La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*

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Araleh Snape

Araleh Snape


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MensajeTema: Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*   Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase* I_icon_minitimeSáb Abr 04, 2009 2:44 pm


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La primera clase






Severus mantuvo cerrados los ojos por unos segundos, aspirando embriagado la fragancia que emanaba del cuello del muchacho, extrañaba tanto ese calor. Harry le correspondió profundamente emocionado, aunque eso no le quitaba de la cabeza que Ángelo estaba ocupando ya las habitaciones de Severus.


- Dime lo que está pasando. –pidió cerrando los ojos para disfrutar más del abrazo.

- Harry… ve a tus habitaciones, te veré mañana.

- ¿Porqué siempre me ocultan todo? –le recriminó dolido-. ¿Porqué no confías en que puedo entender lo que pasa?

- Algún día… sólo dame tiempo para confirmar algunas dudas, Harry… por favor.

- ¿No le has dicho que me besaste?

- No se te ocurra decirle, Harry, no sabes lo que está en juego.

- ¿Te está amenazando con algo?

- Harry, Abbatelli no es una mala persona, no me tiene amenazado… -respondió zafándose del abrazo al recordar la advertencia Veela que casi había sacado de su mente-… ahora deja de hacer preguntas y mañana nos vemos para tus clases.

- ¿Entonces no le has confesado lo que pasó entre nosotros? –preguntó sonriendo triunfante-. Esa es una buena información, gracias, Severus.

- Harry, escucha y grábatelo bien… -dijo sujetándole del rostro para hacerlo mirarlo a los ojos y notara la seriedad con la que hablaba-… No se lo digas, no sabemos cómo podría reaccionar. Lo único de lo que estoy seguro es que iría a decírselo a Albus, y él ha llegado a quererlo mucho, no te va a permitir que le lastimes.

- ¿Y tú tampoco me lo permitirías? –le recriminó volviendo a endurecer su mirada.


Severus respiró hondo antes de darle otro abrazo que no duró mucho para molestia de Harry, pues un ruido en el interior hizo que Severus se despidiera rápidamente dejándolo solo en el pasillo. Harry contuvo el deseo de tocar y ponerlo en evidencia frente al pretencioso Veela… se marchó decidido a que no volverían a dejarlo plantado en un corredor, y si Severus no le decía lo que estaba pasando, él se encargaría de averiguarlo.


A la mañana siguiente tenía clase de pociones, había esperado ansioso ese momento, ya tenía en mente lo que haría a continuación. Severus no se sintió tranquilo de entrar al aula y ver todo en perfecto orden, ya los sobres habían desaparecido y había logrado acomodar la mayoría de los ingredientes, pero luego de lo sucedido la noche anterior, estaba seguro de que encontraría todo revuelto nuevamente, sin embargo no fue así, y eso le angustiaba más todavía. Miró a Harry, el chico le sonrió como si fuera un angelito, pero él sabía muy bien de ese tipo de sonrisas que ocultaban un demonio. Revisó perfectamente su silla antes de sentarse y dudó mucho en sujetar la pluma que descansaba dentro del tintero, todo le parecía extremadamente sospechoso.


Empezó la clase escribiendo las instrucciones en la pizarra, y entonces escuchó una risita que podía identificar en cualquier lado.


- Veinte puntos menos para Gryffindor. –dijo sin girarse, ocultando un escalofrío que le recorrió la espalda-. Ponga atención a la clase, Señor Potter o tendrá que salirse.

- Puedo salirme de una vez si quiere.


Severus dio la media vuelta rápidamente, sorprendido de que Harry se hubiera atrevido a hablarle en ese tono frente al resto de los alumnos, le miró furioso, pero el chico continuaba sonriendo inocentemente.


- No se moleste, profesor, sólo quería saber si quería que me fuera o no… creo que me malentendió, y si es así, le pido disculpas.

- ¡Salga ahora mismo, en mi clase no voy a tolerar sus insolencias!

- Pero… pero hoy haríamos la poción desvanecedora. –protestó Harry como si en realidad lamentara su expulsión-. Vendrá en los exámenes y no quiero reprobar.

- ¡Eso debió pensarlo antes!... ¡Salga de mi clase o me salgo yo y ninguno de ustedes sabrá como hacerla jamás!


