Capítulo 7 - Grupo Anti-snarry

Escritora: Kuree_M&Me_S&S

Beta: Pescadora de Estigia

Ilustradoras: Yukimurasayu & Meiyua

Clasificación: PG.

Resumen: Para intentar superar la pérdida de su hijo, tras la encerrona de los Malfoy, Severus y Harry deciden ir de viaje, en busca de un viejo tesoro que sólo les traerá desgracias.

Advertencias: Ninguna.

Palabras:3054





-Tomémonos unas vacaciones.

Fue lo primero que oyó Harry al despertar. Al parecer, su esposo lo tenía pensando desde hacía tiempo, a juzgar por la determinación con la que lo miraba en esos momentos.

-Es una buena idea –respondió, pasando los dedos por el cabello de su amante.

-Deseo recorrer un poco el mundo, ya sabes, ver nuevas cosas, conocer nuevos lugares. He estado confinado suficientes años, bajo el yugo de dos psicópatas, y me las he arreglado para ahorrar suficientes galeones para hacerlo -explicó relajado mientras acercaba a Harry a su pecho de manera posesiva.

Los días sin él fueron un verdadero calvario, y no se refería al hecho de ser acosado por dos cabeza-dura-Malfoy´s preocupados por su bienestar (y posiblemente por el de su pareja). Pero, echaba tanto de menos el poder sentirlo cerca, inhalar su aroma hasta perder el sentido y besar su piel.

-Me gusta eso de ti, Sev, siempre me sorprendes. Y, es curioso, yo también he estado ahorrando para hacer exactamente lo mismo. Pero… todo esto que ha pasado no hizo más que atrasarlo e incentivarme a hacer ese viaje -comentó.

Permanecieron en un largo y pesado silencio. Lentamente, se levantaron de la cama, se vistieron sin decir palabra, siendo lo único audible el fru-frú de las prendas al rozar unas con otras.

-¿Severus, sabes que tenemos que hablar, no? -Fuerte y clara, la voz de Harry cortó el silencio.

-Sí, precisamente yo quisiera…-El discurso pre-ensayado de Severus fue interrumpido.

-No, Severus, no me siento preparado para tener esta conversación, te he dicho esto para que no intentes eludirla-respondió con la mirada seria sobre su esposo, dejando entrever un dejo de irritación.

-Está bien -Contestó simplemente. Su esposo estaba haciendo demasiadas concesiones, pero no sería tan idiota como para pedir más. Además, él no era para nada un cobarde.

Se despidieron quedadamente acordando cenar juntos al día siguiente, por petición del joven de ojos verdes.


Esa noche, al entrar al Gran Comedor, todos notaron el cambio favorable en el estado anímico del su profesor. Y el director, Lucius, pasó toda la cena con una sonrisa de gato Cheshire. Lo que provocó algún que otro comentario malintencionado en la mesa de los estudiantes. En cambio, en la mesa de profesores causó una gran cantidad de preguntas dirigidas al moreno de ojos verdes.


Al día siguiente, el ánimo de Harry fue decayendo, el desayuno fue alegre y sin problemas. Pero, con el pasar de las horas, el estrés se acumuló tanto que la última clase salió despavorida al término de hora. Aun faltaban un par de horas para que su pareja viniese a buscarlo, pero quería estar listo, por lo que fue directo a tomar una ducha.

Todavía quedaba media ahora, pero ya estaba listo, caminando de un lado a otro como un animal enjaulado. Ataviado con una túnica color vino y unos pantalones negros que contrastaban con sus brillantes ojos verdes. Al cabo de unos minutos, ni uno más, ni uno menos, su esposo llamó a la puerta. Vestido con una túnica color azul oscuro, unos pantalones negros y su cabello amarrado en una coleta baja.

-Buenas noches Sev. Tan puntual como siempre. ¿Nos vamos?- preguntó claramente coqueteando en el marco de la puerta-. Adelante -lo invitó a entrar. Tomaron un poco de polvos flu y desaparecieron en una llamarada verde por la chimenea, rumbo al Caldero Chorreante.

