título: Espectro de amorpareja: Severus/HarryResumen: Severus Snape ha muerto hace cuatro años desde entonces Harry no es el mismo, solo durante la noche de Halloween es feliz...Es un cuento de hadas en una noche de brujas.Genero: Angustia, drama, espiritual, fantasía, misterio, romanceClasificación: RAdvertencias: Muerte de un personajeCapitulos: 2palabras: 4544completa: sípublicada:31/10/2008Desafíos: Romance y misterio en la MazmorraoOoOo
Soledad, era lo más habitual en su vida desde que él no estaba, abatimiento y soledad. Le había perdido aún antes de haberle tenido, se había dado cuenta demasiado tarde de lo que sentía hacia el hombre de ojos negros, no imaginaba cuanto le iba a extrañar hasta que éste se había evaporado de su vida y de la de todos, a causa de la mordedura de Nagini, la abyecta mascota de Voldemort. No había podido ayudarle, murió en sus brazos mientras él recogía en una pequeña redoma sus últimos pensamientos, incapaz de ayudarle o de reaccionar, solo viéndole morir; viviendo aquella horrible escena como si en realidad no estuviese pasando, como si estuviera viendo una mala película… como si nada de aquello estuviese ocurriendo realmente.
Pero había ocurrido y Harry hacía cuatro años, que se iba apagando poco a poco, consumiéndose como una vela. Sus amigos creían que era porque no había superado el hecho de acabar con Voldemort y que la pelirroja le hubiese abandonado ¡pobre Harry! Susurraban cuando le oían pasar, eso era algo que antes le hubiera mosqueado pero que ahora le daba lo mismo; Ginny le había dejado por otro apenas terminar Hogwarts, diciéndole lo que él en el fondo siempre había sabido que no le amaba que le quería y mucho pero más como una hermana que otra cosa, que había confundido la admiración con el amor, que era muy joven y ¡bla bla bla…! Nada que el chico no llevase tiempo esperando que pasara, él tampoco estaba enamorado pero estaba bien con ella y la quería, era una relación cómoda pero carente de pasión, estaba mejor sin ella ahora lo sabía; lo que no soportaba era estar sin él.
Creían que todo aquello había vuelto al chico tan esquivo como era ahora; nunca les llamaba y solo le veían en cumpleaños y en Navidad y solo porque hubiese sido una impertinencia de su parte decir que no, después de todo los Weasley eran lo más cercano a una familia que nunca había conocido y tampoco era como si tuviesen la culpa de algo.
No quería ser grosero, era sencillamente que nada parecía tener demasiado sentido desde que él no estaba. ¿Absurdo? Pues…sí, ahora le parecía que toda su vida había sido solo eso, un gran absurdo que no le llevaba a ningún lado y no veía porque ahora iba a ser diferente, tal vez hubiese sido mejor haber muerto junto a sus padres ¿Es que nunca iba a ser feliz? al parecer eso era algo que le estaba vedado.
Había aceptado el reto de estudiar Pociones Avanzadas porque quería demostrarse a si mismo y a él que era capaz de hacerlo, que no era el inútil que Snape siempre pensó. Le había supuesto una gran conmoción el descubrir que el Maestro de Pociones siempre había estado protegiéndole en la sombra, al parecer por que se lo prometió a Lily, su madre muerta, pero el beso que le dio antes de su último suspiro, justo antes de que sus ojos perdieran la última chispa de vida que tenían, no se lo había imaginado, había sido completamente real. Aun quemaban sus labios cada vez que evocaba la candente caricia.
Seguramente había sido debido a que había visto a su madre reflejada en sus verdes pupilas en su último minuto y le había confundido, ese triste pensamiento le hacía sentir aún peor, pero ¿que esperaba? Snape siempre le había detestado, no es que él le hubiese querido demasiado tampoco, aunque eso…había ido cambiando gradualmente durante su último año, cuando tras los duros entrenamientos había ido descubriendo al verdadero Severus Snape, pareciéndole menos odioso que de costumbre, igual era su imaginación pero en ese tiempo el profesor era menos cáustico con él de cómo acostumbraba.
Pero nada de eso importaba demasiado ahora mismo, nada tenia sentido puesto que él estaba muerto y el gran Harry Potter era incapaz de seguir con su vida. Recordó una canción española de un autor ya fallecido llamado Antonio flores que le encantaba y que era perfecta para expresar como se sentía se titulaba No Dudaria y decía así:
Si pudiera olvidar
Todo aquello que fui
Si pudiera borrar
Todo lo que yo vi
No dudaría
No dudaría en volver a reír
Si pudiera explicar
Las vidas que quite
Si pudiera quemar
Las armas que use
No dudaría
No dudaría en volver a reír
Prometo ver la alegría
Escarmentar de la experiencia
Pero nunca, nunca mas
Usar la violencia
Si pudiera sembrar
Los campos que arrasé
Si pudiera devolver
La paz que quité
No dudaría
No dudaría en volver a reír
Si pudiera olvidar
Aquel llanto que oí
Si pudiera lograr
Apartarlo de mí
No dudaría
No dudaría en volver a reír
Prometo ver la alegría
Escarmentar de la experiencia
Pero nunca, nunca más
Usar la violencia.