Todos miraron a Harry alarmados, ninguno tenía la intención de reprobar Pociones y hasta sus compañeros de clase le observaban suplicantes para que saliera. Luego de un momento que se permitió de suspenso, Harry tomó sus cosas y salió del aula fingiendo un profundo pesar. Sin embargo, cuando se encontró en el pasillo, salió corriendo rumbo a otro de los corredores, sabía que a esa hora ningún grupo tenía clase de Defensa y era su gran oportunidad.


Al encontrarse en el pasillo del aula de los profesores, Harry se detuvo un momento, respiró hondo y se concentró lo suficiente, no tuvo que hacer mucho esfuerzo, sólo recordó lo que había sentido al ver a Severus besar a Ángelo para que sus ojos brillaran de lágrimas, y entonces provocó un ruido con una armadura para enseguida irse a sentar en las escaleras más cercanas, hundiendo su cara en sus rodillas. Satisfecho, escuchó como alguien salía de la sala de profesores, sabía bien quien era e intensificó sus sollozos. Ángelo fue hacia él sentándose a su lado.


- ¿Harry, estás bien? –preguntó preocupado de verlo llorar-. ¿Tú hiciste ese ruido?

- Perdón, es que tropecé con la armadura. –se disculpó compungido.

- Vamos al salón de juntas, ahí podemos hablar.

- No, será mejor que me vaya a mi habitación. –dijo poniéndose de pie con toda intención de mostrar de frente sus ojos llorosos.

- ¿Puedo saber porqué lloras? –preguntó levantándose y sujetándolo de los hombros para mirarlo de frente.

- El profesor Snape me ha echado de su clase, sin ningún motivo.

- Harry, no creo que Severus te echara sin motivo… ¿qué fue lo que pasó?

- ¡Nada, de verdad!... ¡Te dije que me odiaba y es cierto, es un hombre cruel y perverso! ¡Me siento tan mal, Ángelo!... ¿Puedo saber qué le viste?

- Harry, eso es personal. –respondió sin cuestionarle el modo tan directo de hablarle.

- Es que es tan raro que estén juntos. Tú eres un Veela, Ángelo, puedes tener a quien quieras, y el Profesor Snape siempre ha sido tan frío y altanero… ¿cómo conseguiste que empezaran una relación? ¿Es que usaste tu peculiaridad Veela para conseguirlo?

- ¡No, claro que no! –negó rotundamente-. Él y yo estamos juntos porque nos queremos.


Harry entornó los ojos, Ángelo sabía mentir muy bien, eso era algo que debía tomar en cuenta y no olvidar. Ansiando hacerle ver que no eran ciertas sus palabras, pero conciente de que no podía ir contra la petición de Severus de no hablar sobre lo sucedido entre ellos, disimuladamente Harry dejó caer su túnica a un lado y descubrió la parte del cuello donde tenía los vestigios del moretón que le dejara Snape.


- ¿Qué es esto? –le preguntó Ángelo sorprendido-. ¿Harry, tienes pareja?

- No. El tonto que me lo hizo está ahora con alguien más.

- ¿Ah sí?... pues sí debe ser muy tonto, ¿quién es?

- ¡Su nombre no importa, es un mentiroso!


Harry acentúo bien la palabra y estudió la reacción de Ángelo, pero éste solamente le sonrió y volvió a abrazarlo de manera consoladora. Harry gruñó para sus adentros, estaba conciente de sus absurdos arrebatos pero su mente parecía estar cerrada al raciocinio y nada le saldría bien, tenía que pensar en otra cosa, ahora le urgía marcharse, no soportaba la presencia del Veela, odiaba verlo comportarse tan comprensivo, así que se despidió fríamente y se marchó dejando al profesor con la plena seguridad de que ese chico andaba buscando afanosamente llamar la atención de alguien, pero ahora él estaba demasiado feliz para ocurrírsele nada.


