La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 La mejor Navidad de Harry

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gabrielle62

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MensajeTema: La mejor Navidad de Harry   La mejor Navidad de Harry I_icon_minitimeVie Jun 06, 2014 1:06 pm


Título: La mejor Navidad de Harry
Autor: gabrielle62
Personajes: Harry Potter, Severus Snape
Resumen: Mi respuesta al reto Navideño de La Mazmorra del Snarry "Una frase navideña"
Género: Romance
Clasificación: NC-17
Capítulos: Oneshot
Publicada: 17/12/11
Palabras: 2353
Actualizada: 17/12/11
¿Completa?: Sí
Desafíos: Snarry en La Mazmorra- Navidad 2011


oOoOo


Notas del capítulo:
Hace diez años que no se ven, pero ninguno de los dos ha olvidado al otro.



oOoOo


Se acercaba la Navidad y como no cambiase el panorama Harry presentía que sería una de las más tristes de su vida. Ese año no la pasaría con los Weasley en La Madriguera, pues se iban todos a Francia a compartir esas fiestas con la familia de Fleur, y aunque le habían invitado a ir también, no podía, tenía mucho trabajo, sobre todo era papeleo que poner al día. Excusas. Lo cierto era que no le apetecía lo más mínimo pasar las fiestas con la familia de la mujer de Bill, a los que apenas conocía. Prefería estar solo, bueno no exactamente solo, pero como tampoco tenía pareja…pues eso. Se animó pensando que no le sería difícil encontrar a alguien en el Soho con el que echar un polvo. Aunque esa no era esa precisamente su idea de pasar la Navidad en pareja, un polvo lo podía echar cualquier otro día. Le gustaría mucho compartir estas fechas con alguien en especial, pero eso era imposible, una absurda utopía que sin embargo no lograba borrar de su mente. Estar con él, era lo que más deseaba en el mundo, lo que había anhelado desde hacía ya diez largos años.

Harry siempre se había metido en líos, no podía evitarlo, pero ahora se había complicado la existencia de mala manera, desde que se encontró en “El caldero chorreante” a la última persona que hubiese esperado ver, la persona que con solo una mirada le desarmaba, todavía hoy, aún después del tiempo transcurrido: Severus Snape.

Cuando le había saludado y sonreído le desarmó, descolocándole por completo, Severus tenía una sonrisa hermosa, o tal vez era sólo que casi nunca le había visto sonreír antes, sí sin duda era eso. Ese simple gesto amable por parte de Snape no podía ponerle tan nervioso ¿o sí? Pues sí, estaba claro que podía hacerlo después de todo.

Desde aquel día se lo encontraba cada vez que iba a comer a la cafetería del Ministerio y no era una casualidad. Severus le buscaba, estaba claro, pero por qué no le decía de una puñetera vez qué diablos esperaba de él. Le perturbaba y mucho, sobre todo porque no se le acercaba, siempre mantenía una prudente distancia, y sabía que observaba cada uno de sus movimientos. después le saludaba con la mano y… le sonreía de aquella manera. Le alteraba, le ponía nervioso y ¡mierda! Le excitaba… ¡Harry no podía más!

— ¿Ya se marcha Potter?—aquella voz tan sugerente susurrando en su oído le puso la piel de gallina. Harry había intentado marcharse sin que Severus lo notara pero había fallado miserablemente, como había previsto.

—Si…—respondió torpemente—tengo cosas que hacer.

Quería escapar de allí y al mismo tiempo deseaba besarle con tantas ansias que dolía.

—Es viernes Potter, su horario de trabajo ha terminado y hay algo que me gustaría darle si no tiene inconveniente.

Pues sí, que tengo inconvenientes pensó, aunque se abstuvo de decirlo en voz alta, no le gustaba sentirse así, tan inseguro como si aún fuera un adolescente hormonal. Se enfrentaba a diario a los peores criminales y sin embargo Severus Snape lograba que de nuevo se sintiera así, como cuando aún era un colegial. No entendía por qué no le había buscado antes ni por qué lo hacía precisamente ahora.

— ¿En qué puedo ayudarle Snape?—preguntó beligerante. Le dio rabia que le llamase por su apellido, después de tantas cosas que sucedieron…pero había pasado tanto tiempo…

—Toma Harry—dijo llamándole por su nombre, se había dado cuenta de la evidente molestia del Auror, y molestarle no era precisamente lo que pretendía…Le dio un pequeño libro negro— Léelo por favor y si después de hacerlo aún quieres que hablemos, házmelo saber.

