La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Chico ideal Por Valethsnape

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Valethsnape
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MensajeTema: Chico ideal Por Valethsnape   Chico ideal  Por Valethsnape I_icon_minitimeDom Oct 23, 2011 7:24 pm

Hola Lectores ¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DEL SNARRY!
Que disfruten la lectura.

Mil gracias a Eileen por betearme.

El chico ideal
El encuentro

"Tengo los labios fríos
ansiando la calidez de tus besos
con los ojos cerrados,
sintiendo la pasión de tus recuerdos"
Oscar Anhelo Oscanova Cruz.



Disclaimer: Los personajes pertenecen a JK Rowling, yo no gano absolutamente nada con esto, solo satisfacción y el comentario de algún uno que otro lector agradecido. La trama es lo único que me pertenece.

Parejas: Severus Snape/Harry Potter ; James Potter/Lily Evans.

Genero: Romance, Drama.

Advertencias: Slash, Mención Mpreg.

Resumen: Severus necesita casarse y su madre es la encargada de buscar al hombre ideal pero nunca espero que se tratará de Harry Potter y menos enamorarse de él.

Notas de Autora: Hola queridos lectores pues esto es un universo alternativo, no existió Voldemort, así que Harry no es el elegido y James y Lily están vivos. Severus sigue siendo profesor de pociones y Harry su estudiante. Harry tiene 17 años, espero que disfruten de esta historia.

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Severus era un hombre que se sentía orgulloso de ser alguien capaz de conservar la calma y actuar fríamente en situaciones inesperadas. Pero esta no era una sorpresa, sino más bien una circunstancia indeseada.

Volteó a ver a su madre con disgusto después de haber escuchado el tradicional discurso de “Es hora de que tomes las riendas de la familia” así que en el tono más respetuoso y calmado que consiguió articular le informó:

—No me interesa los motivos, no voy a casarme con un extraño —dijo Severus rápidamente pero al ver las cejas alzadas de su madre que se preparaba para su contraataque corrigió su error—, tampoco con algún conocido, simplemente no deseo casarme.

Eileen Prince se dejó caer como derrotada en el amplio sofá que adornaba las habitaciones de Severus y frunció el ceño mientras pensaba en cómo hacerlo razonar.

“una extraña costumbre de familia”—Pensó Severus al observarla hacer ese gesto desde su sillón favorito.

Ella se encontraba bastante enojada por la negativa que le había dado su hijo, pero desde que esa incomoda conversación había aparecido en sus vidas, la respuesta que Severus les daba a sus candidatos nunca la dejaban satisfecha. Volviendo la mirada al hombre que una vez había llevado en su vientre decidió que era hora de jugar todas sus cartas.

—Al menos déjame presentarte a uno de mis candidatos —rogó la mujer de ojos carbón con cierta esperanza plasmada en el rostro, pero no confiándose sólo en esto le propuso a su hijo—: si esa persona no te agrada te juro que no volveré a hablar del tema en mi vida, es una promesa.

Severus se mostró desconfiado ante esa propuesta así que bajo la mirada al piso e intento imprimir un poco de lógica al ridículo asunto.

Después de unos segundos de meditación, tuvo que reconocer que estaba siendo egoísta con su familia, que ya deseaba contar con un heredero para continuar su línea de sangre; pero Severus se sentía incapaz de dárselo ya que hace muchos años había cerrado su corazón y había jurado no permitir que volvieran a lastimarle. Observó a su madre por un breve instante para descubrir que los ojos de la mujer seguían brillando de forma especial. Severus no era capaz de robarle esa esperanza.

Tragando mucho de su orgullo, concluyó para sí mismo que probablemente no se volvería a enamorar y que conocer a un muchacho no iba hacerle más daño que darle clases de pociones a un montón de alcornoques, y eso lo hacía a diario.

El pocionista sonrió confiado mientras pensaba —“¿Qué posibilidades tenía su madre de tener éxito?”

—Sólo un candidato y tendrá que ser excepcional —Al ver la sonrisa triunfal de su madre el pocionista hizo más énfasis en sus palabras—. Si no es perfecto le pediré que se largue y no podrás volver a hablar del tema.

—De acuerdo, cariño. —Aceptó Eileen con una expresión de felicidad que Severus había añorado ver en su rostro.

