La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 11 de Mayo

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Lizie CoBlack
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Lizie CoBlack


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MensajeTema: Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 11 de Mayo   Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 11 de Mayo I_icon_minitimeSáb Mayo 11, 2013 10:56 pm

a) Título del fanfic: Dame tu mano.

b) Autora: meiyua

c) Link a la historia:
http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=38497

d) Fragmento que deseen recordar del fanfic en cuestión.

“—¡Es el hijo de Voldemort! será igual que él. Hará el mismo daño, Hermione, y yo no voy a poder detenerlo a él también —quería gritarles. Hacerlos entender de una vez por todas— chicos, sé que esto no sonara bien pero... no puedo, no quiero dejar que pase. Tengo que encontrar alguna solución. Tiene que haber alguna forma de..

—Deshacerte de ese infante inocente, ¿verdad, Potter?

Harry pego un salto cuando la fría voz de Snape resonó desde la puerta. Los tres chicos giraron la cabeza de inmediato y lo miraron. Estaba parado, imponente, observándolos con los brazos cruzados sobre el pecho y la negra tela de su túnica sostenida entre ellos.

— Complete su frase, Potter —apremió— No dudo que eso iba a decir, ya que ahora parece ser un asesino.

Harry se levantó rápidamente e ignorando el mareo que esto le produjo, se plantó frente al hombre, encarándolo con el ceño fruncido.

— ¿Qué haces aquí, Snape?

—Eso no es de su incumbencia y no evada el tema.

Harry señalo la puerta, aunque Snape no se movió ni un centímetro. Continúo mirándolo aun cuando la lluvia de insultos comenzó a fluir hacia él proveniente de Harry. Este necesitaba desquitarse con alguien y que mejor que hacerlo con él que tenía enfrente.

— Por tú culpa... por tu maldita culpa. Si no hubiera sido por ti... si tu no... Si yo no. Y ahora tengo que...

—Céntrese en el ahora, Potter —le cortó Snape con la voz queda— Lo que tiene que interesarle ahora es el hecho de estar esperando un bebe, no importa de quien sea o en que circunstancias se concibió. Él no tuvo la culpa y, Potter, yo...

— ¡Cierra la boca! —le gritó sacando la varita.

Lo apunto con ella. Estaba harto, ¿qué sabia él como se sentía? No tenía ni idea de lo que era, nadie la tenía, y no permitiría que lo volvieran a él el malo en esa ocasión, no cuando él solo era la víctima.
— Esto es asunto mío. Yo sabré lo que haga y a ti no tiene por qué importarte. Ya no tienes que cuidar de mí, Snape, esos tiempos se acabaron y no regresaran nunca más.

—Cálmese y escúcheme, Potter —pidió Snape por lo bajo— Hay algo que tenemos que hablar. Yo tengo algo que...”



“Abrió un poco los ojos para contemplar el mundo por última vez. Se sentía mareado, demasiado y en su vientre se mantenía una punzada constante que se volvía más grande a cada segundo que pasaba. Se encontraba totalmente empapado en sangre y tierra. Sentía como su hora se acercaba, incluso le parecía escuchar los pasos de la muerte asechándole, podía olerla en el aire, una esencia de hierbas rezagadas. Su corazón latía muy lento, los parpados le pesaban y el mundo comenzaba a volverse borroso ante sus ojos. Se llevó inconscientemente una mano al vientre y escucho como el viento silbaba su hombre antes de sumergirse por completo en las penumbras.




“—Usted sabe que a su madre fue a la primera y única mujer que ame. No puedo decir que no estuve con otras a lo largo de los años, pero simplemente ella era la única por la que estuve dispuesto a hacer todo lo que pudiera, incluso más. Hasta llegue a cuidar de usted –murmuró clavando la mirada en una lámpara de aceite— Cometí el error de guardarme para mi mis sentimientos, y lo único que conseguí con ellos fue dañarla. Nunca fui capaz de protegerle, hasta la puse inconscientemente en las manos de la muerte, así que cuando me dieron la oportunidad de enmendar mi error cuidando de su único hijo, de usted, acepte en memoria de ella, de Lily. La sombra de su padre, Potter, siempre estuvo allí, enfureciéndome en muchos sentidos y cegándome a ver la realidad por mucho tiempo… —guardó silencio por unos instantes antes de continuar—: Trate siempre de mirar a su padre y no a usted, no lo niego. Sin embargo, tengo que confesar que a lo largo de sus cursos en Hogwarts fui notando que no se le parecía, a ninguno de los dos de hecho y yo no… no estaba preparado para ello— miró un segundo a Harry antes de volver a desviar la mirada y continuar diciendo en un murmullo—: Siempre hubo algo en usted, Potter, algo que hacía que me confundiera, que pensara que era todo por su madre y después que lo hacía simplemente por cuidarlo. Pero mi ética personal y profesional me hacía cerrar los ojos a la verdad inminente, auto engañándome e imponiéndome pensamientos y creencias con los cuales solo terminaba detestándolo más y más por estar confundiendo mis sentimientos sin saberlo.

—¿Sentimientos? –se burló Harry.

