La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo

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Lizie CoBlack
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Lizie CoBlack


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MensajeTema: Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo   Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo I_icon_minitimeVie Mayo 03, 2013 11:12 pm

Título del fanfic: Caeruleus

Autora: Pagan Strega

Traductora: Alisevv

La historia original la pueden encontrar en:

http://www.fanfiction.net/s/3063291/1/Caeruleus

Link de la traducción:

[url=http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=29286&chapter=1 ]http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=29286&chapter=1 [/url]



Fragmento:

“Sentándose con un ruido sordo, gimió. El sonido parecía una especie de gorjeo, con un incómodo tono alto y algunos pequeños traspiés. Esto había durado unos treinta segundos quizás, cuando la puerta fue abierta con un crujido y un gigante de color negro irrumpió en la habitación.

—¿QUÉ está pasando aquí dentro? —demandó Severus, su cabeza ya estaba punzando de tanto escuchar las quejas de Malfoy, cuando la pequeña bestia empezó a chillar, lo que sólo empeoró el maldito dolor de cabeza. Abrió la puerta para encontrarse con el dragón sentado al máximo alcance de la cadena, y a algunos pies de distancia del hígado que Pomfrey había ordenado. Deseando romper algo, sin embargo, observó al dragón cuidadosamente antes de sacar su varita y levitar el hígado más cerca del animal.

Harry-Dragón miró al gigante con recelo. Ya conocía su esencia, era el dueño de las manos gentiles y la suave voz, y no le había lanzado dolorosos rayos, pero no creía que éste estuviera dispuesto a jugar. Se quejó otra vez, moviéndose incómodo en el frío y duro suelo.

Tan pronto como Snape movió la carne hacia él, toda la atención del dragón se posó en el hígado. Su cabeza se adelantó rápidamente y arrebató la carne en el aire, arrastrándola hacia atrás y aferrándola entre sus patas. Descansando sobre su cola y patas traseras, la criatura se veía como una nutria demasiado grande y llena de color, mientras destazaba la carne, rezongando con placer.

Subrepticiamente, Snape aumentó la temperatura de la habitación y alargó la cadena, deseando observar lo que haría el dragón. Fuera de la vista de la criatura, conjuró varias bolas húmedas y mullidas, resistentes, propicias para clavar y morder, e hizo que rodaran sobre si mismas. Esperó en la puerta, con una paciencia poco usual, hasta que el dragón terminó con el hígado, dejando una tira seca de carne en el piso, todo lo que quedó luego que succionara toda la sangre, y se lamió sus garras hasta dejarlas limpias. Entonces, rodó una brillante bola roja y el dragón se quedó congelado por un momento. Luego, rápido como un relámpago y sin advertencia, saltó y cayó, cola sobre cabeza alrededor de la bola. Como el maestro había esperado, de su pequeña experiencia y lo que había leído, este dragón era bastante ruidoso. Chilló con deleite mientras jugaba y, sorprendiendo a Snape con su destreza, rebotó de una pelota a otra sin siquiera tocar el suelo. Nunca estuvo a menos de tres pies de Snape o la puerta, pero parecía despreocupado de su presencia.

Dumbledore entró en la habitación, sonriendo y bastante complacido de si mismo, y de hecho, con todos, cuando distinguió el juego del dragón. Sin embargo, tan pronto como la criatura color de mar puso su vista en él, dejó de jugar y bufó.”




“…Con el Director marchando bastante rezagado, Snape condujo al animal a través de los pasillos, contento de que esa fuera un área utilizada muy esporádicamente y donde los estudiantes jamás se aventuraban. Cuando estuvieron a un pasillo de distancia de la guardería transformada en hábitat, el dragón levantó la vista, ansioso, olfateando, tenso de curiosidad. Sonriendo, Snape tiró de él y continuó, para terminar siendo prácticamente arrastrado cuando a la nariz de la criatura llegó el grato olorcillo del aire caliente y el agua de mar. Liberando el arnés y el bozal una vez que entraron en la guardería, Snape abrió la puerta con el tiempo justo para que el dragón avanzara y abriera sus enormes alas, volando fácilmente por la habitación.