Al salir de su salón de clases para dirigirse al comedor, Severus gimió al sentir que algo lo golpeaba en el pecho, se inclinó para ver lo que había caído a sus pies. Apenas alcanzó a suspirar resignado cuando de la pelota verde que yacía en el piso fue emergiendo una enredadera que le fue abrazando desde los pies hasta el tórax dejándolo pegado al piso y sin poder mover ni un músculo. Todos a su alrededor le miraban asustados, algunos corrieron temiendo que en cualquier momento lanzaría maldiciones sin importarle a quien cayeran. Unos más osados se atrevieron a ofrecer su ayuda al notar que el Profesor había quedado inmóvil, nadie pudo hacer nada para retirar los lazos verdes, ni con hechizos ni con remedios muggles que algunos propusieron, así que no le quedó más remedio que quedase quieto y ponerse a contar hasta el infinito mientras iban en busca del profesor de encantamientos. A lo lejos miró a Harry observando todo con una sonrisa plena en su rostro, nadie le ponía atención y eso le daba oportunidad de mostrar cuanto disfrutaba del espectáculo.


Lamentablemente Flitwick tampoco consiguió gran cosa, cuando mucho logró proponer colocar una silla para que el profesor de pociones no se cansara. Y como la Profesora Sprout no se encontraba en el castillo, tuvieron que llamar a Dumbledore, y junto con él acudió Ángelo, quien acababa de enterarse de lo que pasaba y miró preocupado como su pareja continuaba atrapado.


- ¿Quién hizo esto, Severus? –preguntó Ángelo revisando la pelota adherida al suelo y la enredadera al cuerpo del Pocionista.

- No sé, ni me importa, lo único que quiero es salir de aquí.

- ¿De verdad no quieres saber quien es el responsable? –cuestionó Dumbledore intrigado, esa no era una actitud normal en su amigo-. ¿Acaso ya lo sabes?

- ¿Porqué no se dejan de preguntas tontas y hacen algo útil?

- Es magia avanzada. –comentó Ángelo-. No puede ser cualquier persona, pero… Severus, tú…

- Deja de hablar y libérame, Abbatelli, sé que tú y Albus pueden hacerlo.

- Sí, pero… ¿porqué no…

- Abbatelli, ¿podemos conversar en otro momento?

- Sí, está bien… ahora mismo te sacamos de esto, Severus.


Con ayuda de Dumbledore, Ángelo realizó algunos conjuros que consiguieron cortar la enredadera a nivel de los tobillos del profesor y con eso liberarlo de la semilla, la enredadera que lo rodeaba cayó sola sin vida sobre el piso. Desde la lejanía, Harry se irguió frunciendo el ceño al ver que Ángelo sostenía a Severus en brazos, pese a ser menos alto que él, y lo alejaba de los restos. Dumbledore se encargó entonces de hacerlos desaparecer junto con los zapatos del profesor que no pudieron salvar.


- Ya puedes bajarme, Abbatelli. –pidió Severus retorciéndose de tal modo que consiguió que su pareja lo dejara en el suelo, no estaba dispuesto a permitir más miradas divertidas por parte de sus alumnos y con una sola de las suyas consiguió que todos pusieran pies en polvorosa y los dejaran solos en el pasillo, sólo Harry permanecía a lo lejos, escondido tras las sombras.

- ¿Ahora me puedes decir porqué no te liberaste tú mismo? –preguntó Abbatelli cuando incluso Dumbledore se hubo marchado y ambos caminaban hacia las mazmorras-. Sé que conoces el hechizo, Severus, así que te hubiera sido relativamente fácil salir de esa.

- Bien que sabes arruinar todo ¿no?... y yo que pensaba darte una recompensa por ser mi héroe. –respondió sonriéndole cariñoso.

- ¿Ah sí?... ¿Y como qué recompensa me ibas a dar?

- Esta.


Severus besó a Ángelo y levantándolo en brazos continuó su camino sin romper el beso, con eso consiguió pasar junto a Harry sin que Abbatelli lo notara, de otro modo, seguro sabría de inmediato quien era el responsable de la broma, y por lo tanto, empezaría a atar cabos y… no, era mejor que Ángelo nunca supiera sus líos con Harry. Además, aunque fuera por medio de esos juegos, le satisfacía saber que estaba avanzando mucho en el poder de su magia.