—No fue hasta el día que me vi nuevamente incapaz de ayudar a “esa”, a usted, que lo entendí por completo –continuó diciendo sin reparar en el comentario de Harry— Me dolió mucho, Potter, demasiado el darme cuenta del peligro que corría usted al ayudarme y no poder hacer algo por impedirlo. No tiene idea de lo que sentí, de esa desesperación por tener que guardar las apariencias cuando lo único que quería era tomarle y salir corriendo de allí. Lo peor de todo fue ese momento, cuando mire a ese… —hizo una pausa reprimiendo un insulto y prosiguió—: ….ese hombre tocándole, saboreándose los labios por la lujuria contenida, por el deseo hacia usted. Me corroían los celos y la impotencia pero a pesar de todo estaba estático… impactado por lo que sentía, miraba y no hacia aunque lo deseará —hizo una pausa tratando de descifrar la mirada que Harry se dedicaba—Me sentí mal cuando lo entendí, como un pervertido, un pedófilo que se había fijado en alguien que podía ser su hijo, por no mencionar que era hombre. Tengo que confesárselo, Potter y no espero una respuesta, no le obligare ni le impondré mis sentimientos, tan solo quiero decírselo. Así que, Potter, yo… yo me enamore de usted.

Un ensordecedor silencio se extendió por el lugar. Harry no estaba seguro de por cuando tiempo permaneció en silencio, tan solo mirando a Snape impasible, y se sorprendió a si mismo de la voz que se salió de su garganta cuando al fin hablo.

Harry salió a grandes zancadas de allí, con la furia flameando en cada rincón de su cuerpo y escucho algo lejana la voz de Snape, por último.

—No está solo, Potter. Yo voy a estar con usted.”



“— ¡Si lo quisiera no le hubiera dado esta dirección para que viniera a arriesgar su vida! — Contestó Snape alzando bastante la voz— Usted tiene cuatro meses de embarazo, señor Potter, el aborto es peligroso incluso teniendo uno ¿qué será cuando ya está tan avanzado? Aunque seguramente eso le da lo mismo a usted, ¿dos pájaros de un tiro, Potter?


Harry se quedó mirando fijamente a Snape. Trataba de encontrar el argumento perfecto para contradecir lo que había dicho el hombre, pero lo cierto era que muy a su pesar sabia que tenia razón. Sabía que en otras circunstancias él jamás habría considerado como una opción válida el abortar, pero simplemente era que la desesperación, el miedo por lo que fuera a pasar y la impotencia que sentía lo habían orillado a tales extremos. Aunque una parte de él seguía resistiéndose a aceptar lo que Snape le decía.

—Yo... Tú no sabes lo que siento, Snape. No tienes una idea de la cantidad de cosas que me pasan por la cabeza —susurró Harry aferrando las manos a sus costados— Algunas veces... por las noches lo sueño, sueño que doy a luz a Voldemort y que él me sonríe mientras sujeta en la mano las cabezas cercenadas de todos los que murieron protegiéndole... Los miro observarme, mirarme con rencor. ¡Me da miedo que eso pase!


—Es cierto, Potter, no tengo idea de lo que es estar pasando por lo que usted ahora —aceptó con voz comprensiva— Lo más que puedo hacer es imaginar el dolor que eso tiene que producir. Pero usted tampoco tiene idea de cómo me siento yo.

— ¿Qué? —Harry levanto la vista toparse con la de Snape.

—No sé cómo actuar, como manejar esta clase de sentimientos que tengo por usted y tampoco sé cómo lograr que parezcan reales. Comprendo que después de cómo lo he tratado le parezca una tontería la sola idea, pero lo cierto es que jamás he hablado más en serio en mi vida. Quiero que comprenda mis sentimientos pero me es imposible ahora ya que lo que es más importante para mí es que usted se encuentre bien, protegerlo. Y aunque esto no le guste, Potter, lo seguiré haciendo. No lo voy a dejar solo, no importa qué, y no voy a permitir que haga una tontería por la desesperación y el dolor que siente en este momento.

Harry volvió a clavar la mirada en el piso y replicó:

—No tienes porqué protegerme más, Snape. Estoy seguro que mi madre te perdonó hace mucho tiempo y lo que sientes... tiene que ser lastima. Es lo único que causo.

— ¿Hasta cuándo entenderá que ya no lo hago por su madre si no por usted, Potter? —Cuestionó suave Snape— Yo soy el que no me podría perdonar dejarlo hacer algo que por su manera de ser terminaría arrepintiéndose de haber hecho, cuando lo recuerde con la cabeza fría. Y yo no siento lastima por usted, que le quede claro.

Harry no pudo debatir ese comentario, ya se había arrepentido antes por haber ido a ese lugar y quería agradecer a Snape por haber parado todo el asunto, pero su orgullo no lo dejaba hacer semejante cosa.

— Por ahora olvidemos esto y aprovechemos que estamos aquí, Potter —continuó hablando Snape— Le mostrare de una vez por todas al pequeño ser del que planeaba deshacerse.

Harry levantó la vista de inmediato, desconcertado:

— ¿Mostrarme? ¿Cómo en un eco?

—Así es —confirmó Snape— Será uno bastante simple, ya que no estoy capacitado para eso, pero al fin y al cabo será uno. Ya después, cuando atienda su embarazo un medimago plenamente calificado, seguramente le dará una mejor imagen.

Harry espero hasta que Snape estuviera de espaldas para levantarse y comenzar a vestirse en silencio. Recordó entonces un sueño que había tenido, cuando aún era un alumno de Hogwarts, donde llegaba totalmente desnudo a la clase de pociones y sus compañeros se burlaban de él mientras Snape dejaba aún más en evidencia lo pequeña que se le ponía una cosa por el frio que hacía en las mazmorras.