Harry lo examinó brevemente estaba un poco desconcertado, el libro parecía un diario pero no le dio tiempo de decir nada porque cuando levanto la vista del libro Severus ya no estaba.



&&&&&&&&&



Harry releyó el mismo párrafo del diario escrito con la elegante letra de Severus por décima vez:

Es cierto Harry, amé a tu madre, no tiene caso negarlo, pero eso pasó hace mucho tiempo. Es el pasado. Si hoy he rechazado tus intentos de besarme… no es porque te odie o no sienta nada por ti, sino todo lo contrario, pero sé que aunque intentara explicarte por qué te rechazo, ahora no lo entenderías, eres muy joven y te queda mucho por vivir, y quiero que lo hagas, quiero que te relaciones con otros Harry para que puedas comparar, para que cuando vaya a por ti estés seguro de lo que soy yo lo que realmente quieres. Soy hombre de profundas pasiones, y cuando me enamoro lo hago de verdad y si de algo estoy seguro es de lo mucho que te amo Harry. Pero eres demasiado joven aún, el día que sienta que estás preparado te buscaré, porque tú eres mi presente y si quieres también serás mi futuro…Se a lo que me arriesgo, quizá me odies después de lo de hoy pero yo no te aborrezco precisamente, quiero enseñarte tantas cosas, pero no todavía, no es el momento, aún eres casi un niño. Tienes que vivir Harry, divertirte y hacer lo que desees, en suma, tienes que ser feliz y cuando encuentres tu lugar en la vida, cuando ya seas un hombre te iré a buscar, y comprobar si aún sientes algo por mí. Mientras tanto estaré en la sombra, como siempre viéndote crecer como persona y como ser humano, en todos los aspectos y desde luego protegiéndote también, como he hecho siempre. Seguiré esperando por ti hasta el momento preciso y cuando sienta que estás preparado iré a buscarte y si me aceptas no habrá nada ni nadie capaz de separarnos. Esa es mi promesa.”

Desde que acabara la guerra hacía ya más de diez años, no había tenido demasiadas noticias del hombre que fuera su profesor, su guía y su protector, el hombre del que Harry había acabado enamorándose perdidamente, como el adolescente que era. El mismo hombre que rechazó sus avances cuando quiso confesarle lo que sentía por él y el mismo que ahora le había entregado su diario y había puesto su mundo una vez más patas arriba. Porque sí, Harry había vivido mucho en esos diez años y tenido muchas relaciones, sobre todo con hombres, siempre buscando…quién le provocara mariposas en el estómago, como hacía él, que le hiciera matarse a pajas pensando en él, en su cama o en la ducha, daba igual, alguien que como él, le enervase con el simple sonido de su voz, pero no lo había encontrado, y se maldecía por ello, porque durante diez años había intentado sustituirle, olvidarle…y no lo había conseguido. La rabia y la impotencia de que ninguno fuera él, le había impedido tener una relación seria con ninguno de sus amantes, hasta que había optado por matar las ganas en una follada rápida y no implicarse demasiado con nadie, no quería herir no que le hirieran, así era todo más sencillo.

Envidiaba la relación que tenían Ron y Hermione sus amigos y la hermosa familia que habían formado con sus pequeños Rose y Hugo, era eso lo que él quería, lo que siempre había deseado, pero sabía que eso solo podría ser posible con el elegido de su corazón, solo con Severus. Durante mucho tiempo lo había creído imposible, pero los milagros existían el pequeño diario que ahora apretaba contra su corazón, así lo confirmaba. Las lágrimas bañaron sus mejillas pero eran lágrimas de felicidad al saber que lo que siempre había anhelado había sucedido al fin.

Cuando Harry se sobrepuso un poco de tantas emociones, le envió un mensaje a Severus mediante Myddle, su nueva lechuza. Se había negado durante años a tener una nueva mascota pues aún no superaba la muerte de su querida Hedwigh, pero tras mucho insistir, Ron y Hermione habían conseguido que aceptase su regalo. Myddle levaba ya dos años con él, y como no podía ser de otro modo…Harry había acabado cogiéndole mucho cariño a su nueva compañera. Después corrió a la ducha, tenía mil mariposas en el estómago, era una sensación que creyó no volver a sentir. Se lavó y preparó a conciencia, quería estar lo más presentable posible antes de ir al encuentro de Severus.