Dumbledore rió suavemente, e incluso Snape tuvo que hacer un esfuerzo para no sonreír ante la serie de gorjeos, risas y chillidos de alegría que emergieron del pequeño dragón, mientras daba volteretas en el aire y volaba alrededor de la habitación perezosamente. Finalmente, posándose sobre una de las altas piedras de donde partía la cascada, el pequeño se acurrucó y quedó felizmente dormido.”
“…Estos dragones eran, por mucho, más sociables que sus primos más grandes, y a Caeruleus no le molestaba la compañía siempre y cuando no intentaran lanzarle ningún tipo de hechizo. Toleraba a Pomfrey y a Dumbledore, pero cuando venían Snape, Hagrid o Flitwick era mucho más amistoso. De hecho, mientras ellos discutían, el dragón despertó, estirando las patas y las alas. Snape, quien había permanecido en silencio, dejó que los demás continuaran su discusión y caminó hacia el hábitat, quitándose la túnica. Enseguida, Caeruleus se animó, trotando hacia Severus y golpeando su cabeza contra la pierna del hombre. Ésta era su manera habitual de saludar a sus favoritos, aunque era más cuidadoso con el profesor Flitwick.

Después de dar al dragón una larga y única caricia desde el lomo a la cola, Severus convocó una de las suaves pelotas y se concentró en ella por un momento. El dragón observó con interés; siempre y cuando los hechizos no fueran una amenaza para él, se mostraba fascinado por la magia. De hecho, cuando al principio de la semana Flitwick había conjurado una bandada de pájaros, Caeruleus se había vuelto completamente loco, emitiendo su pequeña llamada de trompeta y persiguiendo a cada una de las aves. Ya Severus había terminado el encantamiento que deseaba sobre la bola y la dejó en el piso. Curioso, Caeruleus lo miró a él, luego a la esfera, y de nuevo a él. Snape sonrió.

Tentativamente, el dragón sacó una pata y golpeó la bola, que salió volando, cambiando de dirección cada pocos pies. Retrocediendo ante la impresión inicial, apenas segundos después la criatura cruzó el terreno, corriendo en su búsqueda. Severus tomó asiento en la hamaca, observando como Caeruleus trataba de saltar sobre la pelota sólo para que ésta saliera volando a último momento, mientras él caía de golpe sobre su vientre.

Severus rió ante la aturdida expresión, pero ésta sólo duró un momento antes que el dragón partiera nuevamente a perseguir su nuevo juguete. La esfera saltó hacia el agua y Caeruleus no dudó en seguirla. Era un nadador ágil y talentoso, y podía usar sus alas para impulsarse a lo largo de la líquida superficie.

Severus estaba consciente que estaba dejando que Caeruleus se lo ganara; todo el mundo, desde Albus hasta cualquier Slytherin de segundo año, había estado comentando la mejoría en su humor. Pero, es que resultaba difícil de resistirse; mientras Harry Potter podía haber sido un irritante mocoso rompedor de reglas, Caeruleus era tan inocente y desenfadado como era posible. Era difícil recordar que, con la edad y la correcta aplicación de hechizos, este juguetón duendecillo de agua podía llegar a convertirse en un monstruo fiero.

Fue incluso más difícil recordarlo cuando el dragón, chorreando después de su nadada, trotó hasta él y se sentó a su lado, aguardando. Después de un momento, Snape recordó y escarbó en sus bolsillos, revelando un frasco lleno con un líquido rojo sangre. Caeruleus, sabiendo exactamente de qué se trataba, se paró sobre sus patas traseras y posó las delanteras encima de la pierna de Severus, gimoteando con impaciencia.

Riendo entre dientes, Severus retiró la cera de la tapa y le entregó la botella a Caeruleus, quién la levantó lentamente y succionó el Filtro de la Sangre en Ruinas en tres largos sorbos. Luego de girar su brillante lengua naranja alrededor del interior de la botella, miró con un ojo por la entrada del recipiente y eructó.