—Estúpido Snape y sus malditos comentarios —murmuró Harry.

—Lo estoy escuchando, Potter —le recordó el aludido.

—Yo sólo estoy diciendo la verdad —se defendió Harry volviéndose a sentar en la camilla— Puedes girarte ya.

Harry se terminó de acomodar como Snape le había dicho mientras este se giraba y sacaba nuevamente su varita.

—Comencemos entonces.

El chico se quedó mirándolo, con el abultado vientre al descubierto. El ardor que había sentido antes se había ido por completo igual de pronto que cómo le había dado y comprendió entonces que en aquel justo momento el hechizo de Snape se había encargado de eliminar de su cuerpo aquella poción que tontamente se había tomado, ya que a Snape no le parecía importar mucho lo que hubiera hecho antes de su llegada.

Sintió entonces como Snape le tocaba el vientre con la varita, provocándole un ligero cosquilleo mientras éste le iba haciendo círculos en la piel, dejándole poco a poco una sensación fría en el estómago. El mayor levanto entonces la varita arrastrando con era una franja platinada que se suspendió en el aire, formando, como entre nubes, la imagen de un pequeño feto. Le llevo un momento encontrarle forma, pero después de unos instantes logro mirar lo que parecían un par de piernitas flexionadas, formando un pequeño cuerpo donde lo que Harry miró, era la cabeza.

—Mira, Snape, esta cabezón —comento Harry apuntando al bebe con el dedo.

Snape soltó un resoplido disimulando una risa.

—Las primeras palabras de una madre por su hijo, que conmovedoras resultaron.

—Bueno.... si lo está —murmuro Harry haciendo un mohín

—Eso es porque aún se está desarrollando, Potter, después tomara mas forma, o eso supongo.

— ¿Se alcanza a ver qué es? —preguntó Harry curioso.

—Creo que aún no, en unos meses seguramente. Y no me pregunte a mí como si fuera el medimago, yo no le encuentro mas forma que usted.

La imagen se fue desvaneciendo lentamente y Harry no pudo evitar poner un gesto de desilusión, le hubiera gusto tomar una foto.”



“Miró alrededor. Todos lo estaban mirando fijamente, esperando su respuesta.

—Harry, ¿Quién es el padre de tu hijo? —preguntó seria la señora Weasley.

Harry agacho la mirada. Había llegado al fin el momento que tanto temía, les diría a todos que Voldemort era el padre del pequeño que esperaba y se atendría a las consecuencias, a las cosas que el mundo mágico pudiera hacer al saberlo.

Abrió la boca dispuesto a declarar la verdad, pero no alcanzo a decir ni una sola palabra, ya que Snape le había tomado la delantera y había dicho totalmente seguro:

—Es verdad. Yo soy el padre del hijo que espera Potter.”




“Apoyó entonces las manos en el pecho de Snape, recargándose ligeramente en su hombro y cerró los ojos. No tardó mucho en sentir como desaparecían de ese lugar y aparecían casi al instante en otro, aunque no se movió, se quedó un rato más en esa posición. No entendía ni quería comprender porque se sentía seguro en esos brazos, pero así era. Agradeció mentalmente que Snape tampoco se apartaba o dijera nada que lo arruinara todo. Sabía que en cuanto abriera los ojos su vida cambiaría por completo.”




“—Si no quiere a ese bebe entonces démelo a mí, Potter, yo lo adoptare y si usted no quiere no saber nada suyo entonces no lo hará. Lo aseguro que daré todo de mi para que se bebe sea feliz y si... si no tenerlo a su lado lo hace feliz a usted también entonces lo hare con mayor razón.”




“Harry se acomodó los anteojos. Se había olvidado de quitárselos, así que ahora estaban bastantes torcidos y no se acomodaban bien, sin contar que le dolía un poco el puente de la nariz. Había dormido bastante bien en esa pequeña casa, mejor de lo que habría esperado, incluso se hubiera gustado quedarse en la cama hasta más tarde. Se rasco la cabeza, resignado y salió seguido de Snape. No tardó mucho en emparejársele y Harry noto entonces un ligero olor a jabón de tocador. Harry comenzó a olfatear al rededor, buscando de donde procedía la fragancia y de pronto se encontraba de puntillas oliéndole el pelo a Snape.

—¿Por qué hueles a jabón? —preguntó notablemente curioso.

—¿Cree que sea porque me acabo de salir de la ducha, Potter?

—¿Te bañas? —soltó Harry sorprendido, aunque en seguida se ruborizo ante su comentario— Digo... bueno, no quiere decir eso...

—Sé lo que se dice de mí en los pasillos del colegio, Potter, no tiene por qué tratar de ocultarlo. Con más de quince años trabajando allí es imposible que no me enterara. Y no, Potter, no cabello no es grasoso porque falta de higiene, si no por precaución.

— ¿Precaución? —repitió Harry entornando los ojos.

—Con el pasar de los años los gases de las opciones, estén bien o mal hechas, junto con algunos ingredientes peligrosos, el cabello se va cayendo y no me interesa ser calvo en ninguna etapa de mi vida. ¿Se imagina como me vería con cabeza de rodilla?

Harry trato de contener una carcajada mordiéndose los labios pero sencillamente no pudo más cuando Snape lo adelanto al bajar las escaleras y se imaginó reflejado en su nuca. La alegre risa hizo eco en las paredes, tan melodiosa y cálida que hacía que la casa no pareciera tan lúgubre. Pudo mirar de reojo que Snape sonreía también de lado, aunque parecía que intentaba ocultárselo.

