Enfermo de amor. Capítulo 2 Nuevo en el castillo

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Nuevo en el castillo

Dumbledore tenía una mirada de preocupación que no había tenido en muchos años, frente a él estaba su serio profesor de pociones, ambos en su despacho, en silencio desde hacía un par de minutos, con la densidad del ambiente cayendo sobre sus hombros. Al final, el anciano suspiró angustiado mientras se ponía de pie y rodeando su escritorio fue a colocarse frente a Snape apoyándose en los barandales de la silla para así mirarlo más de cerca a sus profundos ojos negros.

- Una vez más, Severus… no lo hagas, no es necesario y…

- Ya está decidido, Albus, no tengo otro camino. –le interrumpió con una frialdad casi sobrenatural.

- ¿Quieres el puesto de profesor de Defensa?... te lo doy, pero renuncia a esa barbaridad.

- No lo hago por eso, y no me agrada la idea de que me ofrezcas esa vacante sólo por desesperación, la quiero cuando tú estés convencido de que la merezco y que puedo con ella.

- Yo sé que la mereces, pero…

- No hablemos más de eso, tú ya tomaste una decisión y yo la mía.

- Aún puedo cambiarla, y tú también.

- No lo haré.

- Es demasiado riesgoso… y… ¡no, no pienso permitírtelo! –exclamó retirándose para ponerse a caminar de un lado a otro intentando encontrar el modo de convencerlo.

- No te lo he dicho para pedir tu permiso, Albus. Mi posición como espía corre riesgo si no doy el siguiente paso, de nada serviré a la Orden si el Señor Oscuro deja de confiar en mí y me descubre.

- Es que… eso que piensas hacer es inaudito. –dijo con un nudo en la garganta que casi logró conmover al profesor pero no lo dio a mostrar.

- No debes sentirte culpable, Albus. –respondió adivinando los sentimientos de su mentor y amigo-. Es mi decisión y no pienso dar marcha atrás, lo he pensado detenidamente y al fin me he decidido, no es algo en lo que tenga dudas. Si he venido a decírtelo es porque debes estar conciente que mi destino será más incierto que nunca, y cada vez que deba reunirme con ya-sabes-quien es poco probable que regrese, pero si lo hago, podré tenerte mucha más información que la nunca te he dado.

- Severus, tú… ¿tú quieres realmente hacerlo?. No me refiero a tu papel como espía de la Orden, sino a… ¿quieres hacerlo?

- Fingiré no haber escuchado esa insinuación, Albus. –dijo poniéndose de pie con indignación-. Por el momento no debes preocuparte de nada, yo espero tenerte resultados muy pronto, ahora debo retirarme, tengo que preparar las clases del lunes.

- Espera, aún es sábado y tengo una reunión programada… hay noticias que comunicarles, así que por favor acompáñame al salón de profesores.

Severus se sentía cansado, llevaba horas sin un verdadero reposo, pensando en los pro y en los contra de aquella decisión que tanto trabajo le había costado tomar, quería irse a su habitación y dejarse caer en su sofá frente al fuego mientras tomaba un poco de vino. Olvidarse del mundo por unos minutos era lo único que quería, olvidar tantas cosas que le agobiaban y que ni él mismo se permitía confesarse, eso era todo lo que quería, paz y silencio… pero no tuvo más opción que seguir a su Director hacia una junta programada fuera de horario. Iban dando vuelta a un pasillo cuando algo cayó estrepitosamente sobre el profesor de pociones haciéndolo caer al suelo con un peso encima de él.

- ¡¡¡Potter!!! –gruñó con fiereza al identificar a quien continuaba sobre él mirándolo casi con terror.

- P-profesor… -murmuró Harry demasiado nervioso para poder mover un solo músculo más que sus labios-. Yo…

- ¡¡¡¿¿¿Quiere levantarse de una buena vez???!!!

-S-sí, sí… yo, lo lamento.

Harry intentó levantarse pero al hacerlo e inclinar su cabeza, su frente golpeó con la del profesor haciendo que ambos gimieran de dolor, los dos se llevaron su mano al mismo tiempo a la cabeza para masajearla, aquello desconcentró al chico e interrumpiendo su proceso de levantarse, quedó sentado sobre el vientre de su profesor que había vuelto a recostarse sobre el piso sin dejar de frotarse adolorido la cabeza.

- ¿Severus? –le llamó Dumbledore quien continuaba mirando la escena en espera de que su amigo se pusiera en pie y continuaran su camino-. ¿Estás bien?

- ¡No, no estoy bien, y no lo estaré mientras este malcriado siga rondando por estos pasillos!... ¡Potter, quíteseme de encima, no es una ligera pluma por si no lo sabe!