Contento, se levanto y empujó la mano de Severus hasta que, el habitualmente severo maestro de Pociones, aceptó inclinarse y sostenerlo en sus brazos. Por fortuna, los dragones estaban hechos para volar, y eran mucho más ligeros de lo que su tamaño indicaba, o de otra manera él no hubiera sido capaz de manejarlo. Asiendo cuidadosamente a Caeruleus, Severus se sentó en la hamaca y empezó a mecerse suavemente, reclinándose contra el tejido. El dragón, sus cálidas escamas tan suaves como seda bajo su mano, lanzó un pequeño gorjeo de felicidad, antes de meter su cabeza verde y oro bajo la barbilla de Severus y acomodarse para una siesta.

Hora y media más tarde, Flitwick paseaba por el hábitat, bastante orgulloso de ese pequeño paraíso que habían sido capaces de conjurar, pese a que había sido bastante agotador. Se dirigió hacia la hamaca donde Severus Snape, el temido profesor de Pociones, se echaba una siestecita con un ronroneante dragón cubriendo su cuerpo, mientras una cálida brisa alborotaba las palmeras alrededor de ellos.”





“Flitwick soltó una risita.

—Lo lamento, pequeño, sólo vine a despertar a Severus para ir a cenar.

Luego de una risilla curiosa, Caeruleus se dio la vuelta y dio un golpecito para despertar a Severus, para luego acostarse y enroscar su cola alrededor del muslo del profesor de Pociones.

—¿Filius? ¿Qué…? Ah, pequeño demonio. ¿Me quedé dormido? —pasó una mano por su rostro y luego acarició la cabeza del dragón, en respuesta a un pequeño gorjeo suplicante—. ¿Qué hora es?

—Justo las seis y media —contestó Flitwick con una sonrisa, mientras acariciaba brevemente la barbilla de Caeruleus—. Y es hora de cenar, por supuesto. Si no te importa que te lo diga, Severus…”





“—Por supuesto —Severus dio un firme empujón al dragón y se levantó, tomando un momento para desenroscar la sinuosa cola de su pierna. Un momento después, mientras salían por la puerta, Caeruleus se deslizó frente a ellos y se detuvo, agarrando la mano de Severus como cuando quería ser alzado.

—Después, dragón —dijo Severus, apartando las patas de la criatura—. Prometo regresar después de la cena.

Caeruleus aulló y no pareció satisfecho con la idea. Con un solo batir de sus alas, saltó y aterrizó sobre los hombros de Severus, enroscando la cola alrededor de su cintura para retenerlo.

—¿Qué demonios…?

Severus aferró el cuerpo de su pequeño compañero por el torso sin parar; eventualmente, consiguió liberarse de Caeruleus y lo dejó en el piso. Antes que la criatura color de mar pudiera seguirlo, salió de la habitación y cerró la puerta firmemente. A través del vidrio podían escuchar los suaves gemidos que se extendieron rápidamente a aullidos.

>>Creo que quizás sería muy buena idea consultar esto con el Director —dijo Severus, obligándose a separarse de la puerta y alejarse.

En el otro lado, Caeruleus chillaba mientras arañaba puerta y ventanas, escarbando para encontrar una manera de salir de ese lugar que nunca antes había deseado dejar. Compartiendo una mirada, Severus y Filius partieron rápidamente, mientras el hombre de negro ignoraba el dolor que sentía al dejar al dragón atrás, chillando su tristeza.”





“—Por supuesto —convino Severus, pero interiormente estaba pensando que era fácil para el Director decir eso, él no era quien había escuchado los terribles chillidos cuando había dejado a Caeruleus.

—¡Oh, cielos!

Ante la exclamación del Director, Severus levantó la cabeza y siguió su mirada hasta el centro del comedor. Los estudiantes se estaban volteando y hablaban, señalando hacia el lugar; algunos gritaban y apuntaban mientras otros chillaban o saltaban, alejándose.

