuperando su pose estoica.

- Es un castigo, Harry, no puedes pedir condiciones. –dijo Albus igual de sorprendido que los demás-. Lo lamento, Severus, pero la detención estará a cargo de Ángelo.

- Director, con todo respeto, me parece que todavía no conoce a este alumno, es capaz de todo con tal de asegurarse salir bien librado, y por supuesto que sabe que proponerme como su vigilante, hará que usted lo mande con alguien más.

- Creo, Severus, que por esta vez te equivocas… la detención será con el profesor Abbatelli y eso es todo, la discusión se ha terminado.


Severus envió una última mirada de advertencia a su alumno y salió del comedor seguido fielmente por Ángelo. Harry esperó a que se hubiesen ido para salir él también, no tenía humor para hablar con nadie y seguramente sus amigos querrían saber qué pasó…y eso era algo que ni él mismo sabía. Llegó hasta su habitación y se dejó caer sobre su cama, pero al cerrar los ojos tuvo que volver a abrirlos con furia, la imagen de Ángelo manoseando a Snape le provocaba una mezcla desesperante de confusos sentimientos. Estuvo un rato intentando concentrarse en cualquier otra cosa, pero le fue totalmente imposible, finalmente tuvo que pararse y se dirigió al aula de pociones, era su primera clase del día y seguramente no sería un muy buen comienzo.


Afortunadamente Snape todavía no llegaba y los alumnos esperaban afuera, pero eso al contrario de aliviarlo le envió una nueva punzada al estómago, seguramente estarían juntos... Hermione iba a preguntarle algo cuando la puerta se abrió. Al entrar, Harry instintivamente buscó alguna huella de la presencia de Ángelo Abbatelli en ese lugar, pero todo parecía exactamente igual que siempre. La clase transcurrió más larga y pesada que nunca, Snape bajó casi cien puntos a Gryffindor, por supuesto la mayoría por culpa de Harry, aunque éste y todos sabían que no era más que un vago pretexto por lo sucedido en el comedor.


No hubo Gryffindor´s que no estuviera tentado a protestar, pero nadie lo hizo y solamente rogaron para que la clase acabara rápido. Cuando al fin sonó el timbre, Harry metió todas sus cosas a su mochila, y cuando se disponía a salir, una alta figura le impidió el paso. Ante una señal de su profesor, el resto de la clase salió casi huyendo dejándolos solos, algunos compadeciendo a Harry, otros alegrándose ante la segura desgracia que caería sobre él.


- Seguramente estará muy satisfecho de su acción… ¿verdad, Potter? –comenzó Severus con evidente contrariedad en su rostro.

- No fue mi culpa. –volvió a defenderse de Harry, pero ni él mismo se lo creía.

- Ya no me interesa escuchar más mentiras, Potter… sígame.


Harry tragó saliva y siguió al profesor hacia una puerta que no había visto antes, fue impactante descubrir que se trataba de la habitación del hombre, no pudo evitar curiosear mientras que no era objeto de atención. Vio que era amplia y acogedora, con una cama en el medio con cobertores de lana en azul índigo, así que ahí era donde dormía el profesor… sacudió la cabeza y se obligó a dejar de mirarla y distraerse con lo demás, un ropero de caoba, una mesita de noche, una alfombra persa junto a la chimenea… no, no, tenía que ver otras cosas, nada que despertara sucios pensamientos… los mullidos sillones de piel que parecía tan suave. Harry tuvo que obligarse a bajar la mirada y observar sus pies, eso era lo mejor. Entonces, súbitamente, Severus le arrojó algo al pecho, con tal fuerza que Harry trastabilló mientras sostenía el paquete para evitar que se le cayera.


- Usted la ensució… usted la lavará, ¡sin magia! –le dijo Severus al comprender que Harry no sabía lo que pasaba-. Y si me entero que llamó a cierto elfo, me voy a encargar de darle alguna prenda al resto de ellos, y supongo que sabe lo que significa eso para los elfos… ¿verdad, Potter?


Harry asintió, no sabía si su profesor sería capaz de dejar a Hogwarts sin servicio, pero prefería no averiguarlo. Ya no pudo decir más porque inmediatamente se vio empujado hacia la salida para enseguida sentir el portazo en su espalda, dejándolo solo en medio del pasillo, con aquel paquete en sus manos.






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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia*   Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia* I_icon_minitimeSáb Mar 28, 2009 7:20 pm

Pobre Harry.... se esta muriendo de los celos y todavía no se da cuenta por quien es jejeje

Citación :
No deberías ser tan… dispuesto, Abbatelli, alguien podría abusar de ti.

Angelo estaría más que encantado que Severus fuera el que abusara de él.... y bueno quien no jajaja

Besos Very Happy
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Araleh Snape

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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia*   Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia* I_icon_minitimeSáb Mar 28, 2009 8:31 pm

Yo tampoco me quejaría si Snape abusara de mi disposición, jajaja
y es cierto, Angelo de eso pide su limosna, king
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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia*   Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia* I_icon_minitimeVie Jun 26, 2009 6:24 pm

a mi tampoco me importaria incluso tiraria alguna posión para que me castigara, y si harry no se apura angelo se quedara con sev
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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia*   Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia* I_icon_minitimeSáb Jun 27, 2009 12:51 pm

Es que a Harry aún le faltaba enterarse de lo que siente, pero cuando lo descubra entonces luchará con garras y dientes para quedarse con lo que es suyo bailando
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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia*   Enfermo de amor. Capítulo 3 *Imprudencia* I_icon_minitime

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