Severus se levantó y rodeó con sus brazos el cuerpo de su madre, quien también se había puesto de pie. Intentó prolongar el contacto todo lo que fue posible. Añoraba la cálida presencia de la mujer en su vida, era una de las pocas personas con las que podía mostrarse débil.

—Estás muy segura de que encontrarás a alguien especial para mí —susurró Severus en el oído de su madre. No podía entender esa confianza

—Conozco tu corazón, hijo. Siempre he sabido que hay alguien especial para ti —Eileen deshizo el abrazo y acarició la mejilla de Severus mientras le prometía—: Voy a encontrarlo para que al fin puedan estar juntos.

Severus no mostró ninguna emoción ante esas palabras, porque dudaba que existiera alguien con quien pudiera sentirse a gusto, y menos lo suficiente para casarse, pero en el fondo, muy dentro de sí, deseaba estar equivocado.


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Severus siempre había sido un hombre huraño prefería la compañía de un buen libro y una copa de vino antes, que rodearse de extraños y malgastar su sabiduría en ellos. Ni siquiera en su juventud había sido particularmente popular, los amigos que había tenido fueron escasos, y en ninguno era capaz de depositar su entera confianza. Excepto tal vez en Lily.

Lily Evans, su mejor amiga y la chica más aplicada de la clase. Severus podía enumerar sus virtudes sin tener que detenerse a pensarlo porque había encontrado en ella a una mujer extraordinaria, llena de bondad, ternura y sencillez para brindar a todos por igual.

La humildad era la virtud más fascinante de Lily porque desde el comienzo de su amistad le había hecho sentir alguien valioso y digno de ser tratado con respeto, y eso era algo bastante difícil de conseguir en magos de sangre pura, pero la chica daba poca importancia a su linaje porque creía que las personas debían ser juzgadas por su corazón y no por la pureza de su sangre. Severus después de tantos años casi podía aún escuchar su voz repitiendo esas palabras. La pelirroja aparte de ser un compendio de virtudes, también era una muchacha hermosa y de vibrante personalidad. Eso fue lo que terminó de hundir a Severus.

Fueron largos años de profundad y sincera amistad pero al cumplir la mayoría de edad Severus tomó una resolución: iba pedirle a Lily Evans que se convirtiera en su esposa. La familia Snape esperaba que al cumplir la mayoría de edad desposara alguna bruja o mago fértil soltero y les diera un heredero y nadie sería mejor que Lily. Habían nacido para estar juntos.

Sin embargo, los planes se fueron derrumbando poco a poco…

Lo recordaba como si el tiempo no hubiera hecho mella en su memoria y la herida no continuara abierta. Fue un primero de Septiembre el día que Lily Evans salió de su vida para siempre.

FlashBack



El cabello rojo de Lily la hacía resaltar entre la muchedumbre, así que apenas distinguió la larga cabellera entrar al gran comedor, Severus dirigió sus pasos hacia ella. Había ensayado muy bien sus palabras, y estaba convencido que no iba ser rechazado. Lily Evans sería su esposa.

No tardó en darse cuenta que ella estaba acompañada y nada más y nada menos que por James Potter, y ese Gryffindor era el mago más despreciable que el chico de ojos negros había conocido pero era compañero de casa de Lily, y aunque rara vez se trataban, cuando conversaban la pelirroja siempre era amable con él. A Severus eso lo hacía rabiar pero la chica le tranquilizaba recordándole que al principio de su amistad Severus había sido un idiota, pero que si se hubiera alejado sólo por su falta de cortesía, no se hubieran convertido en buenos amigos. Lily siempre lograba desarmarlo. Aunque la idea de que Lily y James fueran amigos le causara escalofríos.

—Lily. —Pronuncio Severus ese nombre llamando la atención de la pelirroja con sumo cuidado.

La mujer de esplendorosos ojos color verde volteó a mirarlo y Severus sonrió dejando de existir el resto del mundo para él.

—Severus —dijo Lily imitándole y alejándose del Gryffindor que había tenido apresadas sus manos.

En ese momento Severus salió de su ensoñación y analizo la situación.

Lily estaba claramente avergonzada y James Potter tenía una apariencia enojada y ambos, hasta el llamado de Severus, habían estado muy cerca el uno del otro. Severus clavó sus ojos en la Gryffindor que pareció comprender hasta donde se habían desviado los pensamientos del Slytherin porque sin levantar la mirada pidió con un tono de voz suave:

—¿Podríamos continuar esta conversación en los jardines? —Severus frunció el ceño y cuando ella levantó el rostro para ver su expresión y se dio cuenta que no estaba nada contento le suplicó—. Te lo explicaré todo, lo prometo.