Trotando por el centro del Comedor estaba Caeruleus, su cabeza agitándose de un lado a otro, dejando escapar un solitario y pequeño grito cada vez que fallaba en divisar a alguien conocido. Todos los estudiantes de Cuidado de Criaturas Mágicas habían asistido a la Guardería a observar al dragón, pero muchos otros sólo habían escuchado sobre la criatura en que se había convertido Harry Potter.

Dumbledore se levantó, sacando su varita y listo para hacer un anuncio en voz alta que calmara el parloteo. Sin embargo, su movimiento atrajo la atención de Caeruleus, quien justo en ese instante divisó a Severus. Con un chillido asustado, se lanzó por el aire en dirección al Slytherin, aliviado cuando su gigante se levantó para reunirse con él a mitad de camino. Estaba temblando de frío y por la repentina presencia de más gigantes de los que había visto jamás, todos ruidosos y apestando a magia.

Maldiciendo, Severus realizó un apresurado hechizo de calor sobre su túnica, antes de pasar su capa externa alrededor de Caeruleus. El dragón seguía gimiendo suavemente pero se había tranquilizado considerablemente. Todas las miradas del recinto, incluidas las de los profesores, estaban fijas en la pequeña cabeza triangular que asomaba entre la túnica y se enterraba en la garganta del profesor de Pociones.

—¿Severus? —indagó Albus, todavía parado como si estuviera listo para empezar un discurso—. ¿Cómo salió…?

—Si lo supiera, lo hubiera evitado —replicó bruscamente, repentinamente furioso de que todos esos chismosos e idiotas fueran testigos del descontrol de Caeruleus. El dragón se estremeció ante las palabras y se frotó suavemente contra la túnica, tratando de consolarse mientras observaba a todos los rostros que le miraban fijamente.

—¿Por qué haría esto? —murmuró Albus, sentándose lentamente—. ¿Ocurrió algo malo?

—Lo discutiremos después, en mis aposentos —dijo Severus, parándose, mientras mantenía firmemente sujeto a Caeruleus—. Éste no es el lugar para él.”





“Una vez que el elfo hubo partido, caminó a grandes zancadas hacia la chimenea, encendiéndola con un pase de varita, mientras dejaba caer a si mismo y a su pequeño bulto sobre un sofá.

Durante varios y largos minutos, en la habitación reinó el silencio, con excepción del crujir de las llamas sobre la madera y sus respiraciones. Después de un rato, Caeruleus levantó la cabeza y miró alrededor con un gorjeo de curiosidad, moviéndose como si estuviera planeando explorar, ahora que no había cientos de pequeños gigantes entrometidos observándole.

>>No lo creo —dijo Severus, alargando la mano para girar la cabeza del dragón hacia él. Por un momento, se miraron uno al otro, antes que Caeruleus riera suavemente y lamiera la cara de Severus—. Nunca has facilitado las cosas, ¿no es cierto, Potter?

Con una mirada casi tímida, el dragón bajó la vista, mientras sus patas delanteras se movían con agitación.

>>Debes darte cuenta que a nadie le va a gustar esto, y a tus amigos y Dumbledore menos que a ninguno, esto no hará las cosas más fáciles para ninguno de nosotros. Dumbledore incluso puede tratar de pelear.

Ante esto, Caeruleus silbó y escupió una pequeña llama, luciendo bastante feroz para sólo tener tres pies de alto.

>>Harry, sé que estás consciente de todo esto. Tienes que regresar a tu forma humana ya.

El Dragón ladeó su cabeza como preguntando ‘¿Por qué?’

>>Porque necesito que me respondas algunas preguntas muy serias, criatura tonta, y no puedes contestarme satisfactoriamente con esta forma. Transfórmate, Potter.

