La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Elección del corazón. Capitulo 2. Lo nuestro.

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Valethsnape
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MensajeTema: Elección del corazón. Capitulo 2. Lo nuestro.   Elección del corazón. Capitulo 2. Lo nuestro. I_icon_minitimeDom Oct 28, 2012 11:41 am

Capitulo 2
Lo nuestro
Afortunadamente, no respetamos la geometría. Somos iguales, pero no somos semejantes.
Valeriu Butulescu



—Llámame, Severus —Pidió el hombre con gentileza y Harry asintió aún aturdido por los acontecimientos. No podía dilucidar sorpresa en el rostro del hombre que estaba frente a él, mostraba la seguridad y dureza de siempre y eso no consiguió que Harry pudiera sentirse más seguro de sí mismo—. Tiemblas, Harry —susurró Severus apartando la mirada de su rostro y fijándola en sus manos temblorosas.

—No puedo entender como esto es posible —habló para sí mismo sin dejar de temblar así que quiso apartarse para intentar dominar su cuerpo, pero antes que pudiera alejarse un paso Snape le tomó de los brazos con firmeza y Harry por instinto levantó el rostro buscando una explicación para ese toque.

—Hay cosas que no necesitan explicación —respondió Snape con sencillez y bajo su rostro para acercarlo al de Harry y al cruzar miradas pudo deducir lo que pasaría instantes después, un beso, unió sus cuerpos y causo un alboroto en el interior de Harry que le hizo acercarse a Severus en busca de mas contacto y desear que la magia del momento no se rompiera.

Cuando el beso finalizó Harry estaba sin habla, confundido y excitado por todo lo que estaba ocurriendo. Deseaba salir corriendo pero también abandonarse en los brazos del hombre y dejar que le poseyera salvajemente. Movió la cabeza a ambos lados, necesitaba calmarse.



Con angustia pudo darse cuenta que la selección había finalizado y sus padres se acercaban hasta ellos con claras expresiones de asombro y molestia. Harry sabía que debía estar enfadado por haber sido estafado por el destino de tal manera, pero una parte de él se sentía feliz. Tal vez era demasiado soñador pensar que había alguna clase de magia en lo que estaba ocurriendo pero nada más podía estarle causando esas reacciones. Harry conocía a Snape por años y nunca se sintió interesado por el hombre.

La dura mirada que le dirigió Lily a Severus debió causarle dolor porque el hombre arrugo la frente y sus ojos perdieron brillo repentinamente. Los ojos verdes se mostraban ofendidos y traicionados mientras que los negros intentaban ocultar desafío, sin duda, por primera vez ellos no se encontraban de acuerdo.

—Nunca hubiera esperado esto de ti, Severus —murmuró Lily con voz trémula al oído.

—Ni yo que lo entendieras —contestó con simplicidad el hombre que ahora le aferraba del brazo fuertemente. Harry no podía saber si eran nervios o seguridad y deseó comprender mejor ese cruce de palabras pero estaba demasiado conmocionado para ordenarle a su mente salir del embobamiento en que estaba sumergido.

—Claro que podría hacerlo, como no iba poder… —Lily se volvió a James que parecía entender tan poco como Harry y le suplicó a su marido—. Vámonos, no puedo continuar con la conversación esta noche. Te quiero, hijo —Le recordó a Harry y le otorgó una amplia sonrisa a la que no pudo corresponder. Algo hizo eco en su mente y deseó desaparecer.

Sin embargo, fueron sus padres quienes tomaron una dirección opuesta a ellos y Harry agradeció la partida porque algo dentro de él se había roto en ese preciso instante.

Snape seguía aferrado a sus manos aplicando presión y fue en ese momento cuando Harry logró contemplar su rostro, ese semblante amargo que mostraba y esos ojos negros brillosos, se dio cuenta la magnitud del dolor que lo embargaba. El corazón de Harry se estrujo dolorosamente al recordar que el hombre que tenía a su lado no tenía la voluntad ni deseó de sentir amor por alguien diferente a Lily Evans y entonces se dio cuenta que estaba perdido. Desde ese momento Lily Evans sería sinónimo de amor y dolor. Trago grueso y se dejo llevar dócilmente por Severus Snape.