—De acuerdo. —Lo aceptó Severus con simplicidad, temiendo que esa fuera a ser la conversación más dolorosa de su vida.

Caminaron por los pasillos de Hogwarts en completo silencio, cada uno sumido en un millón de pensamientos y deseos opuestos.

Lily pareció recobrar la valentía que tanto se admiraba en los Gryffindor porque repentinamente se dio la vuelta y soltó las palabras que tanto había temido escuchar Severus.

—Voy a casarme con James Potter. —Lily había mantenido sus ojos cerrados al comunicarle a su mejor amigo esa noticia pero después de escuchar sólo un prolongado silencio de su parte los abrió para descubrir a Severus a poca distancia de ella respirando entrecortadamente. Llena de culpa pidió perdón—: Lo siento, Severus, debí ser más sincera contigo. Siempre he estado enamorada de él, aun cuando era un imbécil y no me notaba.

Severus se tragó su cortesía y enfureciendo la mirada le reclamo a la pelirroja:

—¿Por qué esperar hasta ahora para decírmelo? ¿Esa era la confianza que me tenías? —Pudo distinguir en los hermosos verdes de Lily mucha vergüenza, de sí misma cuando ella le dirigió la mirada pero su rabia no disminuyó—. Debiste confiarme tus sentimientos y no esperar hasta que…—Severus se calló repentinamente sabiendo que había estado a punto de hablar de más.

Lily le dirigió una mirada llorosa y habló con remordimiento:

—Hasta que estuvieras enamorado de mí. —Esas palabras en boca de la pelirroja le atravesaron como un puñal en el corazón y de repente Severus se encontró perdido y sin un escudo que le protegiera.

—Lo sabes —atinó a decir Severus.

—Siempre lo he sabido —respondió ella fingiendo un poco de modestia con sus expresiones.

—Y no te ha importado…

—Mucho, Severus, me ha importado mucho. —la chica contuvo la respiración e intento encontrar una forma lógica de explicarle todos los pensamientos que la había atormentado durante años, pero su expresión decepcionada le hizo saber a Severus que no pudo hallarla así que opto por decir la verdad—. Lo amo y quiero compartir mi vida con él.

Severus bajo la mirada incapaz de poder observarla por un segundo más sin llorar. La había perdido para siempre.

—Pues…buena suerte, Lily.

Se dio la vuelta y emprendió la marcha a su sala común sin importarle escuchar a Lily llorar por su frío adiós.

Fin FlashBack


En ese año escolar Severus no volvió a dirigirle la palabra y luego no volvió a verla nunca más. Sabía que se había casado con James Potter y poco después había dado a luz a un niño. Era feliz y eso era todo lo que Severus necesitaba saber.

Severus se refugió en Hogwarts dando clases y dirigía toda su frustración al grupo de inútiles a los que enseñaba, y procuró olvidar a la mujer que tiempo atrás le había roto el corazón.

Juró no volverse a enamorar y hasta ahora había mantenido su palabra, sin embargo; su madre seguía fiel a la idea de tener un heredero y Severus se estaba sintiendo en la obligación de dárselo aunque no fuera un niño nacido del amor.

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Eileen tomó asiento cómodamente en el despacho de la mansión Snape y empezó a escribir la carta que conduciría a Severus hacia su felicidad, sonrió y pensó en las curiosas maneras que tenía el destino de unir las vidas de las personas…

Dos años atrás…

Era navidad y el frío mantenía a Eileen temblando constantemente a pesar de la gruesa túnica que había escogido esa mañana. Frotó sus manos buscando darse calor y terminó de cerrar la puerta que conducía a las habitaciones de su hijo en Hogwarts, a quien visitaba en esas fechas todos los años, y como siempre, había ido con una terrible jaqueca y regresaba con una peor. Severus era un hombre muy testarudo.

“¿A quién habría salido?”

Levantó la mirada para seguir su camino y se encontró con la mirada intensa de un jovencito muy atractivo, sorprendida por ser sometida a tal escrutinio guardó silencio esperando que fuera el muchacho quien revelara su identidad.