—Vale, tener pelo graso es mejor que no tenerlo.

Caminaron juntos hasta la pequeña cocina. Harry se había relajado un poco pensando que si nunca se había interesado por agradar a Snape y aun así lo había enamorado entonces daría lo mismo como se comportara en su casa. Sería solamente como siempre era y si no le gustaba entonces vería que hacer. Le quito el polvo a una silla con un movimiento de su varita y tomo asiento mientras Snape servía un par de platos. No era el gran banquete que siempre servían en el comedor de Hogwarts, pero tampoco se podría decir que era pequeño. Había huevo con bacón, gachas de avena, tostadas, mermelada y bastante pan dulce. Un par de jarras se acomodaron entonces en el borde de la mesa, una con jugo de naranja y otra con leche. Harry miro que Snape se servía de la estufa una taza de humeante café y se sentaba frente a él.

—Coma, Potter, él bebe necesita nutrirse y usted también —dijo e hizo una pausa para tomar un sorbo de café antes de agregar—: No se preocupe, no está envenenado.

Harry asintió ligeramente y se sirvió un vaso de jugo. Se sentía raro al comer junto a Snape, pero el olor de la comida seguía danzando en su nariz, haciéndole agua la boca, así que simplemente se dedicó a comer, sorprendiéndose de que los alimentos resultaran extrañamente sabrosos para a ver sido preparados por Snape, aunque cuando lo pensó bien entendió que si Snape era bueno preparando las pociones, era lógico que también fuera bien preparando comida y por tanto esta supiera bien. Alzo los hombros imperceptiblemente, restándole importancia y desayunó junto a Snape con el bullicio de reporteros intentando inútilmente entrar en la propiedad.”



“Los chicos asintieron y se pusieron en pie sin protestar. Snape hizo un movimiento de cabeza, invitándolos a que se sostuvieran de él. Ron dudo por un segundo, pero al final termino sediento y, al igual que Hermione, se aferró a la capa del Hombre. Harry iba a imitarlos, pero, cuando estaba estirando la mano, sintió que Snape lo atraía hacia él, lo abrazaba de tal forma que su vientre quedara protegido entre ambos y los desapareció de allí sin más. Aparecieron al instante en un callejón de Londres. Hermione y Ron terminaron aterrizando de sentón en el asfalto al zafarse la tela de sus dedos y Harry entendió entonces por qué Snape le había impedido que él también se sujetara de allí.”




“Harry se recostó y descubrió su vientre, mirando de reojo como Snape, Ron y Hermione se acercaban más para ver mejor. Sintió enseguida el frio de un liquido viscoso que la mujer le había puesto en el vientre y la miro trazar complicadas figuras en el aire apenas momento los labios al recitar hechizos. Una brillante nube salió entonces proyectada desde su vientre, dejando ver una imagen mucho más clara que la que Snape le había mostrado. Casi le parecía que podría tocarlo si alzaba la mano, era como si estuviera dormido, tranquilo. El ruido de una pluma al rasgando el pergamino hizo que Harry desviara la mirada. Había una vuela pluma escribiendo apresuradamente y Harry intuyo que estaba hechizada para tomar los datos de vientre, ya que la medimago estaba atenta a lo que esta ponía. Se notaba que un poco seria por más que tratara de ocultarlo. Era evidente.

—¿Algo anda mal? —preguntó Snape en un tono demandante.

La mujer volteo a verlo y sonrió un poco.

—Dejemos eso para cuando tenga los demás resultados. Por ahora será mejor que les explique esta imagen y también escucharemos el corazón.

Hermione reprimió un grito extasiado y Harry sonrió asintiendo.

—Vale, adelante.

—Bueno, esto que vemos aquí es su cabecita, ya tiene algunas facciones marcadas aunque aún le falta para que se noten mejor. Esta otra es su columna, los brazos, las piernas...

Fue señalando cosa por cosa y Harry tuvo que esforzarse un poco para encontrarle la forma de lo que decía que eran. Un segundo más tarde los latidos de un corazón resonaron por la habitación. Harry sintió un vuelco en el corazón y sonrió dulcemente mirando a Snape, sorprendiéndose de ver que este le regresaba el gesto.”




“Harry se encontraba en el ascensor del ministerio, resguardado entre los brazos de Snape de las bruscas sacudidas que de repente daba la máquina- Le parecía sorprendente lo sobre protector que podría llegar a ser Snape cuando se lo proponía, más cuando antes no parecía sentir afecto alguno por alguien que no fuera el mismo. Se sentía un poco incómodo por los tratos, pero no podría negar que después de haber escuchado a la medimago le agradecía que estuviera cuidando de él, no quería caer y provocar algo irreversible. Para Ron y Hermione también era incomodo mirar al antiguo y frio profesor tan apegado a Harry, cuidando de él a cada momento cuando antes lo trataba mal, pero sabían que las personas cambiaban y más a un Snape. Además no podían negar que el que él hombre estuviera presente resaltaba bastante útil. Snape seguía teniendo esa aura intimidante y aquella mirada que hacía que cualquiera saliera corriendo cuando el pasaba temiendo por su vida. Por tanto nadie se había acercado a atosigarlos con molestas preguntas sobre su vida íntima y se habían limitado a cuchichear desde lejos.