En verdad así lo creía, abandonó su sueño de ser Auror después de todo el horror que presenció en la guerra y se prometió no volver a usar la violencia nunca más, a no ser que su vida corriese peligro o fuera algo absolutamente necesario; pero si hubo una muerte que le impactó fue la de Severus, por lo terrible que fue y porque al saber que lo perdía para siempre…que nunca mas volvería a verle… se había instaurado en su pecho un terrible vacío que nada podía llenar.
Reconoció que apreciaba más al hombre de lo que nunca hubiese imaginado, no sabía identificar lo que sentía exactamente hacia él, pero si sabía que jamás había sentido así por nadie más.
Demasiadas noches tenía pesadillas con su muerte y era terrible para él ver los ojos negros apenas ya sin vida mientras tendía sus brazos hacia él en una muda súplica, como pidiéndole ayuda, era aterrador su desamparo y Harry se despertaba sollozando y exhausto, temblando de impotencia, porque no entendía nada, porque Severus parecía querer decirle algo pero siempre se despertaba sin saber de qué se trataba.
<i>Una vez más soñó con su muerte, la sucia luz de neón del videoclub frente a su apartamento se encendía y se apagaba siguiendo siempre el mismo desesperante ritmo, los charcos de sangre brillaban en el suelo ahora si, ahora no, ahora claros y ahora oscuros, atravesando la pequeña y desconocida habitación brindando un rápido alivio antes de volver a sumirse en la oscuridad.
El se encontraba acurrucado en una esquina, un joven delgado con el cabello enmarañado y los enormes ojos verdes muy abiertos. El dolor y la conmoción provocaban que esos ojos parecieran vidriosos y ciegos, miraba al frente como hipnotizado por la luz parpadeante y por como esta se reflejaba en el suelo, en las paredes y en él mismo, tirado en el suelo con una horrible mueca en el rostro nadaba en su propia sangre y desaparecía en ella. Snape estaba muerto, sabía que estaba muerto y sentía verdadero miedo.
Se despertó angustiado y fue hacia la ventana, la noche era cerrada, sin estrellas ni luna ¡Que adecuado! Pensó, tan solo la luz del neón rojo daba algo de claridad a la tenebrosa noche. Como tantas otras noches encendió un cigarrillo, se estaba quedando sin ellos ¡lo que le faltaba! Había adquirido el maldito hábito tras la guerra, incapaz de calmar sus nervios cada vez mas desatados, solo el humo le reconfortaba un poco al inundar sus pulmones, decidió hacérselos él mismo comprando el tabaco y metiéndoles alguna hierba calmante que le ayudaba a tranquilizar sus deshechos nervios, sobre todo en noches como aquellas, las pesadillas eran cada vez mas recurrentes y más frecuentes.
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Halloween era diferente, lo era sus últimos tres años y esperaba que este cuarto año fuese igual, era la única noche en que sus sueños eran otros muy diferentes a las pesadillas y se sentía… feliz.
Era una fecha, que contra todo pronóstico adoraba, pues los tres últimos años, justo desde que él no estaba, en Halloween tenía un sueño muy especial y esperaba que este año no fuese diferente pues era lo único que realmente le motivaba y le daba esperanzas…La magia y los milagros no estaban reñidos y Harry deseaba que por una vez esa magia milagrosa existiera realmente y Severus volviese a la vida.
Se bañó a conciencia y se puso su mejor pijama antes de meterse en la cama y dormirse con la ilusión de que ocurriera una vez más.
El sueño comenzó y ocurrió igual que las otras veces, de pronto sintió que todo le daba vueltas, y el suelo se abrió bajo sus pies y se lo tragó
Se había pasado todo el año soñando con esta fecha soñando con sentirlo de nuevo. Cuando abrió los ojos comprobó que la estancia era la misma que las veces anteriores, blanca y limpia con un enorme ventanal y sin más mobiliario que una gran cama igualmente blanca en el medio y un espejo donde se reflejaba su imagen, era todo tan irreal…
Harry temblaba de anticipación, pero no de miedo, al contrario... Lo tuvo al principio, la primera vez que aquello ocurrió y sólo hasta que se dejó llevar por su instinto, ese que casi nunca le había fallado y que ahora le decía que no tenía nada que temer.