—Usted es la madre de Severus —dijo el chico de cabello revuelto con una seguridad que causo impacto en Eileen.

—Sí, lo soy. Eileen Prince, y tú eres —Eileen evaluó al adolescente con saña vengándose por haber sido estudiada con el mismo detalle—, un chiquillo tonto que piensa que puede conquistar a Severus con una tarjeta de navidad —concluyó en tono cruel al ver la tarjeta entre la túnica y disfrutó de ver la vergüenza en el rostro del muchachito.

Cansada de las tonterías del estudiante frente a ella se dispuso a abandonar de una vez por todas las frías mazmorras pero no había avanzado más de tres pasos cuando sintió un leve toque en su brazo y escuchó la voz del desconocido pedirle:

—Entonces dígame cómo, porque no dejaré de intentarlo —dijo el Gryffindor decidido y poco dispuesto a perder esta pelea—. Acamparé aquí de ser necesario pero voy a lograr que este año lea mi tarjeta antes de que la tire al fuego. Mi nombre es Harry Potter.

Eileen contuvo la expresión de sorpresa a tiempo al saber su nombre. Sonrió pensando que tal vez ese chico tenía una gran ventaja que le ayudaría a derrumbar el muro de piedra que había alrededor del corazón de Severus, unos hermosos ojos verdes iguales a los de su madre. También tenía una resolución y una picardía que nunca había visto en Lily y le agradó.

—No dejes más tarjetas, cariño. —Aconsejo Eileen dándose la vuelta para retomar su camino pero antes de subir por las escaleras le dejó saber—: Sabe apreciar un buen libro de pociones, y aunque provengan de un niño tonto, es incapaz de tirarlo al fuego.

Harry sonrió al saber que había ganado una cómplice y Eileen guardó la alegría para sí misma al saber que había encontrado el arma más poderosa contra Severus.


Desde ese momento, Eileen también había conseguido un amigo, y siempre daba consejos útiles a Harry, de vez en cuando iba al castillo para tener largas conversaciones con el Gryffindor, cada día se sorprendía se encontrar a un muchacho lleno de muchas cualidades que nada tenían que ver con James o Lily. Desde hace mucho tiempo Harry era el único candidato en su lista.

Era el momento de poner en Jaque a Severus y dejar a Harry ganar la partida.


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Severus se quedó sin expresión al ver quién tocaba su puerta. Harry Potter lucía pulcramente su uniforme escolar esa mañana pero sostenía una cantidad desmesurada de libros y las ojeras delataban las horas de sueño perdidas pero aun así fue capaz de regalar una sonrisa a Severus.

—Debe ser una broma —dijo Severus dejándole pasar.

—No, soy el hombre que Eileen quiere que conozcas. —Informó Harry sin titubeos.

—Soy tu profesor y por lo tanto considerablemente mucho mayor —Severus hizo énfasis en esa última palabra algo molesto con la situación ¿qué estaba pensando su madre?

Harry volvió a dedicarle una sonrisa y un bonito sonrojó al confesar:

—No tiene ninguna importancia —antes de que Severus pudiera contrarrestar esa afirmación el Gryffindor le tranquilizó—. Dumbledore está enterado de la intención que tenemos de unir a nuestras familias, y por lo tanto de esta cita, y mis padres están de acuerdo con mis decisiones.

Sus padres: Lily y James, la sorpresa casi le había hecho olvidarlo. Severus caminó por un largo rato sin rumbo por la habitación pensando cómo despacharlo sin herirlo demasiado.

—Estuve enamorado de tu madre —Admitió Severus por primera vez ante un extraño y eso lejos de hacerlo sentir incomodo le brindó cierto poder en ese instante.

Esa sensación de victoria le duró poco porque al fijar sus ojos en los brillantes verdes de Harry se dio cuenta que estaban opacos; no se encontraba feliz. Molesto consigo mismo, susurró una disculpa.

—Lo siento, no quise lastimarte, Harry. —Se dirigió hasta el centro de la habitación donde Harry aún estaba de pie con la mirada perdida en el suelo.

—No vas alejarme, ni siquiera con el recuerdo de mi madre porque algún día lograré que lo has sentido por ella sea un grano de arena en el mar comparado con el océano de sentimientos que tendrás por mí —prometió Harry a sí mismo y a Severus, que le miraba sorprendido por la franqueza.