Sintió de golpe un desesperante miedo. No quería entrar, no quería ver a ese maldito, no le importaba cual fuera la razón, simplemente no quería mirarle. No deseaba que su bebe estuviera siquiera en la misma habitación que ese ser y se rehusó a caminar cuando la puerta se hubo abierto del todo.

—¿Pasa algo, señor Potter? —Preguntó el ministro— Tenemos que comenzar y pasa eso necesitamos entrar en esa habitación.

Harry no dijo nada, continuó con la mirada fija en la nada los pies bien plantados sobre el piso. Quería asegurarse de que Voldemort jamás fuera a regresar pero le aterraba dar tan siquiera un paso a aquella habitación y tenerlo de nuevo en frente.

Sintió la mano de Snape aferrarse a su brazo y escucho sus voz por lo bajo.

—No lo dejare solo, Potter.”




“Harry contemplo fijamente los oscuros ojo de Snape, tan negros como siempre, aunque esta vez no le parecía que estuvieran vacios ya que podía ver reflejados en ellos un sentimiento que no alcanzaba a deducir pero que calmaba el terrible miedo que lo embargaba por ir a ver nuevamente a ese maldito ser. Suspiró profundamente y dio un asentimiento casi imperceptible con la cabeza tratando de convencerse de que no le podía ir tan mal. Solo sería un momento y después se acabaría. Solo una vez mes frente a él y sería todo.

—Hagámoslo… —repitió Snape— ¡No dejare que meta en esto a Harry! De ninguna manera. Esta esperando por si puede notarlo.

—No peligra lo de su vientre —alego testarudo el hombre— Y valdrá la pena, nos desarenos de todo lo suyo, incluso la marca de su antebrazo, Snape, ¿no quiere quitársela?

Harry soltó un jadeo de terror. El ministro había dicho “deshacerse de todo lo suyo” entonces es o quería decir que…

—No lo hare —exclamó decidido— ¡No hare nada de eso!

—Pero Potter…

—¡Que no! —Gritó fuera de si— No quiero hacerlo… no puede obligarme… ¡no lo dejare hacer nada!

Se cubrió protector el vientre, casi de inmediato sus amigos y Snape se pusieron delante de él apoyándolo fervientemente.

—¿Pero que le pasa, Potter? —Gruñó el ministro— Déjese de tonterías y…

—No es ninguna tontería —interrumpió serio.

—¡¿Y por que diablos no quiere?! —explotó el ministro.

—¡A él no le grita! Si él dice que no, ¡entonces no!—le espetó Snape furibundo.

Miró de nuevo al hombre, pensando mientras le ofrecía los irreconocibles restos, que había terminado al fin con la tarea, pero en ese momento sintió como si callera de golpe al interior de un pozo interminable, escuchando como la sádica risa de Voldemort palpitaba desde su interior, haciéndole vibrar cada célula del cuerpo. Soltó un desesperado grito al sentir como si los gusanos del cuerpo de Voldemort estuvieran ahora dentro de él borboteando mientras carcomían su carne.

—No, basta…. Quítemelos… ¡Cállate! —gritó Harry sujetando su cabeza.

—Potter, Potter —escuchó la voz de Snape como un susurró lejano —Harry, cálmate. Tomo está bien, tranquilo, estoy aquí... contigo.

Sintió como sus brazos lo rodeaban y se aferró desesperado a él, buscando refugio mientras algunas lágrimas iban deslizándose por sus mejillas, haciendo surcos por su piel. Respiraba agitado, el cuerpo le temblaba incontrolablemente.

—S-Severus… Severus has que se calle, que no se ría mas… y q-quítame los gusanos... quítalos Severus, se comerán a nuestro hijo… Severus por favor… —suplicó Harry.

—Tranquilo, tranquilo… no pasara nada, todo esta bien.

—¡Severus, nuestro hijo! —Gritó desesperado Harry— ¡Cuídalo! Tu dijiste que serias su papa, dijiste que me amabas… no lo dejes con los gusanos entonces. Severus por favor… te lo suplico.


Aferró fuerte las manos a Snape, haciéndose daño en las uñas y temblando incontrolablemente. Podía sentirlos, carcomiendo su interior, arrastrándose por cada lugar de su cuerpo… por su vientre, por sus piernas. ¿Por qué Snape no hacía nada? ¿No pues era que lo iba a cuidar?

>>Por favor —repitió lloroso.

—¡Arrojen el ataúd al velo de una vez! —ordenó Snape abrazando protector a Harry

Harry enterró su cara en el cuello de Snape, desesperado y por demás aterrado, sentía que habían llegado ya a su pequeño. Escuchó un chirrido, unas ligeras quejas y después los gusanos ya no estuvieron más, ni tampoco aquella maldita risa. Se llevó de inmediato una mano al vientre y sintió un profundo alivio al percibir que su pequeño se movía en su interior, como si estuviera preocupado por su mama y buscara el toque de su mano.

—¿H-Harry? —escuchó la voz de Hermione preocupada llamarlo.

El chico levantó la cara para mirar a Snape atreves de sus empañados lentes.

—L-Lo hiciste —susurró mirando fijamente a Snape.

—Yo solo estuve a su lado, Po…

Snape no había terminado de hablar aun cuando Harry lo había rodeado ya por el cuello con los brazos e interrumpiendo la pronunciación de su apellido, unió sus labios a los de Snape en un cálido y espontaneo beso. Percibió como las manos de Snape dudaban un poco antes de abrazarlo por la cintura, pegándolo a su cuerpo. El beso se fue volviendo más intenso con cada segundo que pasaba. Harry sentía la hábil boca de Snape jugar con sus labios, y no podía hacer mas que corresponderle efusivamente.