El Gryffindor se quedó sentado solo en el suelo. “Sé que no lo quiere, ese beso fue tan falso que no sé como Abbatelli no se da cuenta, pero… ¿me quiere a mí? –se preguntó agobiado-. Nunca me lo ha dicho, yo siento que sí, no se comporta conmigo como antes, pero… ¿y si me estoy haciendo ilusiones en vano? ¿Cómo averiguo lo que siente? ¿Cómo? –suspirando, Harry miró por el pasillo por donde habían desaparecido los profesores-. Ay, Severus, ¿porqué no puedo simplemente dejarte ir?... ¿porqué necesito sentirme unido a ti, aunque sea por medio de estas tontas bromas?”






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Araleh Snape

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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*   Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase* I_icon_minitimeSáb Abr 04, 2009 2:46 pm

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Al término de sus clases, Severus no podía concentrarse en calificar los exámenes de sus alumnos. No dejaba de pensar en el reclamo Veela, se resistía a creer que no hubiera una solución al respecto, si no hubiera sido porque Albus le confirmó que era verdad, jamás habría tomado en serio las palabras de Abbatelli. Miró de reojo como Ángelo leía un libro en uno de los sillones y armándose de valor, fue a sentarse a su lado.


- Necesito que me expliques bien lo del reclamo, Abbatelli. –pidió intentando ser sereno.

- ¿Qué quieres saber? Me parece que te lo he dicho todo.

- Si el reclamo se consumó, ahora no corro peligro de muerte ¿cierto?

- Así es.

- Pero si por alguna remota casualidad alguien llegara a poner sus ojos en mí… ¿qué pasaría?

- Sinceramente… no lo sé. –confesó haciendo a un lado su lectura-. Severus, hay muy poca información, ya te lo dije, pero lo que sé es eso, me engañas ahora y el traidor muere.

- Pero el traidor sería yo… no el otro.

- No, no es así como funciona en mi cultura. Se supone que es para protegernos, no para destruirnos. Si tú mueres, yo no podría soportarlo, así que tu vida ya no corre riesgos… pero si alguien más te desea no podrá conseguir nada.

- ¿Hasta qué punto empieza a funcionar el reclamo?

- Severus… si pretendes averiguar si puedes estar con otro sin una culminación sexual más te vale que sea con alguien que no te interese demasiado. –respondió frunciendo el ceño-. No puedo asegurarte si un simple roce de mano o una noche completa apasionada, no lo sé… averígualo por ti mismo.


Ángelo se paró y se marchó a la habitación conteniendo las lágrimas por las preguntas de Severus. No podía creer que se atreviera a hacérselas. Snape tampoco lo creía, pero necesitaba saberlas, y aún tenía muchas dudas más pero tendría que esperar para volver a encontrar la ocasión para despejarlas. Por lo menos ya sabía que con tocarse no pasaba nada, se llevó la mano hacia el ojo, sonriendo al sentirse aún adolorido.


“Tengo que encontrar un modo –pensó mirando la puerta por donde había salido su pareja-. Lo lamento, Abbatelli, no quiero hacerte daño, pero tengo ninguna intención de quedarme para siempre contigo. Ahora en quien debo pensar en es Harry y en mí, en que yo necesito la oportunidad que me arrebataste con tu reclamo… y por tu bien, espero que no me estés ocultando nada, aunque por el mío, deseó con el alma que ese reclamo no sea tan literal como me lo has planteado”.


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Esa noche, Harry llegó puntual a su reunión con Severus, pero ni lo saludó cuando entró al aula, simplemente le miró con arrogancia antes de irse a sentar en uno de los pupitres.


- Acércate, Harry. –le pidió Severus, estaba sentado en su escritorio observando la escena del duelo en el Pensadero. A regañadientes, Harry le obedeció y se colocó de mala gana tras del profesor-. Quiero que mires bien lo que sucedió en el duelo.

- Me lo sé de memoria. –refutó enojado-. No se me olvida que fue la gran humillación de mi vida hasta que llegaste tú a ella... ¿Me vas a decir lo que pasa entre tú y el Veela desteñido o no?

- Supongo que no la has visto bien. –le dijo con serenidad sin hacer caso de su comentario-. Observa, mira cuando Abbatelli te envía el Repulso… ¿notas algo?

- No… ¿qué debería notar? –preguntó impaciente.