Se dirigió hasta la cama y se tapó con la suave sábana y esperó. Era como un suave roce, le sintió acercarse pero era un sonido tan sutil…
La luna reflejaba su imagen en el oscuro cielo cuando Harry cerró los ojos y su mano cayó hacia el suelo; enseguida notó la dulce caricia y supo que al fin estaba allí, que había llegado una vez más hasta él. Abrió los ojos y giró la cabeza hacia la izquierda para mirar el espejo pero solo su imagen se reflejaba en él, sintió acercarse a aquel ser que no tenía forma ni matiz y que se deslizaba sin hacer ruido.
La sábana que le arropaba no tardó en deslizarse hacia sus pies y un frió gélido recorrió su cuerpo entero para terminar en su rostro. Sintió sin embargo, como el corazón se le llenaba de calidez y el frío tornaba en caricias suaves y cálidas por encima de su pijama provocadas por unas expertas manos que sabían muy bien lo que hacían.
Harry sintió el beso y abrió la boca gustoso para recibir a su amante fantasma, solo dejándose llevar por la maravillosa sensación; enseguida aquella manos invisibles que hace un instante le acariciaban le despojaron de toda su ropa, podía sentir sus suaves labios y su ardiente y húmeda lengua recorriéndole entero, volviendo a besarle una vez más mientras le acariciaba dulcemente la mejilla, y Harry se dejaba llevar por aquella magnífica locura de sensaciones que “su fantasma” le provocaba cada Halloween, porque su corazón le decía que era él, que era el hombre que amaba en esencia quien le hacía sentir todas esas cosas, tal vez deseaba creerlo porque era la única manera que tenía de llegar hasta él, solo en esa certeza podía aceptar que aquello le estuviese sucediendo una vez más.
Las expertas manos lo recorrían por completo acariciando sus zonas sensibles y volviéndole loco de placer.
Sintió como su erección era lamida y acariciada con delectación al tiempo que unos largos y finos dedos preparaban su entrada, vió como sus piernas eran alzadas hasta donde suponía se encontraban los hombros de su querido fantasma y sintió como éste le penetraba despacio A partir de ahí le invadió un dulce arrobamiento y una grandiosa locura mientras se dejaba guiar hasta el orgasmo y entonces le llamó, por primera vez pronunció su nombre, porque ahora sí, al fin estaba completamente seguro de que era él, de que solo podía ser él, le llamó una y otra vez mientras gemía de placer en medio de su éxtasis…
—Severus por favor… te amo… te necesito…—sollozó hecho un ovillo una vez todo hubo terminado.
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Se despertó en su cama y en su habitación aún desnudo y eso le confirmó lo que ya sabía… que no lo había soñado. Sintió pasos en su cocina y se alarmó, con cuidado se levantó de la cama y cogió su varita de la mesita de noche, sigilosamente se dirigió a la cocina y casi se desmaya al ver a Severus Snape preparando el desayuno.
— ¿Te vas a quedar ahí pasmado mirándome o me ayudarás a preparar el almuerzo?—le preguntó con ironía.
A Harry se le cayó la varita al suelo de la impresión y el hombre de ojos negros alzó una ceja.
— ¿De…de verdad eres tu…?—farfulló al fin— ¿Cómo es posible? ¿Siempre fuiste tú?, mis pesa…es decir mis sueños… ¿Tú eras mi amante invisible?
— ¡Claro! ¿Acaso te hubiese gustado que se tratara de otro?
— ¡No!—casi grito—quiero decir…es que pareces tan real… ¿Cómo es que estás aquí…?—preguntó Harry ruborizándose.
—Porque esta vez si pronunciaste las palabras mágicas—sonrió el hombre besándole—.Dijiste que me amabas eso fue suficiente para hacerme volver…
—Entonces ¿Estás vivo?
—¿A ti que te parece?
Severus dejó lo que estaba haciendo y se aproximó hasta él, le abrazó y le besó en la boca recorriendo cada ángulo de ésta sin dejar rincón por saborear, y Harry que correspondía a la caricia con toda su alma decidió que no le importaba lo raro que fuera todo. Severus había vuelto de donde diablos estuviese y ahora él se encargaría de que fuera para quedarse con él para siempre, y ¡por Dios que lo lograría! o… dejaba de llamarse Harry Potter. Ya tendría tiempo después para pedirle todas las explicaciones del mundo, ahora solo quería que “su Severus” le hiciera el amor hasta la extenuación y esta vez viéndole además de sentirle deseando que eso fuera así…durante el resto de su vida.