Abría deseado estar por más tiempo de aquella forma, pero un sonoro carraspeo lo hizo salir de su ensoñación. Abrió los ojos, separándose ligeramente de los labios de Snape y se permitió aun darle un ligero beso más antes de caer en la cuenta de lo que había hecho.”

Volteó a ver los labios del mayor y se mordió los propios para no sonreír mientras se iba ruborizando cada vez mas. Miró después como Snape volteaba a ver a una mujer que veía también al hombre de una forma que a Harry le pareció por demás coqueta. Sintió entonces como aquella bestia de antaño llamada celos de apoderaba de él. Al ver que una mujer parecía querer a Snape no tuvo que pensárselo dos veces, se abalanzó sobre él, abrazándolo receloso y dejando a la vista de la mujer aquella su crecida pancita.

La fulminó con la mirada antes de voltear a ver a Snape y sonreírle.

—Severus, tu hijo y yo tenemos hambre —-hizo un ligero mohín.

Snape lo miró detenidamente, observando a la mujer de reojo y tras corresponder ligeramente el abrazo de Harry, pregunto tranquilo:

—¿Quieres comer por algún lugar de aquí?

—Vale —asintió Harry recargándose en su hombro.

Siguió a la mujer con el rabillo del ojo y dejo de disimular cuando se alejo esta lo suficiente.

>> Mira que tipa más desvergonzada y resbalosa. ¿Es que no lee los periódicos o será una muggle que no los puede leer y tendré que mandaran anuncio también a esos medios en lugar de Ginny?

Escucho unas risitas suprimidas de donde estaban Ron y Hermione.

—¿Celoso, Potter? —preguntó Snape arqueando una ceja.

—Claro que no —contestó de inmediato separándose de él— Y no creas que no te mire. También tu estabas de… coqueto.

Hermione y Ron no pudieron contenerse más y echaron a reír a carcajadas.

—¿Coqueto, Potter? No sea ridículo.

—Coqueto, seductor, galante, tanga fácil, como lo quieras llamas, es lo mismo. Te vi que la mirabas y en frente de nuestro hijo… libertino desvergonzado. ¡Y soy Harry, no Potter!

Snape resopló, armándose de paciencia mientras Hermione se recomponía de su ataque de risa y preguntaba:

—¿Por qué lo sigues llamando “nuestro hijo”, Harry?


Harry levantó los hombros y contestó:

—Snape… digo, Severus me dijo que sería el padre del bebé, dijo que lo adoptaría y que lo criaría como suyo. Y yo le creo en realidad.”




“—Yo creo que le voy a tomar la palabra, chicos. Dejare que Snape… digo, que Severus sea el padre del bebé.

—Hermione, tranquila —exclamó Harry por lo bajo— No lo entendiste. Veras, por eso he decidido llamar a Snape “Severus”, porque no pienso ir a ningún lado y el bebé tiene que acostumbrarse a escucharnos algo mas… íntimos. Todo el mundo sabe ya que él es el papa del pequeño, eso es lo mejor que pueden creer y yo no pienso desmentirlo porque sé que Severus será buen padre para él, se que lo cuidara mucho, que lo querrá y yo estaré allí para ponerle un alto cuando se quiera pasar de la línea que divide a un estricto padre de un malnacido profesor de pociones. Así que todo está bien, ¿verdad?

—¿Tu qué dices?

—Me temo, señor Potter, que tendrá que darme más explicaciones que esa —dijo Snape al fin— Quiero saber por que ha tomado esa decisión y que tienen que ver sus recientes actos en ella.

—Muy bien, pero ¿Qué lo ínsito para que accediera a tales “impulsos”? ¿Acaso es para ustedes besar a alguien cualquier cosa y lo hace solo por que el momento es propicio sin ningún sentimiento que este involucrado?

—¡No es que sea cualquier cosa! Es que… quería hacerlo. ¿Y sabe que? Si tanto quiere escuchar lo que sentí, pues muy bien, se los diré a los tres —Harry se alboroto un poco el pelo y miro hacia la nada antes de continuar hablando— Me gustó. ¿Sabes? el que estabas allí cuando tenía miedo; me gustó que no te fueras dejándome como si nada pasara cuando te pedía ayuda, como lo habrías hecho antes solo por guardar las apariencias. Fue bueno… lindo sentirte cerca. Me sentí seguro en tus brazos, comprendí que todo estaba bien por que tú estabas allí, conmigo…. Y cuando te miré, observándome preocupado, sentí algo raro, fue como si callera a un precipicio y aterrizara suavemente. Era como si fueras un imán atrayéndome, había una fuerza impidiéndome apartarme de ti y me hiciera querer sentirte mas cerca. Y cuando al fin estuviste allí, cuando al fin te tuve entre mis brazos no quería separarme nunca más. Para mi era como si el mundo existiera solo en tus labios, esos labios besándome de una forma que…

—¡Harry! —Lo interrumpió Ron casi en un grito— No me tortures mas, estoy seguro que Snape ya capto la idea.

Harry se sonrojó de golpe. No había querido decir tantos detalles de lo que había sentido tan a la ligera, solo que cuando había comenzado a hablar no había podido detenerse, quería expresar todo lo que sentía en su interior. Quería que Snape lo entendiera.