—¿Todo eso piensa lograrlo en una cita, Sr Potter? —Cuestionó Severus sin dejarse impresionar demasiado.

—No, sería demasiado infantil asumir que puedo lograrlo en tan poco tiempo, pero estoy dispuesto apostar mi vida a que ahora mismo usted aceptaría tener una segunda cita conmigo, sólo por la morbosa curiosidad de saber que haré para conquistarle —Harry fijó la vista en su maestro poco dispuesto a dejarse amedrentar por la mirada dura que el profesor le daba.

—Usted tiene una excesiva seguridad en sí mismo y una extraña habilidad para saber lo que pienso —admitió Severus ganándose otra sonrisa de Harry.

—Habilidad no, Señor. Mi privilegio.

Y dejando a Severus lleno de interés emprendió la marcha, complacido por primera vez de ser un Gryffindor obstinado, pero principalmente el león al que Severus Snape no podía negarle una segunda cita.

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Severus se encontró sorprendido por haber aceptado ser conducido a Hogsmeade por Harry, quién a juzgar por la actitud tranquila y confiada, no estaba muy preocupado por lo que el resto de los estudiantes podrían pensar si los veían caminar juntos en el pueblo.

Estaba sintiéndose tentado a poner una excusa para librarse, cuando Harry le condujo a la librería, y lejos de permanecer a su lado mientras buscaba algo especial para leer esa semana sobre pociones curativas, se alejó en busca de su propio material de lectura.

No pasó mucho tiempo antes de que diera con el libro indicado, así que con discreción fingió tener interés en los libros de Herbología que estaban junto a la estantería que Harry revisaba con sumo cuidado. Casi resopló al ver de qué se trataban: Quidditch.

—¿Se siente particularmente interesado por ese deporte? —preguntó Severus, sintiendo que estaba en la obligación de saber un poco más del muchacho.

—Sí, Severus, soy buscador del equipo de Gryffindor —Harry prestó especial interés en los gestos del maestro y al verle relajar los labios pudo intuir lo que el hombre pensaba sobre sus gustos para la lectura. Quiso sentirse ofendido pero no lo consiguió.

—Creo que el equipo de Gryffindor hace un buen trabajo, no creo que necesite lectura adicional para mejorar sus jugadas —expresó Severus sinceramente, empezando a sentirse desinteresado en la vida de Harry. Era un muchacho de 17 años como cualquier otro.

—No, no lo necesitan —presumió Harry con cierta picardía y Severus estuvo tentado a responder con un sarcasmo—, pero Slytherin, sí.

—No juegue conmigo, Sr Potter. —Advirtió Severus de forma cautelosa.

—Lo siento, Severus, no pude evitar caer en la tentación de hacerte rabiar. —Confesó Harry seleccionando uno de los libros que había estado revisando—. Tengo interés de ser entrenador profesional de Quidditch.

El profesor no pudo evitar una expresión de sorpresa. No había imaginado que ese muchacho frente a él ya tuviera planes para su futuro, siempre tan desorientado. Harry no era particularmente brillante en clases, no como su madre, apenas si obtenía en su materia las calificaciones mínimas para aprobar y ahora que lo pensaba…

—¿Por qué tomaste pociones a nivel de EXTASIS si vas a ser entrenador profesional de Quidditch? —a Severus le parecía algo tonto ya que a duras penas Harry lograba una poción mediocre en sus mejores días de clases.

Harry caminó hasta la caja en silencio con Severus detrás de él y después de pagar su libro dio la vuelta mientras sonreía apenado como si hubiera sido descubierto en una trastada. Con el sonrojó adornando sus facciones en la mirada fija en sus deportivos le respondió:

—Por el profesor —Fue el turno de Severus de sonrojarse y sentirse incómodo, pero no dejó de admirar el valor de Harry de dejar en claro sus sentimientos.

No entendía cómo podía causar interés a un muchacho tan joven y atractivo como Harry. Severus no se consideraba un hombre atractivo o afable, y eso le hacía suponer que no conocía al Gryffindor en absoluto, lo que veía en él era un chico bello, gentil y popular entre los estudiantes, pero aparte era honesto y siempre estaba feliz. Extrañamente le gustaba.

Salieron de la librería y caminaron largo rato sin rumbo hasta que Harry, en un arranque de inspiración, le arrastró hasta la casa de los gritos, estaban a principios de octubre pero ya se empezaba a sentir el frío, así que ajustándose la túnica negra Severus hecho una mirada al lugar. Fue cuando los vio.

