La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose

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Atuan

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MensajeTema: El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose   El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose I_icon_minitimeJue Jun 14, 2012 7:37 pm


Snarry_Love20, mil disculpas por la demora Smile



7. Descubriéndose


Se miraron por unos minutos, esperando que el otro dijera algo que los sacara de su error. Solo con un “es mentira, saqué es información de tu mente” o “Aslan me dijo que te pusiera a prueba”, “¡Caíste!”, ¡Lo que fuera!, pero que les dijera que todo estaba bien y que no tenían frente a si a un imposible en tiempo y espacio.

Severus volvió a mirar al rey. Esta vez, con los detalles que la información que le faltaba, hacia que se le escapasen muchas similitudes que antes no había podido ver. Si, allí, detrás de ese matorral de pelo largo que formaba un flequillo deforme en su frente, escondida entre la piel curtida por los años, el sol y el mar, estaba lo que alguna vez fue una cicatriz en forma de rayo, ahora deforme. Estúpido del que esperara que luego de varios años, su forma no mutara con la piel en crecimiento.

Harry observó a Bran. A Severus. Las palabras imposible e increíble lo abordaban hasta dejarlo casi sordo en su silencio. Pero sí, tenía el mismo aspecto que el profesor que lo había torturado en sus años de escuela, o por lo menos lo que recordaba de él. La mayoría era bruma, insultos, bruma, imágenes fugaces, y más bruma.

-¿Porqué Aslan se molestaría en traerte aquí?- fue el primero en hablar.

-Por el momento no estoy muy interesado en los motivos- dijo deformando las palabras con incredulidad, tratando de disimularlo con el desagrado que no podía pasar del todo del chico-que-vivió a ese adonis que casi, casi lo folla. O se lo folla.- Lo que más me apremia es el hecho de tu edad. Quiero negarte que sea posible, hace unos meses, cuando vine, eras un chiquillo de diecisiete años…

-Dieciséis. Faltaba un mes para mis diecisiete.

-Tan mal educado como siempre- bufó. A Harry se le escapó una sonrisita ladeada, con las comisuras aun en tensión por la impresión que se estaba llevando.- Como decía, veo en ti mucho de aquel mocoso. No me explico cómo es que ahora tengas…- hizo un gesto con la mano, indicándole que terminara la frase.

-Tengo 42, este Verano cumplo los 43. Y sigo siendo el rey, Bran. El que tiene que cuidar los modales eres tú.

Severus lo miró mal, pero no supo cómo reaccionar. Cierto, en aquel mundo eran Bran y Lebannen, tendría que ajustarse a ello. Sin embargo, le dejaba un mal sabor a su orgullo. ¡Era un chiquillo!

-Si conocieras mejor a Aslan, las respuestas saldrían solas. Ahora dime, ¿qué paso cuando me fui? No te di permiso para salir de la cama aún- terminó diciendo con voz autoritaria, lo que hizo que Bran se congelara en el lugar. Se le había helado la sangre, algo le decía que era sumamente peligroso hacer algo en contra de la voluntad del rey, que justo ahora se encontraba en un vaivén emocional tan fuerte que el aire estaba cargado de electricidad.

-No tengo la menor idea. Para mí, solo pasaron cuarenta minutos desde que te vi desaparecer de la pocilga de tus parientes muggles, llegar frente al Lord para darle un reporte de lo más confuso, y luego ir con Dumbledore para hacer lo mismo.

-¿Solo cuarenta minutos?- preguntó. Cuando se paró de la butaca, el fuego crepitó con fuerza. Afuera, el viento comenzó a azotar las ventanas con un silbido estremecedor.

Bran lo miró con cautela desde su posición. ¿Lo enviaría a las mazmorras?, nunca se habían tenido aprecio. ¿Que estuvo a punto de hacer?, ¡casi se deja follar por aquel mocoso! Porque estaba más que seguro que el que terminaría abajo sería él. El rey era un dominante nato. Harry, Harry.

Pasado los minutos, sopesó la idea de ir a tomarle el pulso, dado que se encontraba de pie frente a la chimenea con ambas manos aferrándose a ella. Desde allí podía ver los nudillos blancos. Las llamas eran altas, y había cierto riesgo de que se quemara.