Aunque a Caeruleus no pareció gustarle ser llamado por su apellido, Snape pudo ver que había ganado la batalla cuando el dragón cerró los ojos y se acurrucó sobre si mismo. Para los ojos de un muggle, parecería que nada estuviera sucediendo; para Severus Snape, fue obvia la corriente de magia en el aire, y más con cada segundo que pasaba. Estaba medio listo para pedir que se detuviera todo cuando, con un giro sinuoso, la criatura en su regazo ya no fue Caeruleus sino Harry Potter. Sólo que el Harry Potter que creía conocer se había ido, y en su lugar estaba un increíble ser, sonriendo tímidamente con los brazos alrededor del cuello del maestro.

Maravillado, Severus corrió un dedo con suavidad por las escamas azul pálido sobre los ojos de Harry, trazando la curva donde se oscurecían y delineando su mejilla. Los ojos verdes ahora eran rendijas, sus iris tan grandes que casi bloqueaban el blanco, con un anillo de azul y oro alrededor del asombroso color verde. Su piel era más pálida de lo que Severus recordaba, y su cabello negro parecía incluso más salvaje que antes, moviéndose como si una constante brisa azotara la habitación.

—Severus —susurró Harry, y había un definitivo siseo en esa voz, mientras enredaba sus manos en el cabello de ébano detrás de Snape. Con un suave tirón, atrajo la boca del profesor de Pociones y lo besó, frotando desvergonzadamente su cuerpo contra el del hombre más alto.

Jadeando, Severus se retiró y miró a la etérea criatura en su regazo, tratando de ignorar el modo en que Harry se lamía los labios mientras miraba su boca.

—Harry, no sabes lo que estás haciendo… ¿Recuerdas quién soy? Tu viejo maestro grasiento, que resulta que trabaja para el hombre que está tratando de matarte…

Harry colocó un dedo sobre sus labios y Severus notó, distraídamente, que sus uñas eran más largas.

—Yo te conozco, Severus. Eres manos suaves y buena voz… y te preocupas por mí aún cuando antes nos odiábamos… —frunció ligeramente el ceño, ante la dificultad que estaba teniendo para encontrar las palabras—. Tengo todos mis recuerdos, de ti, de mis amigos Ron y Hermione, de Voldemort —escupió el nombre, sus ojos relampagueando en oro por un momento—. Conozco todo eso. Puedo lidiar con ello. Pero quiero quedarme contigo, quiero estar contigo… ¿si tú quieres que me quede?

Severus no podía creer que se le estaba permitiendo esta clase de elección, ese tipo de cosas no le ocurrían a él. Era bastante más probable que le dieran a elegir entre tortura y obediencia, que entre vivir solo o con esta maravillosa criatura. Consideró por un momento que esto causaría muchos más problemas de los que era saludable, y no dudaba que tanto Dumbledore como Voldemort se pondrían furiosos.

Pero, al final, tenía que admitir que era un hombre egoísta, y el resto del mundo no importaba cuando estaba frente a un Harry Potter ágil, joven, excitado, sentado en su regazo. Deslizó su mano a través de los sedosos y salvajes mechones e hizo que el joven enfocara de nuevo su atención en él.

—¿Estás seguro de esto, Harry? Soy un hombre posesivo, y no me sentiré complacido si dentro de un año decidieras tener a alguien más.

Harry sólo cerró los brazos más apretadamente alrededor del cuello del hombre y sonrió.

—Estoy seguro, Severus. No quiero que nadie más que tú me toque de esta forma.

Dejando escapar el aire que había contenido en anticipación, Severus se inclinó y lo besó con fuerza, jadeando ante el calor del interior de la boca de Harry. Cuando los culebreos y torceduras de su pareja fueron demasiados se levantó, elevando a Harry con él, y caminó a largas zancadas hacia la habitación.”





“>>Harry, ¿te estás sintiendo completamente bien? —indagó Dumbledore, frunciendo ligeramente el ceño—. Ahora que has regresado, deberías ir a ver a Madame Pomfrey.