—Señorita Abbot le recomendaría encarecidamente que no empeñara mi visión de esa forma tan grotesca. —Pidió Severus al par de estudiantes que habían estado compartiendo cierta intimidad en el banquillo que estaba frente a la vieja construcción—. En Hogwarts seguramente conseguirá un lugar más privado para que continúe sus asuntos con el Sr. Zabini, y asegúrense de que no los vuelva a ver.

Los dos muchachos salieron corriendo del lugar, asustados. Harry que tenía toda su atención fija en él, se echó a reír y habló de forma divertida:

—¿Tenías que espantarlos de esa manera? —cuestionó aún sin poder contener la risa.

Severus dibujo una sonrisa en su rostro y le aseguró:

—Era hora de darle un escarmiento al Sr. Zabini, porque no es la primera vez que lo encuentro en estas circunstancias —Severus siguió hablando mientras caminaba hasta la baranda donde Harry le esperaba—; hace un año estaba haciendo mis rondas nocturnas y lo encontré en uno de los pasillos con… —Se detuvo al percatarse del curioso asunto.

—Conmigo. —Terminó Harry la frase sin poder sostener la mirada de Severus. Exhaló fuerte y desvió la vista a la casa de madera y después de unos segundos de análisis regresó la mirada al maestro que seguía esperando que el estudiante hablara—. ¿Qué quieres que te diga? Tengo 17 años así que he hecho unas cuentas estupideces. Zabini fue una enorme estupidez.

—¿Ha sido el único chico con el que te has besado? —preguntó Severus de forma misteriosa.

—No, antes me había besado un chico de Gryffindor.

—¿Ha sido el último con quien has compartido un beso? —volvió a preguntar Severus con la misma intensidad.

Harry se sintió terriblemente avergonzado por el cuestionamiento así que sujetó la bufanda verde oscuro que colgaba del cuello de Severus y le atrajo más cerca de sí.

El Gryffindor no perdió tiempo y unió sus labios a los del Slytherin; pronto sintió una corriente de excitación y emoción recorrerle de pies a cabeza, pero fue sólo hasta que las fuertes manos de Severus se cerraron en torno a su cintura, apretándolo más contra sí que el mundo dejo de existir.

Al separarse, ambos apenados, Harry al fin le dio una respuesta:

—Ya no.

Severus sonrió y Harry sintió que esa sonrisa le calentó el alma.


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Severus se levantó la mañana del primero de noviembre resintiendo el haber bebido tanto en la sala de profesores la noche anterior, aunque probablemente algunos de sus colegas estarían peor. Salió de la cama, se aseó y entró a tomar una ducha mientras pensaba en que poción le haría lucir más presentable.

Después de amarrar una toalla a su cintura, decidió ir por una poción de pimienta a su laboratorio, así que salió al recibidor de su habitación para encontrarse con Harry leyendo tranquilamente en el sofá.

Harry le estudió minuciosamente, le otorgó una sonrisa y le habló:

—Traje desayuno, después de ver a McGonagall pensé que tú también necesitarías comer en tranquilidad para pasar la jaqueca —Severus se acercó al sofá con ganas de agradecerle a Harry su consideración, pero el Gryffindor se levantó antes de que diera el primer paso y preguntó— ¿Quieres que me vaya? Perdona si me tomé atribuciones que no me corresponden.

Severus se acercó a él y tomó sus manos, las llevó a sus labios y dejó un tibio beso en ellas mientras expresaba agradecimiento:

—Gracias, Harry, nunca alguien se había preocupado por mí. Se siente bien —Admitió Severus mirando con franqueza los hermosos ojos verdes de Harry.

—Entonces come —Severus fue a sentarse en el sofá y empezó a comer una tostada mientras Harry se sentaba en el sillón favorito de Severus y retomaba su lectura pero le escuchó decir en voz baja— o yo te comeré a ti.

Severus se recostó en el sillón sin poder evitar sentirse extrañamente feliz.

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Estaba comenzando Diciembre cuando Severus ya se sentía acostumbrado a las apariciones repentinas de Harry en su habitación, sólo que esta vez Severus estaba demasiado ocupado para prestarle atención. Su escritorio lleno de exámenes por corregir y dentro de pocos días los estudiantes se irían a sus casas así que tenía el tiempo contado.