- Estabas furioso. Abbatelli te picó el orgullo con su comentario y eso te desconcentró, no debes permitirlo jamás, Harry. Un contrincante siempre intentará ganar de todas las formas posibles, y entre ellas se incluye la desconcentración. La mejor arma de todo mortífago es influir en el ánimo de la otra persona, bajar la autoestima y fomentar el miedo, de esa forma se ganan muchas peleas.

- Abbatelli no es un mortífago… ¿o sí?

- No, pero es muy hábil e inteligente, tiene mucha experiencia en duelo. En su natal Italia fue duelista y daba clases de lo mismo, además de que…

- ¿No podemos cambiar de tema y dejar de lado lo maravilloso que es tu amorcito?

- Bien, continuemos. –aceptó conteniendo una sonrisa-. Observa cuando estás en la pared, no miras a Abbatelli, te fijabas más en lo que decían tus compañeros, e incluso Granger llegó a desconcentrarte todavía más. Otra situación a la que podrías enfrentarte es a tener a tus amigos o seres queridos luchando o siendo torturados cerca de ti, pero si pierdes, Harry, entonces no habrá ninguna oportunidad para ellos.

- ¿Pretendes decirme que debo ignorar todo lo que ocurra a mi alrededor?

- Exacto, sólo debes estar tú y tu contrincante.

- ¿Y si alguien mas me ataca y no me doy cuenta por no mirar?

- Hay que tener los sentidos siempre alertas, Harry, eso es algo diferente.

- Me confundes.

- Irás comprendiéndolo con la práctica… ¿qué te parece si empezamos?

- Bien… Severus, ¿puedo hacerte una pregunta?

- Claro, dime.

- Escuché que podías liberarte de la planta… ¿porqué no lo hiciste?

- ¿Y privarte de la diversión?... no, no era para tanto.

- ¿Porqué me tienes paciencia?... ¿Porqué ya no me gritas como antes?... ¿Porqué te estás portando tan amable conmigo luego de todo lo que te hago?

- Porque sé que lo necesitas, necesitas vengarte de mí y si eso te ayuda a superarlo, pues aguanto todo lo que quieras hacerme… es fácil, he tenido práctica por muchos años de enseñanza.


Harry sonrió tenuemente, pero aquella sonrisa a Severus le dolió como ninguna, era demasiado triste, demasiado desesperanzadora como para pertenecer a alguien tan jovial y radiante como Harry, se sentía culpable por haber sido quien cambiara tanto la expresión del chico. Severus intentó no dejar ver lo que sentía y caminó hacia el centro del salón donde con su varita acomodó los pupitres en un rincón para así lograr tener el mayor espacio libre.


- Colócate frente a mí, Harry. –le pidió fríamente y el chico obedeció, aunque no se le veían tampoco mucho ánimos por aquella clase que debía ser importante para él-. Supongo que Abbatelli te enseñará el saludo, reglas y cosas inservibles como esas, conmigo aprenderás todo lo contrario.

- Me agrada la idea, supongo que si no triunfo como héroe podré hacerme un camino como mortífago ¿verdad?

- Eso no lo digas ni en broma, Harry.

- Tal vez si logras convertirme en alguien como tú mi vida sea mejor. –comentó amargamente-. Así podré andar besando chicos para luego dejarlos como idiotas.

- ¡Caramba, pon atención, que estamos en clase! –exclamó desesperado-. ¡Si hasta parece que jamás te habían besado!


Por la expresión que hizo Harry desviando la mirada para ocultar sus ojitos llenos de agua, Severus comprendió que acababa de decir una tontería… le dolió en el alma saber que sin querer había descubierto algo que jamás se imaginó. Harry era un chico hermoso, dulce, valiente… ¿cómo es posible que ningún otro de sus compañeros lo notara y no hubiera sido besado?. Severus sintió el profundo deseo de correr a abrazarlo, pero recordó lo sucedido la última vez que se dejó conmover por sus lágrimas y ahora no podía permitírselo, las consecuencias no eran cosa de niños. Así que, haciendo acopio de toda su entereza, sonrió con un poco de cinismo.


- Me halagas, Harry, pero encontrarás mejores besadores que yo. Sólo fui el primero, no tiene importancia.