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El hogar de Severus era magnifico, tenia vista al espacio, millones de estrellas y constelaciones eran testigos de la vida que llevaba el hombre en esa nave, además, una amplia piscina climatizada junto al ventanal llenaba el lugar de vida y luz, simplemente tuvo que entrar a ese lugar para amarlo más que cualquier otro que hubiese visto en su vida, sin embargo, dolía mucho saber que nunca sería feliz allí.

— ¿Estás bien? —Escuchó decir al hombre de vestimentas negras y simplemente pudo asentir porque sabía que su voz se escucharía torpe y patética. Bajo los ojos en un intento desesperado por ocultar el miedo y la incertidumbre sobre lo que significaría esa noche para ellos.

Snape se movió desde la puerta hasta el sofá de la sala y le hizo una silenciosa invitación pero con el mismo mutismo, Harry la rechazó.

— ¿Puedo darme una ducha? —Cuestionó y al recibir una mirada aprobatoria pero cuestionadora de parte de Snape entendió que se estaba comportando como un crió. Tomó aire y se dio algo de valentía a sí mismo, mejoró su postura y espero una respuesta.

—Pasillo, luego la puerta del centro —Snape dirigió instrucciones a Harry.

Harry se dirigió al baño intentando llevar un paso seguro y con calma, pero el millón de emociones que circulaban por su cuerpo lograba que sus movimientos no fueran tan refinados como esperaba, así que apenas estuvo a solas dio un largo suspiro y de forma automática se quito la ropa y empezó a ducharse, necesitaba convencerse que el agua caliente y el silencio le darían un arma para enfrentar esa situación bizarra.

No obstante, muy profundamente dentro de él estaba convencido que nada podría haberlo preparado para este momento y no conseguiría la suficiente inteligencia o fuerza para manejarlo de la forma más correcta, cualquier que esa fuese. Miro sus manos nervioso y ver sus manos temblar incontrolablemente le lleno de valentía por lo que decidió tomar la iniciativa.

Cerró el grifo, tomó una toalla y se seco el cabello, con disgusto se vio demasiado pequeño para su edad y poco preparado, muy inteligente pero sumido en un cuento de hadas. Coloco la toalla en su lugar y resolvió consigo mismo. Ahora, tendría que enfrentar la realidad como un guerrero no había una historia de amor esperándolo fuera de esas paredes, solo un hombre que se encontraba tan castigado como él.

Abrió la puerta y avanzo despacio pero con seguridad hasta el salón principal. Severus estaba sentado en el sofá e inicialmente no prestaba atención a su alrededor. Observarlo tan humano logró que Harry se sintiera seguro.

Severus se levantó sorprendido al verle desnudo en su sala, por un momento ninguno de los dos hizo movimiento alguno ni se atrevió a decir nada pero antes de que el silenció fuera demasiado incomodo, Harry avanzó hasta llegar a Snape y sin dar espacio a preámbulos reclamo sus labios. Los besos de Severus no le decepcionaron, largos y apasionados rápidamente llenaron de calor todo su cuerpo y pronto se encontró deliciosamente aprisionado contra el amplio sofá de la sala y bajo el cuerpo de Severus.

Su cuerpo estaba experimentando una necesidad agobiante de continuar sumiso ante Snape, la fuerza de su agarre y el roce experimentado de sus labios le asustaban tanto como los disfrutaba. No podía dejar de pensar que Severus no le estaba haciendo el amor a él y le asustaba saber que no podía imaginar a alguien más compartiendo tanta intimidad a su lado. De una extraña forma su corazón lo aceptaba como la persona correcta. Profundizo sus besos y su agarre mientras intentaba convencerse que sus sentimientos estaban equivocados.