Se dio cuenta de cuánto le costaba encajar físicamente al niño que lo miraba con odio desde el fondo del salón, con ese hombre musculoso casi tan alto como él, con el rostro marcado con alguna que otra cicatriz y erosionado por el viento y el tiempo. Ya se le podían percibir varias arruguitas de expresión. Ya sabía él que sonreír tanto no era bueno. Sin embargo, en el plano emocional, aquel chico encajaba perfecto, era todo lo que alguna vez hubiera esperado de él. Si bien ahora era mucho más seguro de sí mismo, y descarado de forma abierta, era un noble héroe que se desvivía por cuidar a los demás. Si bien nunca pensó verlo ataviado de rey, el papel le quedaba como anillo al dedo, y su reino era pacifico y próspero. Aunque ahora esté en tensión.

De pronto escuchó algo crujir y un gemido apagado de dolor. Saltó de la cama y se dirigió directamente hasta el rey y le reviso la mano sangrante. No se dijeron nada, Severus se limitó a llevarlo hasta su baño privado y allí le curó el corte. El rey seguía en trance, ¿qué tanto estaba meditando?

Salieron del baño con el mismo mutismo con el que entraron, y Severus se estaba poniendo nervioso.

-¿Es cierto?- pregunto Harry con voz ahogada- ¿sólo cuarenta minutos?

Se miraron a los ojos y Severus comprendió todos los sentimientos que estaban desbordando las esmeraldas. Incertidumbre, esperanza, temor e ilusión bailaban en ellas, haciendo que su respiración se acelerara. Asintió suavemente, sin apartar la conexión visual para que el hombre pudiera leer la verdad allí.

Y entonces se sintió nuevamente atrapado en aquel beso feroz que tanto le gustaba, pero esta vez había algo diferente en el, una añoranza extraña mezclada con la intensidad de la necesidad de hacer todo aquello real, desplazar la mente de las brumas del sueño y poder tocar, sentir.

No tuvo mucha voluntad para resistirse, por lo que se abrazó a su cintura y se dejó llevar. Aquella boca se estaba transformando en su perdición. Su mente le gritaba que estaba mal, que estaba besando a un alumno, pero sus manos sentían el cuerpo de un hombre mayor, y la sensación de estar protegido en esos brazos pudo más que cualquier lógica del momento.

El rey comenzó a reírse dentro del beso, y Severus sintió sobre sus labios algo salados. Abrió los ojos y descubrió que el rey estaba llorando. Se impactó. Aquel hombre que era la mismísima reencarnación de la fuerza y el valor, estaba derritiéndose en lágrimas entre sus brazos. Lo abrazó más fuerte, queriendo contenerlo.

-Solo cuarenta minutos - lo oyó murmurar otra vez, mientras sus labios comenzaban a morder su cuello. Severus no pudo más que gemir.

Tomo su cabeza entre sus manos y lo obligó a mirarlo de frente.

-¿Qué demonios te sucede?- le pregunto con un siseo.

-¿No lo entiendes?- le respondió con incredulidad- Solo cuarenta minutos, Bran, ¡solo cuarenta! No eh estado fuera los últimos veinticinco años, nadie debe haberse muerto en tan poco tiempo, ¡solo pasaron cuarenta minutos!- le dijo con emoción contenida.

Asique eso era. El alivio que corría por las venas del rey ahora le era comprensible. Aunque no estaba en sus cabales para seguir un pensamiento lógico, solo quería denudarse y frotarse contra aquel cuerpo exquisito. Pero había algo mal.

-¿Está bien que me beses?- le pregunto. El rey se mostró entre ofendido y confundido.- Digo, se supone que nos odiamos mutuamente, te hice bastante daño, y todo eso.

-No seas idiota- le dijo mientras volvía a la carga.- Luego hablamos, pero si quieres una sinopsis, acá eres solo Bran, mi Bran- mientras aprovechaba para desatar la calza. La visión de su torso desnudo le supo a gloria- y eh aprendido conocerte, te eh deseado tanto que me ah costado mucha fuerza de voluntad no venirte a aporrear la puerta en estos tres meses que llevas viviendo aquí. Y ahora que te tengo entre mis brazos, solo con esas calzas puestas, pienso follarte hasta que olvides tu nombre, ambos nombres.

Sus manos hacían maravillas en su piel, por lo que Bran, de nuevo Bran, se dejo convencer. No eran mujeres que necesitaban un momento romántico o de alguna excusa moral para detener aquello. Eran simples humanos intentando conectarse a otro nivel, satisfaciendo sus deseos más primitivos.

Cayeron sobre la alfombra enredados en los brazos del otro, tocando toda la piel que fue posible. Poco a poco, la ropa fue desapareciendo, y ellos estudiaron los rincones más secretos del otro. Se besaron, se acariciaron, mordieron y degustaron con ansias, con hambre.