Severus empujó a Harry a un lado y aceptó la mano del risueño Dumbledore para ayudarlo a ponerse de pie mientras el chico hacía lo mismo por su propia cuenta.

- Diez puntos menos para Gryffindor por andar por los pasillos tan tarde. –siseó Severus sin quitar la vista de Harry, dando un paso hacia él mientras el otro retrocedía igual-. Y diez puntos menos por maltratar a un profesor… -otro paso más hacia delante y Harry hacia atrás-…y otros diez puntos por correr sin fijarse y…

- Ya, Severus, o dejarás a Gryffindor debiendo puntos hasta el próximo siglo. –intervino Dumbledore salvando la situación-. Harry, debes disculparte con el profesor.

- ¡Ya lo hice! –protestó Harry empezando a enfurecerse por la exagerada resta de puntos por un simple accidente, pero enseguida suspiró resignado al notar la mirada de Dumbledore suplicándole paciencia-. Está bien… lo siento mucho, profesor Snape, no se volverá a repetir.

- ¿Y se puede saber porqué corrías por los pasillos? –preguntó Dumbledore con infinita paciencia mientras Snape fruncía el ceño mirando a Harry con los ojos entrecerrados en una aguda sospecha.

- Yo… yo solo quería llegar pronto a la Torre de Gryffindor antes del toque de queda.

- Pues iba en dirección contraria. –musitó Severus con desdén.

- Es que…

- Harry, ve de inmediato a tu sala común. –le pidió Dumbledore amablemente-. Tienes que descansar como todo joven de tu edad. Y tú, Severus, sígueme, no podemos hacer esperar tanto a los demás.

Snape asintió retomando su camino hacia la sala de profesores junto con el Director. Harry comprendió entonces a dónde se dirigían y sus ojos de esmeraldas brillaron intensamente. Fue entonces que alguien salió de las sombras, Ron había alcanzado a esconderse tras de una columna cuando vio el estrépito armado por su amigo, habían estado corriendo para tratar de alcanzar a Ángelo, Harry estaba decidido a descubrir lo que pasaba con él, y Ron, simplemente no quería dejarlo solo.

- Vaya, amigo, que mala suerte la tuya. –dijo Ron exhalando el aliento que había estado conteniendo-. Mira que accidentarte nada más y nada menos que con Snape, aunque la presencia del profesor Dumbledore te ha salvado de un castigo horrible.

- No creo… parece que Snape ya no me quiere castigar, el viernes suspendió mi castigo y ahora nada más me resta puntos… debe estar ya harto de mí.

- Pues eso es bueno ¿No? –preguntó confundido por el tono serio de su amigo.

- Sí, eso creo. –dijo encogiéndose de hombros con desgano, pero enseguida se recuperó y miró por donde habían desaparecido ambos profesores. ¡Anda, vamos, tenemos que seguirlos!

- ¿Para qué?

- Hablaron de reunirse con los demás, debe haber una junta o algo así, y seguramente Ángelo estará ahí, o por lo menos espero que podamos enterarnos de qué es lo que hace aquí.

Ron iba a protestar, no le encantaba la idea de espiar a una horda de profesores que podían castigarlo, pero Harry lo tomó del brazo jalándolo para que lo siguiera sin darle tiempo a nada más. Sin embargo, cuando llegaron a la puerta del cuarto contiguo a la sala de profesores, Ron no continuar y se detuvo en ciernes con el rostro pálido, negándose terminantemente a correr semejante riesgo. Harry bufó desesperado y tuvo que resignarse a dejarlo en plan de vigilante mientras él se adentraba a la habitación.

El cuarto era pequeño y estaba a oscuras, tuvo que caminar con cuidado de no chocar contra algo y provocar un ruido que delatara su presencia, finalmente encontró una puerta que comunicaba al salón de profesores, y con el corazón latiéndole a mil por hora, se animó a entreabrirla dejando solamente una rendija por la cual poder espiar. Pudo ver al profesor Snape de pie con una expresión de aburrimiento, y frente a él estaba un sofá donde se podían ver las cabezas de algunos otros profesores sentados en él. Harry descubrió entonces como Dumbledore se acercaba a Severus, y a su lado hacía lo mismo Ángelo. No podía ver los rostros ni del director ni del Veela, así que se concentró en mirar a su profesor de pociones con la esperanza de adivinar lo que sucedía a través de sus expresiones, pero el rostro de Severus continuaba sin cambios.