Dejo respirar por un segundo cuando Snape penetró su cuerpo, la molestia inicial fue remplazada muy rápidamente por una sensación de pertenencia y reclamación. Admiro por largo rato las profundidades de esos orbes negras con las que Snape le observaba en ese instante y agradeció encontrar adoración en esa mirada y algo dentro de él se encendió e inicio un ritmo desenfrenado al que Severus no le costó adaptarse y ambos inundaron el ambiente de placer.

Harry consiguió disfrutar el orgasmo aferrado al cuerpo de Severus que colapsaba sobre él y sentirlo tan cerca, tan dentro y suyo consiguió hacerle ver algo que se estaba negando a sí mismo. Estaba enamorado de Severus Snape y ese sentimiento llevaba mucho tiempo aprisionado dentro de su alma y hoy por fin le habían obligado a liberarlo.

Podía sentir el peso de Severus sobre él pero nunca antes se había sentido tan liviano y tan libre de amargura, rencor e inconformismo, como ahora, cerró los ojos y el sueño lo invadió.

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Harry despertó y rápidamente notó la ausencia de Snape, gruño en protesta, se estiró y observó donde se encontraba. El velo que estaba sobre su cabeza le hizo sonreír estaba de mas suponer que Severus le dejaría dormir en el sofá. El dormitorio de Snape era muy organizado y limpió, el closet grande ocupaba la pared frente a él y había una puerta que seguramente conduciría al baño. Muy sencillo para satisfacer su desordenada mente.

Tardó aproximadamente treinta minutos arreglarse, Harry sabía que para ambos no habría luna de miel porque sus cargos eran muy importantes para ser abandonados a la responsabilidad de otra persona así que apresuró sus acciones para no llegar tarde esa mañana.

No tardó en descubrir que Snape ya se había marchado esa mañana y aunque una esperanza dentro de él se apago, descubrió que estaba aliviado porque ambos no eran conversadores amenos y probablemente menos después del encuentro de la noche anterior.

Harry se miró al espejo antes de salir y descubrió que su cabello estaba negro, arrugo los labios en protesta, tenía sus cosas en casa de sus padres y el efecto del químico que lo teñía había cesado después de unos días. Desprendió los piercing que tenía más visibles con resolución. Sin personalidad al trabajo, pensó desencantado con el comienzo del día.

Salió del hogar y tomó el primer elevador que atendió a su llamado aunque debía sentirse nervioso estaba muy calmado porque tenía la seguridad que su trabajo no se vería afectado por su nuevo estado civil. Snape era un hombre estricto y profesional.

Antes de salir al ascensor se observo al espejo por última vez, el traje espacial se pegaba a su cuerpo mejor de lo que se había percatado antes y su cabello negro alborotado le daba un toque de rebeldía a su aspecto, sentirse atractivo le lleno de seguridad.

Apenas entro pudo darse cuenta que seguía siendo el mismo lugar lleno de gente estresada de siempre, tomo su carpeta de trabajo y empezó hacer anotaciones. Debía ir por los puestos de control y asegurarse de la estabilidad de la nave, el seguimiento al mantenimiento externo e interno y el cumplimiento del lineamiento de seguridad. Estaba en su elemento y por eso tuvo una buena mañana.

Cerca del mediodía Snape hizo acto de presencia en el modulo G donde Harry se encontraba, revisando los cálculos y anotaciones del personal. Se dedico a ignorarlo y Harry no podía estar más agradecido.

— ¡Harry! —Escuchó a alguien mencionar su nombre e inmediatamente volteó a ver quien se le acercaba. Una sonrisa se instalo en su rostro, era Hermione—. Sabía que te encontraría aún trabajando, es mediodía y hora del almuerzo con tus amigos, tienes muchas cosas que compartir con nosotros.