Al salir de las llamas del lugar, todas las miradas se centraron en ellos y, en un silencio incómodo, salieron rápidamente del lugar en dirección al restaurante.
Caminaron charlando animadamente, comentando las últimas actividades que habían hecho mientras estaban separados, siempre evitando mencionar las pociones, haciendo difícil la charla por parte de Severus. Él había estado encerrado en su casa de Spinner´s End bebiendo su colección de whisky de fuego de primera calidad, y despertando con horribles dolores de cabeza, haciendo que más de una vez bajara al sótano y preparara pociones para la resaca.

Por lo que el resto del camino no pudo más que comentar algún que otro acontecimiento leído en el periódico. Al llegar al restaurante no pudo evitar rodar los ojos a la vista de un enorme cartel que decía “Leones” de tres metros de alto por siete de ancho. Impresionante muestra de orgullo gryffindor, pensó con ironía.
Pero al entrar, se guardó todos sus comentarios, no se trataba de un restaurante común y corriente, sino más bien un enorme salón lleno de historia y de objetos de gran valor.

Fueron recibidos por el recepcionista que los llevó a unas mesas apartadas, una zona VIP. Mientras a Severus no le pasó desapercibido las miradas que mandaba a su esposo el maldito recepcionista. No contaban los años juntos, no se acostumbraba a que su esposo fuese objeto de miradas más allá de la amistad. Tal vez su niñez con una familia quebrada llevó a su sentido protector de Harry, o tal vez su viejo amor a Lily, lo único no corrompido con los años.

Se sentaron en mesa pequeña, con un curioso bordado en el mantel. Se trataba de un mapa, un mapa que conocía perfectamente.

-¡Oh, Merlín!-Rrealmente, no debía ser posible. El mapa del tesoro de los Caballeros Templarios. Un tesoro que ningún mago o muggle había encontrado nunca, aunque bien lo habían intentado. Lo sabía ya que prácticamente toda su niñez creció escuchando de los labios de su madre leyendas del mismo. ¡No podía creerlo!

-¡Es un interesante mapa!-comentó Harry sobrexcitado-. ¿Sabes qué de qué tesoro se trata? -preguntó. No tenía la más mínima idea de qué se trataba exactamente, pero su corazón aventurero le decía que no podía dejar pasar esta oportunidad.

-Se trata del tesoro de los Caballeros Templarios -respondió casi sin aire. La curiosidad, el espíritu aventurero de su infancia, ese que le hacía pedir una y otra vez a su madre que le contara la leyenda, hicieron que mil ideas de cómo obtenerlo surgieran en su mente. Los Objetos Sagrados del Templo de Salomón, posiblemente el Arca de la Alianza. ¡Debía lograrlo! Pero, después recordó que muchos de los que lo intentaron murieron, o sufrieron maldiciones para toda una vida. Sus ánimos bajaron lentamente.

-¡Vamos a buscarlo! ¡Si nos unimos somos invencibles! -Ordenó muy contento, en un intento de disipar sus dudas con respecto a su relación, de volver a cómo eran antes.

Severus lo pensó, lo pensó muy seriamente, y comprendió lo que su amante estaba haciendo. Estaba intentado salvar su relación, a su manera. Y con un poco de vacilación y una pizca de codicia aceptó.

-Está bien, hagámoslo.


Al cabo de una semana comenzaron a investigar viejos libros, versiones diversas de la leyenda, sitios de hospedaje y retiraron galeones para la compra del equipo necesario. No era extraño para nadie en el castillo ver al retirado ex director en la biblioteca y en los pasillos conversando con su esposo. A Severus se le fue negada la cama por el momento, había fisuras en su relación, y decidieron seguir lentamente con su relación. Los problemas no debían ser ignorados, porque causaron mucho dolor.