El mayor se había conservado mirando al chico apacible y cuando al fin habló lo hizo con una voz mas suave de lo normal.

—Po… Harry, ¿de verdad sentiste eso o solo quieres burlarte de mi?

—¿Burlarme? —repitió Harry entornándolo los ojos.

—De verdad espero que no encuentres divertido hacerme pensar que sentiste algo más aun conociendo mis sentimientos, no me gustaría volver a mirarte como a tu padre. No quiero que estés alimentando un amor imposible, es mejor dejar las cosas claras desde ahora para no ilusionarme mas, ¿no te parece?

Harry miro a Snape a los ojos y se fue acercando inconscientemente a él. Lo tomó de una de sus manos y jugó un poco con los huesudos dedos del hombre, sin atreverse a mirarlo a la cara.

—Si lo que quieres saber es si tú y yo podríamos ser algo más, si yo podría corresponder tus sentimientos, entonces… no se que decirte. Sé que no podría imaginar verte con alguien más si vamos a compartir un hijo, pero tampoco puedo decidir algo ahora por que no estoy seguro bien de lo que siento. Lo único que ahora puedo decirte es que quiero que estés con nosotros y… sólo con nosotros.

Snape sonrió casi imperceptiblemente, pensando que no podría pedir más de Harry por el momento, y solo apretó un poco su mano en señal de aceptación. Harry se esforzó por mirarlo a la cara y se mordió un poco los labios para no sonreír tontamente.”




“—Pero es Sirius, ¿sabes lo mucho que quería verlo? —dijo Harry poniéndose en pie con algo de dificultad— Tengo que llegar con él.

—Vaya, Harry, si Black no estuviera lamentablemente muerto lo comenzaría a tomar como un serio rival de amores.

Harry volteo a mirar a Snape y sonrió por la cara que el hombre ponía al escuchar el nombre de su padrino en su propia casa. Se acaricio el vientre acercándose a Snape mientras murmuraba:

—Mira, Severitus, llego Papi.

—¿Severitus? —repitieron atónitos Ron y Hermione a coro.

—A mí también me parece un apodo horrendo —murmuró Snape mirando a otro lado

Harry ensanchó su sonrisa, ignorando los comentarios del apodo de su bebé.

—Oh, vamos, corazón, no te pongas así… Severitus y yo queremos ir a ver a Sirius.

Snape rodo los ojos algo fastidiado por el tono meloso que Harry utilizaba al hablar, mientras Ron parecía estar apunto de desmayarse y Hermione sonreí tranquila.

—Deja de llamarnos así y vas a donde quieras, mientras no.

Harry se quedo mirando fijamente a Snape, haciendo un enorme esfuerzo por dejar de sonreír tanto y tratar de mirarlo como de antaño, aunque le fuera prácticamente imposible. Había algo en el hombre que hacía que se sintiera diferente, cómodo con su presencia y a su lado, quizá demasiado, y Harry estaba consciente de ello aunque tratada de ignorar ese hecho.”




“—Con un demonio… ¡Decídete de una maldita vez, Potter! ¿Me como o no tu estúpido desayuno? ¡¿Qué diablos quieres de mí?! —grito Snape a Harry como de antaño, arrepintiéndose al instante.

Harry se enrosco en la silla, abrazándose el vientre, con los ojos cristalinos, apunto de soltar el llanto.

—Perfecto, grítame. Solo eso te faltaba…

—Oh, Harry… no quise decirlo de esa forma…

—No, No… Ya sé que soy una molestia para ti —susurró Harry poniéndose torpemente en pie— Lo sé muy bien y sé que merezco que me grites todo lo que quieras… pero no por eso tenía que hacerlo delante del bebe.

Snape resoplo frustrado, mirando como Harry caminaba alejándose de él y se apresuró a alcanzarlo, pensando en lo jodidamente difícil que era tratar con el chico en esos días.

—Vamos, Harry, hay que desayunar tranquilos. Mira, después de eso te llevare a Grimmauld place y podrás echarme toda la bronca que quieras junto con el cuadro de ese padrino tuyo, todo el tiempo que quieras, viviremos allí, ¿recuerdas? Vamos, Harry… ¿Qué dices?

Harry se detuvo y miro de reojo al mayor.

—¿Lo dices en serio? —preguntó por lo bajo.

—Completamente.

Harry sonrió un poco, girándose y, tomando la mano de Snape, regreso a la mesa.

—Vamos, ¿Qué estamos esperando? Tenemos que desayunar de una buena vez. Mita, solo se me quemaron las tostadas, el resto esta rico… menos el huevo, ese me quedo salado, pero con algo de cátsup o mayonesa de soluciona.

—Estoy comenzando a pensar seriamente que eres bipolar, Harry Potter —murmuró Snape abatido.

El chico solo sonrió como respuesta, metiéndole un trozo de beicon a la boca. “




“—El no es tu hijo —susurró Harry bajando la mirada.

—¡Por que ahora ya no lo quiere así! —Le gritó Snape a nada de Harry— ¿No le conviene ya que lo sea? ¿No soy lo suficientemente bueno para eso, Potter?