Sólo fue hasta el momento que Harry colocó una mano en su hombro que Severus volteó a mirarle, y fue cuando se percató que el muchacho llevaba el uniforme de Quidditch y tenía el cabello más desordenado que nunca.

—Ganamos el partido contra Slytherin —informó Harry sin poder ocultar su sonrisa.

Severus, que había apostado con McGonagall a favor de Slytherin, no se sintió contento, pero le restó importancia al ver la auténtica sonrisa que adornaba el rostro del Gryffindor.

—¿Qué quieres? —Cuestionó siguiéndole la corriente a Harry—. Creo que mereces un premio.

—Tú. —Severus sonrió de forma enigmática cuando Harry se fue acercando a él—. Te quiero a ti.

—¿Ahora? —Preguntó Severus encontrando divertido el asunto—. O esperas a que me envuelva en papel de regalo.

—Habló de sexo, Severus. —Al fin admitió Harry que había encontrado hacerse lugar sentándose sobre él—. Si no te quitas los pantalones ahora, te los quitaré yo.

—Eso quiero verlo —respondió Severus con sencillez mientras se recostaba en la silla y dejaba a Harry actuar libremente.

Harry continuó observándole con indecisión por un rato pero luego tomó una resolución y se dejó caer entre las piernas de Severus y le dirigió una mirada traviesa.

A partir de ese momento, Severus se quedó sin habla.
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MensajeTema: Re: Chico ideal Por Valethsnape   Chico ideal  Por Valethsnape I_icon_minitimeDom Oct 23, 2011 7:25 pm

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Los besos que Severus repartía en el cuello de Harry no le permitían concentrarse en la lectura, y le hicieron lamentar haber sonsacado a su profesor a transgredir las normas del colegio, porque ahora no podían dejar de tocarse.

—Severus, sólo déjame terminar de leer la carta de mamá —pidió Harry haciendo un puchero.

Severus se retiró y permitió que Harry leyera su carta, entre líneas pudo entender que la mujer sólo estaba preocupada por el bienestar de su hijo. No podía imaginar a la Lily que tanto había amado como la madre de Harry que era muy poco parecido a ella. Sin embargo, Harry le gustaba, y mucho.

—Mamá quiere que vaya a casa para navidad —le informó Harry desde su posición entre sus piernas con la carta a medio cerrar aun entre las manos.

—Esperaba que fuera nuestra primera navidad juntos —susurró Severus sin detenerse a pensar la reacción que tendría Harry por sus palabras.

—Lo será, ven conmigo. —Harry tomó sus manos y las acarició mientras explicaba—. Papá puede ser molesto a veces pero te aseguro que a los días te acostumbraras a él y mamá —Harry le envió una mirada divertida y le dijo—, me preocuparía más de ella, pero papá se mostrará suficientemente celoso por los dos.

—No, Harry, temo que esto no es una buena idea —habló Severus de forma rotunda—. La última vez que James Potter y yo compartimos un espacio físico casi no salimos vivos para contarlo.

—Debo ir, Severus, son mis padres —murmuró Harry apenado pero para ser francos los extrañaba y deseaba compartir esas últimas navidades con ellos.

—Que te diviertas —Severus se puso de pie sin tener consideración que Harry aún estaba entre sus piernas y se encerró en su laboratorio molestó. Harry había elegido a su familia como Lily eligió a James. La herida estaba abierta de nuevo.

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Era Nochebuena y la única compañía que Severus tenía: un libro de Quidditch que Harry había olvidado y una botella de hidromiel con especias.

Molesto e irritado caminó hasta la puerta que alguien tocaba insistentemente. Se quedó de piedra al ver a una hermosa mujer de cabellos rojos devolviéndole la mirada.

—Severus —dijo Lily de la misma forma que años atrás, sólo que en el presente ya no le causaba esas molestas mariposas en el estómago.

—Lily, ha pasado tanto tiempo —La pelirroja asintió a eso y entró a la habitación fue a tomar asiento, mientras Severus le imitaba.

—Esperaba verte en mi cena navideña pero entendí, entre las lágrimas de Harry, que no pensabas asistir —Severus la miró alarmado, Harry había estado llorando, eso no le gustaba nada.