El joven de ojos verdes sabía que su mejor amiga estaba exagerando porque ellos nunca le obligarían a decir más de que lo estaba dispuesto a contar por lo que su sonrisa mantuvo la misma intensidad. Miró a su alrededor y encontró la mirada de Snape en su espalda, volvió la vista a Hermione y le respondió:

—Los veré en la cafetería, debo hacerle saber a mi esposo mi paradero ¬—La voz de Harry intento ser jovial pero debió fracasar estrepitosamente porque Hermione le miró con suspicacia.

—Severus puede venir si quieres, será muy bienvenido.

Harry quería que lo acompañara pero no deseaba imponer su voluntad en Snape así que simplemente asintió a su amiga y se dirigió hasta donde se encontraba su esposo firmando papeles.

—Es hora del almuerzo. —Señalo Harry sin saber cómo comenzar la conversación así Severus levantó la vista hacía él y sostuvo la mirada.

—No necesitas mi permiso, Harry —Respondió el mayor desestimando la actitud extraña de Harry.

Harry sintió enrojecer y enfurecido le hizo saber:

—Lo sé, pero quiero que vengas conmigo. —Se percató que sus palabras brotaron con mucha dureza pero odiaba que Snape le viera como un niño que necesitaba aprobación—. Sin embargo, no tienes que hacerlo en contra de ti mismo —dijo Harry suavizando su tono y actitud.

Severus levanto el rostro y sus facciones mostraron asombró, dejo la carpeta a un lado y se tomo un momento para organizar sus pendientes.

Harry estuvo parado junto a él en silenció deseando interpretar de forma correcta sus movimientos y aunque no quería albergar esperanzas su corazón latía aceleradamente como si estuviera festejando.

—Vamos, entonces —Pronunció Severus después de organizar su área de trabajo. Harry sonrió sin poder evitarlo y debió notarse mucho su alegría porque Snape arrugo el ceño y se quedo como sumido en sus pensamientos durante todo el camino.

En la cafetería estaba gran parte del personal del modulo G disfrutando de un almuerzo entre amigos, Snape que nunca les acompañaba así que se veía fuera de lugar y por lo tanto decenas de ojos se fijaron en ellos a su entrada pero Harry consiguió hacerlos a un lado al ver a sus dos mejores amigos en una mesa que estaba un poco alejada de la muchedumbre.

—Disculpen la tardanza —Se excusó Harry tomando asiento frente a Ron quien estaba impaciente por ordenar el almuerzo.

—Buenas tardes, Señor y señora Weasley, espero que mi presencia no les incomode —Dijo Severus con una seguridad envidiable.

Dicho esto tomo asiento junto a Harry y coloco su pulgar en el lector para ordenar el menú que más le gustará entre los que tenia permitido comer. Después el resto repitió el procedimiento.

—No, señor, usted es muy bienvenido a la mesa pero ordenemos ya o Ron nos comerá a nosotros. —Señalo Hermione la expresión impaciente del pelirrojo.

La comida no tardó en llegar y estuvieron largo rato disfrutándola sin interrupciones. Ronald fue quien termino su plato primero y ya con la boca libre, trajo un tema de conversación a la mesa.

—Hermione ha ido a ver a un colega, se encarga del departamento de fecundación y hemos empezado a discutir con él las características que deseamos para un hijo, creemos que es tiempo de completar nuestra familia —La forma cuidadosa con la que Ron dijo esas palabras le hizo saber a Harry la seriedad de las mismas y lo importante que era para sus amigos.

Harry sabía que Hermione soñaba con ser madre pero no con pedir un hijo perfecto para criarlo como era la única posibilidad con la que contaba, era una de esas mujeres que le hubiese gustado sentir un hijo dentro de sí y tener el dolor del parto, como había sido el alumbramiento en la tierra, pero eso había desaparecido hace años cuando entraron a la atmosfera.