Ya lo tenían todo planificado, no había sido muy complicado, ambos tenían mucha experiencia en la búsqueda de objetos ilocalizables. Por lo que sólo un par de días de intensa navegación en una montaña de libros fue suficiente para localizarlo. El dichoso tesoro se encontraba en Perú y debajo de una Basílica, propiedad de Franciscanos de los Doce Apóstoles. Por lo tanto, compraron un par de boletos de avión.

-¿Todo listo?-preguntó emocionado el joven de ojos verdes. Severus solamente respondió con un cabeceo. Y partieron rumbo al Aeropuerto.

Después de varias horas de viaje, y sueño, llegaron al aeropuerto de Lima. Se dirigieron con las piernas entumecidas por el viaje rumbo a su hotel. Esa noche cenaron juntos en su habitación, intercambiaron besos aquí y allá. Y se durmieron, les esperaba un largo día.


Al día siguiente, Harry se despertó con el aroma de unas deliciosas tocinetas. Cansado aun, y con mucha pereza, se duchó y se unió a su esposo en la degustación de su desayuno.

-¿Descansaste? -preguntó el hombre de ojos oscuros. La noche anterior no había podido dormir como hubiese deseado, pesadillas y más pesadilla invadieron cada uno de sus sueños, haciendo que despertase varias veces.

-Más o menos, he tendido pesadillas. ¿Saldremos ahora? -inquirió mordiendo animadamente su desayuno. ¡Estaba delicioso!

-Ahora mismo -aseguró. Tomaron todo su equipo, desde pociones curativas hasta un pequeño cuaderno con anotaciones específicas y el famoso mapa, el más fidedigno de todos. Redujeron todo y lo guardaron en el bolsillo de sus pantalones de jean muggle. Esa posiblemente sea lo único que molestaba a Severus, definitivamente las ropas muggle no eran lo suyo. Pero Harry había insistido en pasar desapercibidos, ya después cambiarían esa ropa por las túnicas.

Caminaron, observando tiendas y tratando de no perderse en el mar de gente. Llegaron sanos y salvo a la Basílica y Convento de San Francisco de Lima. Una hermosa mujer morena y de piel café dio inicio al tour por el lugar, relatando su comienzo y su propósito, mientras unos excitados turistas tomaban fotos de todo lo que veían. Cuando vieron las escaleras que llevaban a las catacumbas, la pareja se escabulló velozmente. Y descendieron.

El escenario que los recibió fue escalofriante, cientos de huesos de quién sabe cuántas personas apilados muy “artísticamente”. Haciendo uso de su valentía gryffindor, el joven de ojos verdes caminó con pasos seguros hacia uno de los túneles, rápidamente seguido de su esposo.

Durante todo el recorrido fue necesario, además del mapa, una brújula mágica y un lumus, Ya que los pasillos eran cientos, oscuros y muy confusos. Cuando al fin salieron de la trampa laberíntica lograron vislumbrar un templo.

El enorme templo, lleno de moho e insectos, estaba rodeado por una pequeña corriente de agua, que provenía de alguna vena subterránea del río. Sus jeroglíficos, aún legibles, advertían a todo aquél que se acercara de los peligros que lo atacarían si se atrevía a entrar.

Pero, sin comprenderlos la pareja pasó sobre el río con un Wingardium Leviosa conjurado sobre ellos mismos. Después, caminaron por el templo ajenos a lo que les esperaba en su interior, y entraron a una enorme cámara llena de pergaminos, joyas y armas. Encontraron el tesoro de los Caballeros Templarios. Inmediatamente Harry comenzó a festejar, no había sido muy difícil, pero aún así lograron hacerlo. Sin contenerse besó apasionadamente a su esposo, que aún en shock pudo responderle. Todo ello sin notar a la enorme estatua de Quetzalcóatl que comenzaba a brillar, causando una explosión y enviando una onda expansiva que los lanzó a ambos.