—No pensé quisiera mi compañía esta noche. —al ver la mirada dura que le dirigía la mujer, se explicó mejor—. Me informó que deseaba estar en las navidades con ustedes y pensé que no echaría en falta mi presencia.

—Desde que Harry entró a este castillo se sintió interesado en ti. —Lily fijó sus ojos verdes en Severus, y el maestro se encontró comparándolos con los de Harry, concluyendo que los del joven eran mucho más bonitos—. Desde que tuvo edad para pensar en el amor, el único que le interesaba eras tú y ni siquiera contarle la verdad sobre nuestro pasado sirvió para hacerle desistir y tú crees que él es capaz de ser feliz estando lejos de ti. Es la primera navidad que pasa a nuestro lado en mucho tiempo, las anteriores de quedaba en el castillo para verte.

Severus se sintió abrumado por esa información y culpable por haber pensado lo peor.

—Lo siento, yo pensé que estaba harto de mí —admitió Severus avergonzado.

—Harry te quiere, Severus, no lo hagas sufrir así —La pelirroja le dio una mirada severa y continuó—, te lo prohíbo como su madre y como tu amiga.

—¿Crees que si voy ahora será demasiado tarde?

—Creo que estas a tiempo.

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Cuando apareció en el umbral de la mansión Potter se sintió desorientado, era un lugar lleno de mucho color y nada parecido a su ordenada habitación. Le gusto porque había mucho de Harry en ese lugar pero sabía que sin su estricto orden y sistema de limpieza no podría vivir. Harry a menudo se burlaba de él.

Caminó al lugar donde provenían las voces y resultó ser la sala, se encontró con una escena encantadora. Harry sentado de forma descuidaba en el sofá junto a su madre que debía una copa de vino e intentaba llamar la atención del Gryffindor que estaba alicaído.

—Espero no llegar demasiado tarde —dijo Severus atrayendo la atención de todos en la sala.

Antes de que Severus pudiera decir algo más sintió unos brazos cerrarse alrededor de su cuello y una boca robarle un beso demandante. Se dejó hacer y disfrutó de la bienvenida al hogar.

—Llegas justo a tiempo, abriremos los regalos —habló Harry conduciéndole al mueble.

Lily, que se había aparecido después de él, estaba entrando sonriendo enternecida por ver como su hijo recuperaba la alegría. Al verla así, Severus pudo perdonarle todo lo malo. Ambos ahora tenían el mismo objetivo. La felicidad de Harry.

Al volver a fijar sus ojos negros en Harry le vio sostener una tarjeta navideña y sonrió de forma incrédula.

—Así que tú eras el chico de las tarjetas —Harry asintió y Severus tomó el pedazo de cartulina con delicadeza y lo abrió sin mucha ceremonia.

Leyó un:

“Te amo”

—Esta vez, sí tenía algo bonito que decir, espero que no sea algo demasiado tonto. —Para Severus la seriedad de las palabras de Harry no lo hicieron parecer tonto.

—Yo también te amo.

—Lo sé —respondió Harry de forma engreída, de la misma forma que había entrado a primera vez a su despacho decidido a ganarse su corazón y para colmo de Severus lo había logrado.

Un niño tonto, sí, pero era suyo y por ninguna de sus tonterías iba dejar de amarlo.

Fin


Notas de autora:

Pues mi muso hizo lo que le vino en gana, hace tiempo quería escribir un fic donde Lily fuera un factor de discordia pero no había tenido un respiro de las clases pero ahora aquí esta, aunque sé que algunas no le gusta mucho Lily, pero bueno, en este fic creo que no es tan mala. Discúlpenme los errores porque todo lo hice muy apurada y este puede no ser ni de cerca (cof ni de lejos cof) mi mejor historia pero es con todo el cariño del mundo para ustedes y para celebrar este día tan especial. El día internacional del Snarry. Muchas gracias por leerme y pues a seguir fomentando el fandom.

Valeria.
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MensajeTema: Re: Chico ideal Por Valethsnape   Chico ideal  Por Valethsnape I_icon_minitimeMiér Nov 23, 2011 2:26 pm

Ains, me encantan los cortejos! Y más cuando Harry acaba haciendo que el duro de Severus ceda a sus encantos ;-) Cuando le dice: Te quiero a ti, me derritió ^^
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MensajeTema: Re: Chico ideal Por Valethsnape   Chico ideal  Por Valethsnape I_icon_minitime

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