Solo los seres humanos hechos y mejorados por la tecnología del hombre tenían la habilidad de cargar un embarazo y sufrir por traer una vida al mundo. Esos hijos eran llamados imperfectos, sin embargo, para alguien como su amiga eran maravillosos.

Harry podría embarazarse algún día y por eso encogió la cabeza y permitió que sus amigos continuaran la charla, una parte de él podía saber con certeza la envidia que le tenía su amiga por esa habilidad genética adquirida.

—Estamos muy emocionados, aunque probablemente pasen meses hasta que tomen nuestras muestras para crear un hijo para nosotros, estoy esperanzada en que nuestros exámenes y los estudios socioeconómicos nos permitirán tener un hijo pronto. —La voz emocionada de su amiga le devolvió a la realidad y le otorgó una amplia sonrisa.

>>— ¿Te gustaría tener hijos, Severus? —Le preguntó Hermione a Snape con confianza, el brillo en los ojos de su amiga a causa de la felicidad delato su buena intención.

Harry por primera vez sintió la necesidad de que alguien diera una respuesta positiva porque aunque no pensaba mucho respecto a su condición sabía dentro de sí que le gustaría tener al menos un hijo. Harry fijo sus ojos verdes en Severus esperando su respuesta tanto o más que sus amigos.

—Por supuesto, Hermione, tres o cuatros serian una bendición para mí —La voz del hombre sonó firme y segura como siempre pero también llena de esperanza. Harry sintió su corazón reaccionar ante ello. Quiso ocultar su sonrisa con la bebida pero la mirada de asombro que Ron le dirigió le hizo saber que había fallado.

La conversación continuó por largo rato aunque paso a un tema más laboral y por lo tanto impersonal pero Harry permaneció feliz durante el encuentro.


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Harry y Severus volvieron juntos al trabajo y aunque permanecieron en silenció la mayor parte del camino no fue incomodo para ambos. Apenas tomaron el elevador Harry sintió deseos de agradecerle al hombre su compañía.

—Me alegra que aceptara acompañarme —Se arrepintió rápidamente de sus palabras porque el ceño de Snape se arrugo—. Sé que está lleno de compromisos pero son mis mejores amigos y ahora que estamos juntos deseaba que les conociera pero intentaré no perturbar su rutina en una futura oportunidad —susurró sintiendo que algo se atravesaba en su garganta.

Severus se movió lo suficiente para quedar frente a él y observarlo minuciosamente. Su ceño seguía fruncido y parecía hacer un esfuerzo por buscar las palabras correctas.

—No es ninguna molestia hacerte compañía. —Una vez más su voz sonaba segura y convincente—. No sé como siquiera has considerado semejante pensamiento. Me gusta tu compañía más que cualquier otra y estaré encantado de disfrutar todos mis almuerzos contigo.

Harry rió y consiguió con eso liberar el estrés acumulado por sus tontos pensamientos, devolvió la mirada a Severus y le dijo:

—Es cierto, mis pensamientos aún se encuentran aturdidos y nada de lo que pasa por mi mente tiene sentido y al contrario de mi pareces actuar siempre de forma tan correcta —Harry desvió la mirada un poco y suspirando admitió—. Me intimidas.

Severus formo una especie de sonrisa por ese comentario, Harry fijo sus ojos esmeralda en el hombre con intensidad y justo cuando la puerta del elevador se abrió este le respondió a Harry.

—Me enloquece tu cabello negro, negro solamente y de esa forma revuelta —Harry le observó con asombró—. Aún más cuando entreabres tus labios y me miras así intensamente, supongo que también me intimidas, Harry.

Severus abandonó el elevador sin esperar respuesta y Harry lo agradeció porque nada podía ocultar su sonrisa.

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Notas finales: Creo que Harry está aceptando lo que pasa en su corazoncito, ahora ¿Pasará algo también en el de Severus? O solo es atracción.

Gracias a mi querida beta Ross Potter por corregirme las fallas.

Ya solo queda un capitulo.

Gracias por leer.
Valethsnape.


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