- Lo sé… ya hasta es asqueroso recordarlo. –respondió volviéndose a mirarlo con odio-. Espero que nadie se entere jamás o no querrán besarme pensando que tendré el sabor del asqueroso murciélago grasiento ¿verdad?

- Ponte en guardia. –ordenó en un susurro que intentó ocultar su dolor por sus palabras.

- ¿No se suponía que me enseñarías las deslealtades de un asesino?... No creo que ellos se pongan en guardia… ¿o lo hiciste alguna vez, Severus? ¿Antes de asesinar a alguien le dijiste “Ponte en guardia”?

- ¡Harry!

- ¡Crucio! –gritó Harry con todas sus fuerzas apuntando a su profesor.

- ¡Expelliarmus!


Severus consiguió desviar la maldición de Harry, y con su rayo escarlata consiguió desarmar al muchacho, quien salió expelido contra la pared por la fuerza que fue impactado. La espalda de Harry chocó violentamente en el muro deslizándose lentamente hacia el piso donde quedó tendido aparentemente sin sentido. Severus hizo el intento de correr hacia él pero se detuvo cuando escuchó algo parecido a un sollozo, y permaneció en su lugar hasta que vio a Harry incorporarse lentamente hasta quedar sentado junto a la pared pero sin levantar la mirada… otra vez lloraba y su corazón se partía en pedazos al verlo.


- ¿Porqué me haces esto, Severus? –le reclamó suavemente con la voz quebrada.

- Lo lamento, no quise ser tan rudo, Harry.

- Me lastimaste.

- Intentaré moderarme un poco más… ahora, si te sientes mejor, ponte de pie y continuemos.

- No me siento mejor… ¡Me duele mucho! ¡Duele aquí!


Harry se llevó una mano al pecho al mismo tiempo que levantaba la cara humedecida por sus lágrimas. Severus comprobó lo que temía, no había estado refiriéndose al ataque físico, le dolía recordar lo sucedido entre ellos. No supo qué hacer, ¿Seguir mintiendo hasta que creyera realmente que no sentía nada por él? ¿Hablar con la verdad y decirle que moría por besarlo y ya no dejarlo ir jamás de sus brazos?... Nunca en su vida le había importado tanto una persona como ahora le importaba Harry, tenía que escoger la elección mejor para él. Pero Harry era tan joven, aún podía olvidarlo y habían sido sólo besos, eso era algo que se repetía con frecuencia, la ilusión que había despertado en el chico quizá moriría pronto, cuando encontrara a alguien más, pero… ¿porqué se le veía tan triste? ¿porqué parecía sufrir tanto como él?


- Sabes que todo lo que hago y digo no es en serio… ¿verdad? –preguntó Harry sollozando-. Sabes que sólo pretendo lastimarte como me has lastimado tú… que cada una de mis palabras no salen de mi corazón.

- Lo sé.

- ¿Y Porqué no te acercas? –le recriminó Harry dolorosamente-. ¿Me odias por lo que te he dicho?

- No, y si eso es lo que pretendes con tus chantajes emocionales, no podrás conseguirlo, Harry. Es mejor que te olvides de mí… yo no tengo tiempo qué perder en tonterías.

- Sí… ya me doy cuenta de eso. –respondió irónico-. Bien, no me importa, puedo seguir adelante con mi vida, Severus, no te necesito para nada, y voy a dejar de amarte aunque sea lo último que haga en mi vida ¡Te lo prometo!

- ¿Amarme? –repitió dejando caer su varita al suelo ante la sorpresa.


Harry palideció al darse cuenta que había hablado sin fijarse, quiso decir algo, negarlo terminantemente, pero las palabras se negaban a salir de su boca... además ¿qué no era ya demasiado evidente? Se puso de pie sin dejar de mirar los ojos negros que lo habían enseñado a soñar, podía ver en ellos algo que no alcanzaba a descifrar, tal vez miedo, o alegría… no, eso último no podía ser, pero no podía dejar de mirarlos, era algo más poderoso que cualquier hechizo.


- Creo… creo que la clase de hoy ha terminado, Harry. –dijo Severus finalmente mientras se inclinaba a recoger su varita-. Nos veremos mañana.