Bran abrió los ojos por un instante, y se encontró con los del rey. Algo en ellos lo puso en guardia.

-No te enamores- le advirtió.

-¿Por qué no?- preguntó entre enfadado y divertido.

-Porque yo no soy capaz de hacerlo. Sufrirás.

El rey bufó. Aquello era ridículo.

-Ya lo veremos- dijo como una promesa, y siguió con su agradable tardea de comerse a aquel hombre abajo suyo. Exquisito, y por primera vez, sumiso. Qué gran trabajo estaba haciendo en arrebatarle la cordura, para reducir a ese hombre altanero y orgulloso, en un manojo de gemidos contenidos y espasmos de placer.

Bran se vio sorprendido cuando el rey lo volteó sobre sí mismo, dejándolo de cara al suelo. Quiso quejarse, pero en un rápido movimiento Lebannen alzo sus caderas y zambulló la cara entre sus nalgas. La protesta se vio convertida en un largo gemido.

Cuando el agónico placer termino, una de las manos del rey aún seguía en su cadera, por lo que no fue necesario pensar en moverse. Escuchó un ruido poco… sensual, y prestó atención a ver si se repetía. Cuando paso, giro la cabeza para enfocar a su amante.

-¿Qué demonios haces?- pregunto con un poco de asco.

-¿Quieres que entre en seco?, ya te lubriqué, pero es obvio que hace mucho que no haces de pasivo, cariño- dijo mientras se frotaba la saliva en su pene erecto.

-¿Y no se te ocurrió hacer un hechizo de lubricación?- pregunto con mal talante. La espera se estaba haciendo eterna, pero necesitaba aclarar el punto.

-¿Existe?- pregunto sorprendido el rey, con ambas cejas en alto. Bran casi se echa a reír.

-Claro, grandísimo idiota. ¡Hey!- reclamo cuando una palma dura y fuerte se estrelló contra su nalga. Dolorosamente excitante.

-Cuidado muchacho- le advirtió el Lebannen.

Bran solo gruñó en respuesta. Luego hablarían de ello, ahora solo quería satisfacer su anhelo lo más rápido posible.

Y Lebannen lo complació. Probaron distintas posiciones, todas placenteras, distintos ritmos, amoldándose a sus respiraciones. Se vieron a los ojos, se besaron. Fueron un solo ser, henchido de placer, gimiente, susurrando palabras, promesas e incoherencias que para ellos tenían mucho sentido. Y el cariño, ¡ah, el cariño! estuvo allí, latente, envolviéndolos, mostrándose en los ojos del otro, pero sin llegar a sus labios, aunque la lengua escocía por delatarlo. Aún era muy pronto, demasiado arriesgado.

Minutos, o tal vez horas después, yacían en la cama. El rey había llevado allí a su amante en brazos, contento de no haberse ganado ningún reproche de su parte, ya que aún se encontraba medio ido y tembloroso por el placer. Los arropó a ambos con las mantas y una vez acomodado, atrajo a Bran por la cintura y recostó su cabeza sobre su pecho.

Para Bran, esa era la primera vez que yacía con un hombre mayor que él, y la sensación le gustó. Se sentía protegido, seguro en aquel amplio pecho con risos negros que subía y bajaba aún con ritmo discontinuo. Aunque también pueda tratarse del hecho de que sabía quién era ese hombre, aunque no conocía gran parte de los años que lo habían llevado hasta ese lugar, conocía su honestidad, su honra y valía.

-Estás viejo, Potter- le dijo. Su cabeza se sacudió un poco por la risa del mayor, que trataba de sofocarla para no incomodarlo.

-Es cierto, pero no te olvides de que solo faltan cinco años para que me alcances, ¿o me equivoco?- le devolvió.

-Exacto. ¿Cómo lo supiste?- se sorprendió.

-Es sencillo. Tienes la misma edad que tendrían mis padres en tu mundo, de haber estado vivos. Por lo que recuerdo, ellos solo tenían 18 años cuando me tuvieron, ¿no es así?- quiso asegurarse.

Tu mundo, se repitió Bran. Estaba ansioso por preguntar mas sobre el tema, pero podía esperar.

-Sí, es verdad. Tus padres salieron durante los últimos años de colegio y se casaron nada más salir de él. Te tuvieron un año después.

-Recuerdo que mi padre no te caía bien- comentó, mientras dejaba a su mente divagar entre la niebla que le suponía todas esas memorias pasadas.