Observó como Ángelo le era presentado y como el profesor le tendía una mano en un frío saludo, pero el hombre más joven no se conformó con eso e inclinándose un poco, depositó un beso en la mejilla del turbado profesor de pociones. Aquella acción causó un peso enorme en el estómago de Harry, y tuvo que contenerse de ir y separarlos. Dumbledore caminó un poco hacia donde estaba Harry, y así pudo alcanzar a escuchar algo de lo que decía, pero al colocarse frente a él, dándole la espalda, le ocluía la visión y no podía ver lo que sucedía entre Ángelo y el Profesor Snape.

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- Ahora que ya todos conocen a Ángelo, espero que lo reciban como uno más del grupo docente de Hogwarts y lo apoyen en todo lo posible. Sobre todo tú, Severus.

- ¿Yo?

- Sí, tanto Ángelo como tú tienen gran experiencia en las artes oscuras, pero tú conoces las tácticas especiales de las que ya hemos hablado y me gustaría que lo instruyeras… la guerra cada vez está más cerca y no podemos ignorar eso, quiero a los alumnos lo mejor preparados posible.

- A mí me encantaría recibir la ayuda del profesor Snape… -dijo Ángelo en un tono tan meloso que hizo que a Harry se le incrementara aún más el peso que ya tenía tiempo en su estómago-… pero si él está mejor preparado para dar esta clase, ¿porqué mejor no la imparte él y yo doy pociones?

- Pociones no es cualquier materia. –reclamó Snape ofendido.

- Yo lo sé, Severus… ¿Puedo llamarte Severus, verdad?

- No, no puede. –negó firmemente.

- Claro que puedes. –intervino Dumbledore con una sonrisa-. Entre profesores no tenemos porqué tener tanta formalidad. Lamentablemente, Ángelo, le he propuesto la misma oferta a Severus y la ha rechazado.

Un silencio se hizo presente en el lugar, parecía que a todos les había impactado saber que Snape había rechazado el puesto que siempre había anhelado, incluso Harry tuvo que sostenerse firmemente de la pared al sentir sus rodillas temblar. Más que nunca quiso ver el rostro de Snape y saber lo que estaba sucediendo con él, pero la enorme túnica morada de Dumbledore continuaba estorbándole y frunció el ceño con desesperación.

- ¿Rechazaste el puesto de profesor de Defensa, Severus? –preguntó Minerva con un temblor en la voz que no iba para nada con ella.

- Este año tengo muchas ocupaciones, pero no estoy para dar explicaciones a nadie más que al Director y él ha aprobado mi decisión. –respondió Snape con fastidio.

- Bueno, así como “aprobarla”… -murmuró Dumbledore y a Harry le dio la impresión de que había algo parecido a preocupación o molestia en el Director-. Bien, el hecho es que me gustaría que formaras un equipo con Ángelo, Severus, por supuesto, Lupin también ayudaría, pero como saben, él debe permanecer muchos días fuera, ahora también tiene otras ocupaciones, pero entre los tres pueden conseguir que este sea el mejor ciclo escolar en cuanto a Defensa a las Artes Oscuras.

- Albus, sabes que yo… no sé si tendré tiempo

- Por favor, Severus, cuento contigo.

- Esta bien… haré lo que me pides. –dijo resignado.

Harry no pudo ver la mirada emocionada de Dumbledore, de haberlo hecho habría temblado, en realidad, nadie pudo verla, Severus con la vista fija en la nada, sumido en sus pensamientos. Ángelo, él simplemente no podía despegar los ojos del profesor de pociones, y los demás, ellos simplemente se servían el té despreocupadamente, pues esos cambios no los involucraban. Dumbledore no dejaba de mirar al nuevo profesor de Defensa y una enorme esperanza renacía en su corazón al notar como éste no lograba disimular la atracción que sentía por el hombre a su lado, quizá eso era lo que necesitaba para conseguir que Severus se olvidara de cometer el peor error de su vida.

Harry vio que la junta se terminaba y salió antes de que los demás lo hicieran y descubrieran a Ron en el pasillo. Unos minutos más tarde, en la sala común de Gryffindor lo había puesto al tanto de lo que había escuchado, y por ese motivo, Ron no conseguía cerrar la boca con el pánico reflejado en el rostro.

- Snape rechazó ser profesor de Defensa… ¿Esa no es una de las señales del Apocalipsis? –preguntó con un hilo de voz.

- No sé, hay algo que me huele mal en todo esto.

- Yo creí que Lupin seguiría con las clases, lo estuvo haciendo todo este mes.

- Sí, pero Dumbledore habló de otras ocupaciones, probablemente se refería a algo de la Orden, y por eso tuvo que conseguirse otro profesor.

- ¿Y cuándo empezará?

- No lo sé, probablemente el lunes.