Pero al levantarse, Harry no se había marchado, al contrario, ahora lo tenía mucho más cerca, mirándole directo a los ojos, repitiendo en esas orbes esmeraldas lo que acababa de decirle. Severus quiso retroceder, pero Harry se adelantó y colgándose de su cuello le besó. El corazón de Severus dio un vuelco, no pudo evitar corresponderle, era incitante volver a saborear esos besos con los que soñaba cada noche, le atrajo rodeándole por la cintura, pegando su cuerpo a los juveniles contornos del Gryffindor quien gemía extasiado dentro de su boca, sujetándole de sus negros cabellos casi con desesperación, Severus sentía los dedos del muchacho volver a acariciarle la cabeza, la nuca, sus orejas. Pero cuando se separaron en busca de un poco de oxigeno para continuar, Harry le suspiró al oído un suave “Te amo” que lo hizo caer de golpe en la realidad. Severus le retiró de un fuerte empujón, no podía olvidarse del motivo por el cual no podían estar juntos. Harry le miró con reproche por un momento antes de dejarse caer el suelo con las manos en la garganta.


- ¡Harry!... ¿Qué te pasa, Harry? –preguntó Severus inclinándose hacia él con el pánico reflejado en sus ojos.

- No… no puedo respirar, Severus. –respondió dificultosamente mientras intentaba jalar aire-. ¿Qué… qué es esto?... ayú… dame.

- Tranquilo, Harry, va a pasar muy pronto, pequeño… no te asustes.

- ¡Abrázame, por… favor!


Severus no sabía si debía hacerlo o no, tal vez eso empeoraría la situación, pero el terror en los ojos de Harry, su desesperada súplica dibujada en ellos pudo más. Le estrechó contra su pecho escuchando como el chico se iba debilitando, sus esfuerzos por conseguir aire le hacían emitir un sonido escalofriante que le paralizaba el corazón. Notó que el tono de su piel cambiaba a pálida, morada y luego azulada demasiado rápido. No podía quedarse ahí viendo como moría por su culpa, lo levantó en brazos corriendo hacia la enfermería, y durante el trayecto pudo sentir como el chico caía en la inconciencia, como si finalmente la advertencia Veela hubiera sido cumplida y cobrara su primera víctima.



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Susy Snape
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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*   Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase* I_icon_minitimeDom Abr 05, 2009 1:53 am

Pobre Harry... Pobre Sev.... maldito Abatelli Very Happy
Buenísimo el capi.... las bromas de Harry son tan infantiles que en vez de enojarse cual persona reaccionaria tiernamente jejeje
Besos Very Happy
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Araleh Snape

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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*   Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase* I_icon_minitimeDom Abr 05, 2009 6:44 pm

Que bueno que se te hizo tierna la actitud infantil de Harry, yo esperaba que fuera así y que no se interpretara como un chiquillo malcriado, así que me siento contenta y yo era la primera en echarle porras al mocoso para que le hiciera la vida imposible a Sev... y de paso a Angelito, jeje
cheers
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kakarotta
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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*   Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase* I_icon_minitimeVie Jun 26, 2009 8:55 pm

si, ya se que ya lo dije pero lo dire de nuevo, odia a angelo por interponerse entre sev y harry
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Araleh Snape

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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*   Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase* I_icon_minitimeSáb Jun 27, 2009 1:09 pm

jajaja, pues el club Anti Ángelo se amplía, creo que habrá que hacer sucursales porque mi Veelita lindo no sabe portarse muy bien Razz
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Yuki Fer
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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*   Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase* I_icon_minitimeDom Nov 25, 2012 8:27 pm

dioss cuantas veces e leído esta historia y sufro los mimos efectos que la primera vez...dios odio a es maldito veela...lo odioo......... lloro1 estoy llorando como maria magdalenaa...me enojo...lloro..y odio realmente sensei...eres magnifia hacer que esos sentimientos lleguen tan profundo..eres magnifia... ^^ ahhhh diosss k tristesa tan mas grande... lloro1 pobre harry.............
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MensajeTema: Re: Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase*   Enfermo de amor. Capítulo 10 *La primera clase* I_icon_minitime

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