-No, nos llevábamos realmente mal. De hecho, fue por eso que te trataba tan mal a ti en el colegio. A tu madre sí que la conocí. Crecimos juntos, fue mi mejor amiga hasta que conoció a ese idiota- se ganó un puñetazo en el hombro, pero no se retractó- digo lo que pienso. Luego de eso no nos volvimos a hablar. Aunque en esa época yo estaba demasiado ocupado tomando malas decisiones, por lo que no le preste la debida atención- comento mientras delineaba con los dedos el tenue tatuaje en su brazo.- Me gustaría saber porque esta de ese color…- murmuró.

-Asumo que es porque el poder de él no llega hasta mis tierras- respondió en el mismo tono el rey, mientras depositaba un beso suave en su cabeza.

Bran asintió, conforme.

-¿Qué más recuerdas? Son muchos años alejado, más de los que alcanzaste a vivir allá.

-No mucho… a veces sueño con un rayo verde. Sé que significa muerte.- Vio como Bran se lo confirmaba con un asentimiento.

-El único hechizo con ese color es el Avada Kedavra, el hechizo asesino.

-Bien, al menos algo tiene significado. Ahora, también recuerdos algunos nombres. Ron y Hermione.

-Eran parte de tu trío de oro. Unos muchachitos fastidiosos. Aunque la chica era pasable en cuanto inteligencia, era terriblemente insoportable en clases. Weasley- vio la cara de confusión del otro- Ronald Weasley, era inepto en todo, pero hasta donde sé, te era muy fiel.

Lebannen sonrió con añoranza, una que no sentía desde hacía rato.

-Entonces eran amigos, ¿no?

-Sólo tú podrías llamarlos así.

Bran se ganó un puñetazo en el hombro.

-Si lo dices así, lo más seguro es que fueran personas increíbles.

-Son. Son personas, Potter, recuerda que aún están vivos.

El rey volvió a asentir, esta vez con una sonrisa aún mayor. Aún no se explicaba muchas cosas, pero la sensación de alivio era sensacional.

-¿Puedo pedirte un favor?

-¿Otro?- dijo Bran con fingida indignación, como si le pidiera mucho.

-Que me la chuparas no era un favor, era una orden.

-Vale.

El rey puso los ojos en blanco.

-No me llames por mi apellido.

-Se me hace raro llamarte mi señor mientras…- dijo sugerente.

-Tonto, llámame Harry si quieres…- calló en la cuenta de un detalle- un segundo, tú hasta ahora no has pronunciado mi verdadero nombre, ¿no es cierto?

-No, se me hace raro.

-Bien, no lo hagas.- Bran lo miró interrogante.- Esta noche te enseño el porqué- le prometió.

-De acuerdo. A cambio tú sígueme llamando Bran. No es que me guste el nombre, pero si la persona que lo porta-. Confeso en un murmullo muy bajo, que casi no se escuchó, mientras se acomodaba para dormir, extenuado. Lebannen aprovechó para abrazarlo y enredar sus piernas con las de él. Suspiró satisfecho sobre su nuca una vez acomodado, y le complació que su amante no se lo quitara de encima.

Se quedaron en esa posición por un rato, mientras afuera comenzaba a aclarar. Las caricias y los besos lánguidos llamaron al sueño que se acumuló bajo sus párpados hasta que ninguno pudo seguir haciéndole frente, y se quedaron dormidos.

El rey, luego de un par de horas, despertó primero y se deleitó con la vista que le ofrecía su compañero. Seguía dormido, y parecía extrañamente frágil. Anoche había conseguido sacarle esa máscara de indiferencia que solía vestir, desnudándolo en muchos sentidos. Deliciosos sentidos.

Le acaricio el cabello, lacio y suave. Se pregunto qué tanto era el odio podía llegar a haberle tendió alguna vez, y los ecos de sus memorias respeto a él le llegaron apagados. Era estúpido, niñerías de un adolescente con ganas de abocar sus frustraciones en alguien. Y ese alguien era la persona que dormía ahora entre sus brazos. Y ojala aceptara seguir haciéndolo por mucho, mucho tiempo.

Recorrió con sus manos su fino cuerpo, contrastando su color bronce contra el blanco de su amante. Estaba bien formado, tenía unos músculos que lo hacían fuerte, y una contextuara que lo volvía ágil.

Se dio cuenta de que una de las cosas que había dicho esa noche tenía mucho sentido. Le había pedido que le llamara Bran, y no Severus. Siempre se había preguntado el porqué no tomaba clases de hechicería, siendo que el poder era muy visible en él. Ahora entendía que no quería mezclar sus mundos, quería ser alguien diferente, capaz de defenderse, pero en otro nivel.