—¡Sabes que Voldemort es el padre! —Harry apretó los puños, temblando ligeramente— No sabes… cuanto me gustaría… cuanto quisiera que tú lo fueras… que tú y yo hubiéramos hecho el amor ese día, aunque Hermione y Ron estuvieran presentes. ¡No sabes lo feliz que sería de saber que voy a tener un hijo con el hombre que amo! Pero ahora no puedo… no puedo alegrarme pensando… sabiendo por lo que tu pasas a cada segundo conmigo. Sé que te duele que este cerca y que solo te utilice para mi propio beneficio sin darte nada a cambio. Sé que te lastima tener a la persona que amas a centímetros de ti, al otro lado de una pared y no poder ir a su cuarto… meterte en su cama y dejarle claro todos tus sentimientos. Y no sabes cómo sufro de… de esperar... y esperar… sabiendo que alguien tan bueno como tú no lo hará.

Snape se quedo mirándolo, con una expresión indescifrable en la cara, mientras a Harry se le deslizaban las lagrimas por las mejillas y lo golpeaba en el pecho con el puño, tratando de desahogar sus sentimientos.

>>Ya no quiero usarte sin darte nada… Por eso mejor digamos la verdad…

—Tu si me das a algo Harry —dijo Snape en un ronco susurró— Me das tu cariño, me haces sentir humano cuando estas cerca mío, aunque te burles… o te pelees conmigo. Y más que nada, me vas a dar un hijo… no importa de quien tenga la sangre o a quien se parezca, será mi hijo, mío y tuyo. Así que no me digas que doy sin recibir nada, porque eso no es verdad.

Harry sintió el cuerpo de Snape muy cerca suyo, lo sintió abrazarlo y suspirar sobre su cabello. Cerró un momento los ojos, percibiendo el calor del cuerpo ajeno.

—Pero… podría darte algo mas, y me duele querer hacerlo y al mismo tiempo no quererlo. Sé que te defraudaría alguien como yo. Soy un crio.

Snape tomo el rostro de Harry entre sus manos y lo hizo mirarlo mientras le limpiaba con los dedos la humedad de las mejillas.

—Harry, mírame. En el momento que quieras algo más yo estaré allí, a tu lado. Seré tu profesor en todos los aspectos que sean necesarios y estaré encantado de enseñarte de ahora en adelante algo más que pociones y hechizos.

Harry sintió el aliento del mayor rozándole los labios, haciéndolo estremecer- Le cogió por la camisa y cerró un momento los ojos.”



“Una sonrisa tonta se formo en su rostro mientras acariciaba su vientre rítmicamente

—Se siente bien saber que papi estará con nosotros, ¿verdad, bebe? —le dijo Harry distraídamente a su pancita.

—¿De verdad te gusta la idea, “Mamá”?

La masculina voz de Snape se dejo escuchar desde atrás y sus firmes brazos lo atraparon por la espalda antes de que Harry lograra siquiera asustarse. Harry lo miró de reojo y recordó entonces que justamente así había comenzado su peculiar sueño.

—¿Por qué no nos ahorramos el intro y vamos directamente al climas, Severus? —preguntó Harry en un tono asemejando una tierna caricia.

—Pues creo que nos ahorraremos todo el acto, Harry, porque tus amigos están aquí desde hace un rato.”



" Harry lo volteó a ver y asintió sin saber que decir exactamente, Snape lo miró, se inclinó a robarle un beso, hacerle un cariñito a la bebe que pareció más que feliz de recibirlo y preguntó:

>>¿Cómo le pondrás?

Harry miró detenidamente a su hija y como la pequeña mantenía la manita aferrada al dedo de Snape y dijo:

—Se llamara Lilián Snape.”



“Ahora que lo recordaba con más calma el momento, ahora que se ponía a pensar las cosas teniendo en cuenta lo que tenia, lo que había logrado obtener con aquella precipitada decisión, no se arrepentía en lo mas mínimo. Aquel día había salvado la vida del hombre al que amaría con todo su ser, al que le ayudaría a entender cada cosa de su vida, el hombre que se enseñaría a amar, a ser madre, amigo y amante, ese hombre con el que pasaría los mejores momentos de su vida. Snape le había enseñado demasiadas cosas y le estaba agradecido por cada una de ellas. Agradecía que lo hubiera regañado, que lo hubiera cuidado desde las sombras, que le hubiera hecho entender que no todas las personas eran lo que aparentaban y que no hubiera que juzgarlas por ello. Gracias a él ahora tenía a su lado a la preciosa niña que algún día pensó arruinaría su vida.”



“La niña sonrió, agitando la cabeza enérgicamente mientras se sentaba en medio de sus dos padres, atenta a lo que Harry se iba a contar. El chico no había encontrado una mejor forma de ir preparando a su pequeña para el día en que tuviera que decirle toda la verdad, y esperaba que si le contaba la vida de Voldemort, a manera de un cuento de hadas, la pequeña lo tomara de una mejor manera.

Harry se aclaro la garganta mientras Snape le pasaba un caramelo de limón a Lilián y comenzó a relatar la siguiente parte de la historia del pequeño Tom.”


e) Razones por las que recuerdan ese fragmento en especial.

Fue una historia que me cautivo desde el inicio y si bien en un principio me pareció muy angustiosa no dejo de gustarme por eso, adore la manera de cuidar de Harry por parte de Sev durante toda la historia y como al final Harry no pudo evitar enamorarse, ¿vale y quien no, con alguien como Sev? Y me gusto que al final de todo tuvieron su final feliz, abierto pero muy lindo, ame las escenas que puse pero más la de la cámara de Voldemort y lo que siguió, esta es una historia para mi muy buena.
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Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 11 de Mayo
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