-¡Severus! ¿Qué está pasando? ¡Severus! -gritaba Harry, mientras el templo comenzaba a vibrar bajo sus cuerpos y pequeñas piedras caían desde el techo.
Severus aún aturdido, no oía bien con el oído derecho, y al levantar la cabeza sintió su propia sangre descender por su cuello. Notó como su esposo lo llamaba desesperadamente desde unos metros, pero cuando intentó descifrar lo que decía un espantoso dolor se extendió desde su corazón al resto de cuerpo. En medio de sus gritos creyó oír a su esposo gritar también. Sintiendo sus párpados caer, aún sufriendo el daño de su maltrecho músculo vislumbró a un grupo de personas, con los rostros pintados. Vio como tomaron a su esposo, justo antes de poder alcanzarlo. Entonces, todo lo demás fue oscuridad.



-Ya está despertando. Preparen todo -. Fue lo primero que oyó al ser consciente nuevamente. Lo último que recordaba era a Severus en el suelo, gritando de dolor. Él también lo sintió, pero necesitaba salvar a su esposo y con muy pocas fuerzas había intentado acercarse, notando cómo el dolor aumentaba. Para su suerte, o no, unas personas lo sujetaron y lo sacaron rápidamente del templo, justo antes de que se desmoronase.


-¡Severus!-gritó desesperadamente mientras se levantaba de la cómoda piel de guanaco, en la que lo habían acostado cuando estaba inconsciente. Inmediatamente sintió un pinchazo de dolor en el esternón, recordándole dolorosamente lo que sucedió.

-Llévenselo antes de que Inti lo mate, debemos salvarlo. Y para eso debe estar todo listo para el ritual -habló un anciano en su idioma, el quechua.

Al moreno de ojos verdes, aún con los efectos de la maldición en su cuerpo lo llevaron fuera de la pequeña casa de piedra. Sus sentidos aturdidos y su cerebro aletargado no le permitían desobedecer, se sentía como estar sumido en un profundo pantano e intentar llegar a la orilla. Lo llevaron frente a un escenario iluminado con unas pocas antorchas encendidas. Sobre el escenario había una tarima y una mesa con diversas partes de animales y recipientes tallados.

Lo desnudaron rápidamente y lo pintaron don sangre de cabra, haciendo que la humedad le erizara la piel. El viento helado jugueteaba con las llamas de las antorchas creando sombras tenebrosas en los alrededores. Lo guiaron como a un títere sobre el escenario dando inicio al ritual con palabras dichas en su dialecto. Inmediatamente imágenes de una serpiente con alas aparecieron en su mente, y el batir de sus alas lo arrullaba como a un niño pequeño.

Lo acostaron sobre la mesa de piedra, y tomando un cuchillo, el sacerdote trazó un elaborado círculo de runas en su pecho y por cada una de ellas pronunciaba una plegaria. La magia del joven y del lugar zumbaba en el aire, deteniendo momentáneamente el viento. En un abrir y cerrar de ojos todo su cuerpo se sintió estallar, con una pequeña luz y una suave caricia que atemorizó a todos los presentes. Al terminar la ceremonia, el joven sobre la mesa se perdió entre las brumas de la inconsciencia, recordando como su esposo en aquél día era torturado por un atroz dolor en el suelo del tempo.


Se despertó en un escampado, no muy lejos de la ciudad, con todo su cuerpo ardiendo a horrores. Después de que casi se desmoronara todo el templo sobre él, Severus se había aparecido en el primer lugar que se le ocurrió. No tuvo mucho tiempo para enfocar su magia y de hecho no creía que fuese posible sobrevivir. Pero ahí estaba, con un abominable dolor en el pecho y un gran desgaste en su núcleo mágico, pues al parecer el templo tenía varias capas de protecciones, lo que dificultó su milagroso escape.

Con paso decidido caminó hacia el pueblo y después de un par de horas y una buena ducha pudo acostarse en la cama del hotel. Sabía que debía ir a buscar a Harry, pero estaba demasiado agotado como para poder hacerlo correctamente.


Harry Potter despertó sintiendo los primeros rayos del sol y la hierba bajo su piel desnuda. Cuando abrió los ojos vio todas las cosas que se utilizaron la noche anterior, encontrando entre ellas, sus ropas y su varita. Extrañamente se sentía vacío, como si no tuviese algo. Se levantó lentamente, recordando lo que había sucedido la noche anterior. ¡Debía buscar a Severus! Aunque hubiese una remota posibilidad de que sobreviviera, lo debía buscar.