Harry y Ron callaron al ver que Hermione llegaba con ellos para asegurarse de que estuvieran haciendo sus tareas. Ninguno quería decirle nada todavía, sobre todo porque todo aquello implicaba las dudas sobre la sexualidad de Harry y eso era algo que preferían mantener en silencio. Por la mañana, recibieron la instrucción de que todos deberían estar reunidos en el desayuno, y Harry comprendió que seguramente les sería presentado su nuevo profesor. Al entrar al comedor, vio como Ángelo entraba acompañado por el Director, pero cuando éste le ofrecía un asiento justo entre él y la profesora Minerva, Ángelo sonrió con timidez y optó por sentarse junto a Severus Snape, quien apenas sí se daba cuenta de su presencia observando que todos los alumnos se comportaran adecuadamente. Dumbledore sonrió efusivamente al comprobar una vez más que no se había equivocado, sin embargo, a alguien no le hizo mucha gracia el comportamiento del nuevo profesor y enterraba furioso su tenedor en el puré de papas.

- ¿Sucede algo, compañero? –le preguntó Ron al ver que unas partículas del puré caían sobre la manga de su túnica.

- ¡Ángelo le está coqueteando a Snape! –exclamó en un rabioso susurro.

- Me di cuenta. Bueno, por lo menos podemos saber que Snape es hetero… ¡Ni se da cuenta de que existe!, bueno, es eso o en definitiva sí que sabe ocultar sus sentimientos, aunque ese murciélago seguro no tiene ninguna emoción así que tampoco es una gracia. –dijo Ron riéndose divertido-. Pero no podemos decir lo mismo de algunos más.

Harry miró hacia donde Ron le señalaba con la cabeza y pudo ver a una cantidad considerable de chicos y chicas mirando arrobados al joven profesor, eso lo hizo olvidarse temporalmente de lo que ocurría en la mesa de profesores, asombrado de darse cuenta de la proliferación de gays en el colegio. Se sonrojó al darse cuenta que uno de ellos era Colin y ya no quiso imaginarse lo que hacía con las fotografías que lograba tomarle. La voz de Dumbledore lo sacó de su ensimismamiento y al volver la vista otra vez hacia la mesa, volvió a sentir aquel peso que ya parecía un elefante alojado en su abdomen. Ahora Ángelo hablaba algo con Snape con la obvia intención de captar su atención, y Harry no supo porqué de repente sintió algo extraño al ver que su profesor de pociones no parecía influenciado por el encanto Veela.

- Me siento honrado de presentarles a Ángelo Abbatelli. –decía Dumbledore cuando Harry pudo al fin prestarle atención-. Él será su nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras en alianza con el Profesor Lupin, quien ha tenido que partir en un viaje por unos días, cuando regrese se unirá al profesor Abbatelli, así que entre los dos impartirán la clase, así como algunas lecciones de duelo, espero que se comporten educadamente y no como acostumbren… no queremos perder a otro profesor de Defensa este año.

Algunos rieron ante este comentario, y aplaudieron en una calurosa bienvenida cuando Ángelo se puso de pie para presentarse provocando que con su sonrisa muchos casi cayeran desmayados sobre sus mesas. En ese momento Harry se sorprendió de no sentirse tan avasallado por el efecto Veela, quizá Ron tenía razón y estaba empezando a acostumbrarse, pero no por eso podía evitar molestarse cuando vio que Ángelo volvía a sentarse y se esmeraba en continuar su “conversación” con Severus Snape.

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Hola Ara!!!

Aca me tienes de nuevo jejeje aproveche que tuve un tiempo y segui leyendo la historia.

Me encanta leer a Harry tan confundido con sus sentimientos y ese Snape tan pesado me encanta jajaja

Very Happy

Hola Susy!!

Harry me parece bien lindo cuando anda todo confundido y no sabe ni si va o viene, jajaja, pero para eso está Sev, para hacerle la vida más imposible y al mismo tiempo darle alegría a su corazoncito XD

flower

pienso lo mismo harry y sev son el uno para el otro

Ah, claro que sí, no hay nada... N-A-D-A... en el mundo, mejor que el snarry!!!
=P

disco

» Enfermo de amor. Capítulo 14 *Amor hasta el final*
» Enfermo de amor. Capítulo 21 *Día de la Amistad... y del amor*
» Enfermo de amor. Capítulo 28 *Amor Filial*
» Enfermo de amor. Capítulo 4 *El Castigo*
» Enfermo de amor. Capítulo 20 *La Farsa*

Enfermo de amor. Capítulo 2 *Nuevo en el castillo*

Enfermo de amor. Capítulo 2 Nuevo en el castillo