Quedaron en “las tres Escobas”, cuando Harry llegó Severus ya le estaba esperando. Estaba imponente, vestía una impecable y elegante túnica negra, bastante más bonita de las que Harry recordaba haberle visto en Hogwarts, claro que entonces eran casi todas de trabajo, y su pelo…lucía limpio, sedoso y brillante. El ceño de preocupación que siempre acompañaba al profesor en el colegio también se había suavizado, además había ganado algo de peso, lo que le sentaba muy bien. No era un hombre guapo, pero a Harry eso le traía sin cuidado, a su modo de ver Severus era el hombre más misterioso, elegante y con la voz más sugerente y excitante del mundo, y era suyo, esa noche Harry le haría suplicar por él, esa era “su promesa”. Le demostraría lo mucho que había aprendido durante esos diez años, y esperaba hacerlo en la cama.

Cuando le vio Severus salió a su encuentro. Harry se había esmerado en su atuendo y los oscuros ojos al parecer lo apreciaban muchísimo. Harry sintió un escalofrío cuando los negros ojos lo recorrieron apreciativamente y por completo de la cabeza a los pies.

— ¿Te gusta lo que ves?—coqueteó Harry intentando disimular su nerviosismo.

—Mucho

—A mí también me gusta mucho lo que veo—dijo el Auror con una cálida sonrisa, mientras Severus le invitaba a sentarse a su lado. Estaban en un discreto reservado. Rosmerta le había dado un nuevo aire a su local, creando espacios más íntimos para las parejas que desearan más privacidad.

—Gracias Harry—dijo de pronto Severus.

— ¿Por qué?—preguntó Harry sorprendido.

—Por darme la oportunidad de…por esperarme…
Harry silenció su pequeño discurso con un beso.

—Es Nochebuena Severus. Sólo bésame, llevo tanto tiempo esperando por ti, que aún no me lo creo así que por favor… ¡demuéstrame que no estoy soñando!

Severus le quitó la copa de hidromiel de la mano y la depositó sobre la mesa, al tiempo que saqueaba a placer la fresca boca que se le ofrecía sin reparos. ¡Había anhelado tanto este instante! Pero le había sorprendido el Harry lanzado que le correspondía tan apasionadamente y que estaba tomando la medida de su paquete, acariciándole por encima del pantalón consiguiendo que estuviese a punto de explotar. Sin mediar palabra, el Auror se había arrodillado entre su piernas y su cálida lengua recorría su polla entera desde el prepucio hasta los huevos, besándola y mordisqueando sus bolas mientras él perdía sus dedos en el rebelde cabello, supo que se correría sin remedio cuando Harry se la metió entera a la boca y la recorrió con los dientes desde la base hasta el principio, allí se entretuvo especialmente con su lengua hasta que logró su propósito y Severus se vino en su boca. Harry se tragó hasta la última gota, después colocó todo en su lugar, cerró la cremallera del pantalón del sorprendido Severus, y le incitó:

¿Qué te parece si continuamos con esto en mi casa?

Severus se levantó e intentando mantener la compostura, salieron del establecimiento, se besaron apasionadamente una vez más y se desaparecieron para aparecerse de nuevo en Godric’s Hollow donde Harry había reconstruido completamente la casa donde nació.

—Ha quedado magnífica—apreció Severus.

—Lo sé. No es igual a como era del todo, pero quise que fuera lo más parecida posible. Creo que lo logré.

—Es muy acogedora, muy de tu estilo.

—Gracias… ¿quieres tomar algo?—invitó, pero Severus ya le había rodeado con sus brazos, una de sus manos acunaba sugerentemente sus nalgas mientras susurraba en su boca

—No, te quiero a ti ahora es mi turno de demostrarte lo que yo puedo hacer…

— ¡Eso quiero verlo…!—dijo juguetón y le devolvió el beso, el abrazo y la caricia casi con fervor. Era Nochebuena, la mejor noche del año para abrazar a quien más queramos y uno de los mejores días del año para hacer el amor…

—Harry ¿estás seguro de esto?

—Severus…cállate y hazme el amor de una vez ¿quieres? ¡Joer, que llevo esperándote diez años!—se lamentó el Auror, y Severus le besó de nuevo mientras le aupaba y reía en su boca, con aquella risa suave que Harry adoraba, y sin dejar de besarse subieron las escaleras que conducían al piso de arriba, mientras Harry pensaba que si aquello no era el paraíso, debía parecerse bastante…
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