—Puedo asegurar, Director —le interrumpió Severus, su propio tono bastante divertido—, que el señor Potter está completamente sano.

—Ya veo —musitó Albus, dubitativo. Si él era algo, eso era inteligente, y podía notar que algo había cambiado drásticamente, aunque realmente esperaba que no fuera lo que suponía—. ¿Quizás podríamos discutir esto en la enfermería? Estoy seguro que estás listo para cenar, Harry, y a Severus y a mí nos gustaría escuchar cómo…

—Director —Harry se giró parcialmente, enfrentando al anciano y revelando que su albornoz estaba abierto, exponiendo las débiles líneas de escamas a lo largo de las clavículas y el esternón—. No necesito ver a la enfermera. No voy a regresar a la Torre Gryffindor, ni esta noche ni nunca. Éste es mi hogar ahora —apuntó a Dumbledore—. Usted no me cuestionará, ni tratará de hacer que cambie de opinión. Evitará cualquier reportero y todo howler que llegue al colegio relacionado con esto. Además, celebrará nuestro enlace en una semana, sin quejas.

Albus se sorprendió al escuchar la risa de Severus; y se sorprendió aún más cuando Harry lanzó un gorjeo, muy similar a los que emitía en su forma de dragón, para luego acostarse nuevamente sobre el profesor de Pociones. El Director observó, sintiéndose inseguro y desequilibrado, mientras Severus entretejía sus dedos en el cabello de Harry y sonreía.

—Pienso que lo más sabio sería no discutir, Director —Snape ya estaba riendo—. Es imposible llevarle la contraria.

Y así fue como Severus Snape y Harry Potter terminaron comprometidos y enlazados en sólo una semana, impactando a todos sus amigos. Por supuesto, la gente supuso que allí había algo infame, pero aprendieron a no hacer mención de ello luego que Ginny Weasley, quien había molestado a Harry por días sobre sus razones para casarse con Severus Snape, presionara un poquito más de la cuenta y preguntara si el maestro había violado al Griffindor. Al instante, ella se había enfrentado con un furioso dragón y había sido mordida, teniendo que pasar tres días en la enfermería, cubierta de una urticaria atroz.”





“Harry y Severus tomaron todo con calma. Problemas con los estudiantes, el enlace, y hechiceros megalomaniacos aparte, realmente no les importó lo que los demás pensaran. Mientras pudieran ir a casa en la noche, o cada vez que Severus tuviera una clase particularmente frustrante, y follar uno con el otro sobre el colchón, el resto era secundario.”




¿Por qué recuerdo este fragmento?

Bueno fue el primer creatura fic que me leí, muy divertido, me pareció encantador. Puse esos fragmentos porque me gusto la forma como se fue dando la relación entre esos dos. Además del gran carácter y el poder de decisión que tuvo Harry después de la transformación a la par de la no resistencia y diversión de Sev. Adore la manera en que Harry se plantó ante Dumbly XD, bueno que más decir que me pareció muy bueno y divertido. Me gustó mucho la perspectiva de ellos dos contra el mundo, si ellos se querían nadie los separaría, así eso es todo. Doy gracias a tan buen a traducción.
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Araleh Snape

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MensajeTema: Re: Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo   Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo I_icon_minitimeDom Mayo 05, 2013 8:43 pm


Hermoso fic, creo que también fue mi primer creatura fic leído, y creo que también el último jaja, pero estuvo precioso, y además bajo la dedicada traducción de Ali pues no se podía pedir más flower
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Lizie CoBlack
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MensajeTema: Re: Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo   Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo I_icon_minitimeMar Mayo 07, 2013 10:09 pm

Cierto Araleh, esa traducción fue muy buena y si más por la dedicación de Alisevv, me he dado cuenta en cada una de sus traducciones que he tenido la dicha de leer. palms Bueno para mí no es el primero ya me he leído otro que también me gusto mucho. Wink
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MensajeTema: Re: Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo   Un Mes Para El Recuerdo, por Lizie CoBlack, 3 de Mayo I_icon_minitime

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