-Los años no han hecho de ti alguien sutil- murmuró Bran contra la almohada.

Lebannen se reclinó y busco sus labios para darle los buenos días.

Se besaron por un rato, disfrutando de la cercanía antes de empezar la jornada, que por suerte era domingo y les daba más tiempo para estar en la cama.

-Eres tan adictivo- murmuro el rey rompiendo el beso.

Bran levanto la cabeza y la apoyó en una mano, con el codo hundido en el colchón, y miró desde arriba a su amante.

-Que quede claro que no seré tu cortesano- dijo Bran, reclamando un puesto más digno.

-Bran, no seas anticuado- le dijo mientras trazaba círculos en su espalda desnuda. Luego encontró más divertido delinear su espina dorsal con un dedo, yendo desde la cintura hasta el nacimiento de sus nalgas. Solo logro una primera reacción por parte de su amante, sintiendo como le recorría un escalofrío de excitación, luego no volvió a divisar nada detrás de su máscara.

-¿Anticuado, yo?- le pregunto elevando una ceja- Disculpa, pero no soy yo quien se viste con ropa de hace mil años, que tiene un reino colmado de seres mitológicos y con costumbres arcaicas.

Lebannen, que al principio sofocaba la risa con los labios cerrados, no aguanto más y largo una sonora carcajada. A Bran le encantaba verlo así, tan simple, tan mundano, mientras que la mayor parte del día se la pasaba de acá para allá tan complejo, inabordable, mucho menos tocable.

-Anótate ese punto- le dijo mientras depositaba un casto beso en sus labios.- Claro que no serás sólo mi amante. Si te sientes cómodo con la idea, puedes ser mi cortesano- vio la satisfacción en esos ojos que trataban de ocultarla, por lo que quiso picarle un poco.- Aunque claro, eso rompería el corazón de miles de hombres apuestos que aspiran a ese lugar…

No pudo terminar ya que se vio asaltado por esos labios demandantes. Su cuerpo fue aplastado por el del menor y ya no supo nada coherentes hasta una hora después, cuando jadeantes intentaban regresar de la nube de satisfacción a la que se habían elevado.

-Que te quede claro que Severus Snape no comparte. Mucho menos Bran. ¿Entendido?- pregunto mientras deslizaba el miembro del rey fuera de él y se bajaba de sus piernas, ya que había estado montado a ahorcajadas durante mucho tiempo y temía cortarle la circulación de sus miembros inferiores.

-Muy en claro, mi joven amo.



Más tarde, Lebannen insistió en quedarse y ducharse con él, pero Bran se lo impidió. Excusándose con la idea de que si se quedaba más tiempo, todo el mundo lo vería por los corredores con la misma ropa floja con la que llegó ayer, lo echó sin misericordia de su cuarto.

El rey se mosqueó al principio, diciendo que todos deberían saber lo suyo, ya que pensaba monopolizarlo por las noches aunque no estuviesen en una relación formal, pero Bran se mostro reticente. El mayor supo que era mejor no insistir, comprendía su carácter y sabía que era mejor no forzarlo.

Asique, dándole un último beso de despedida, se marchó a su alcoba, consciente de que al menos una docena de personas sabían que no había pasado la noche allí.
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MensajeTema: Re: El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose   El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose I_icon_minitimeJue Jun 14, 2012 10:16 pm

uy ay oh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! que feliz que soy, mas que la lombriz que rie y juega perdiz... jajajaja cualquier cosa invente... jajaja... me a enamorado este capi... es tannnnnnnnnnnnn lindo y ardienteeeeeeeeeeeeee...... gracias Atuan!!!!! eres una escritora maravillosa..... que buen fic!!!!! el nuevo capi supera al anterior (soy una pervertida XP jajajajaja) ... besos reina... suerte, cuídate y saludossss!!!!!!!!!!!!!!
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MensajeTema: Re: El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose   El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose I_icon_minitimeDom Sep 23, 2012 10:08 pm

por favor trata de actualizar luego

nos leemos
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MensajeTema: Re: El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose   El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose I_icon_minitimeMiér Ago 31, 2016 2:57 pm

¡No puedes ser tan malvada y no terminar la historia! lloro1
¡Es el mejor crossover que he leído!
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MensajeTema: Re: El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose   El Hijo de las Profecías - 7. Descubriéndose I_icon_minitime

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