Todavía desnudo, con su varita en mano y la imagen mental del hotel intentó aparecerse, pero no funcionó, por lo tanto asumió que tal vez estaba demasiado agotado, e intentó realizar un simple hechizo de rastreo, y nuevamente no funcionó. Desesperado intentó invocar todos los hechizos que cruzaron por su aturdidamente, entonces, un chispazo de comprensión lo atravesó.

Su magia se había ido. Comprendió el significado de lo sucedido la noche anterior, era su magia despidiéndose de él por un bien mayor. ¿Por qué siempre debía sacrificar todo él? Su magia, su fiel compañera de casi toda la vida lo había abandonado completamente, no sentía siquiera su maldito núcleo. Desesperado, se vistió velozmente. Caminó y caminó hasta sentir que se desfallecía, momento en que logró ver la ciudad de Lima.

Y caminando muy lentamente llegó al hotel. Las recepcionistas lo miraron asustadas y el conserje con desconfianza. Usando el ascensor llegó a la habitación. Pero al entrar en ella, el mismo agonizante dolor lo sacudió. ¿Qué estaba pasando?

Del otro lado de la puerta Severus fue despertado bruscamente por el mismo dolor. Su corazón, comenzó a fallar provocando la pérdida inmediata de la conciencia.
Haciendo caso a su instinto de supervivencia Harry se alejó de la puerta, y se dirigió con renovadas energías a la recepción. Ahí pidió muy amablemente y con muy pocas fuerzas a la encargada que le diese otro cuarto y que envíasen solo sus cosas al nuevo. No confiaba en el suyo en esos momentos.
Al fin, en su nueva habitación y luego de un baño tibio comenzó a buscar por varios libros sobre rituales. Y por suerte o por desgracia sus sospechas fueron confirmadas.

Ritual de Pago, en el que se ofrecía algo de valor incalculable a los Dioses por el perdón de tu vida. Pero aún la maldición continuaba, advirtiendo a todo aquel que deseó profanar el Templo Subterráneo. Detallaba cada tipo de manifestación de la maldición, encontrando que una de ellas era, precisamente, ese dolor que provocaba al acercarse a Severus. Esto se basaba, especialmente, en dar dolor a la persona más querida por ti.

Al comprender la magnitud que tenía esta maldición, desesperado contactó a sus amigos. Hermione se zambulló en su biblioteca personal por días y días, y al cabo de un mes dio la triste noticia de que no había solución o cura posible. Había buscado en todos sus libros, desde pociones, Artes Oscuras, Magia de la Luz, maldiciones, y aún más, sin hallar nada que les fuese de utilidad.

Durante ese tiempo Severus y él mantuvieron contacto por medio de notas que enviaba a la recepción, y que Severus respondía enviándolas con magia. Al parecer, él era el único que la había perdido. En sus cartas, Severus mencionaba que había solicitado la ayuda de los Malfoy´s, y que no había tenido éxito en la búsqueda de la dichosa contra maldición. Con el pasar de los días el número de notas disminuyó considerablemente, se despidieron finalmente. Dándose por vencidos viajaron rumbo a Londres, cada uno por su lado y en días distintos para evitar cualquier contacto posible.

Ya en su casa nuevamente, Severus recordaba la última oportunidad en la que vio a su esposo, cuando todo se derrumbó en aquél templo.

Good Job a todas las chicas que dedicaron su tiempo en éste capítulo!

aaaaaaaaaaaaaah XD esto si que esta difícil excelente capitulo n.n felicidades chicas!!!!! nos vemos n.n muy buenos dibujos me encantaron

buen contraataque!!! felicitaciones por el capitulo y los dibujos!!!! que estén bien, saludos.... ¡¡Rochy!!

Hum...les llueve sobre mojado, cuando no es una es otra ¬¬ Pobres