La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

  Mientras me quedes tú capítulo 2 Lloraré cuanto tú llores

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gabrielle62

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MensajeTema: Mientras me quedes tú capítulo 2 Lloraré cuanto tú llores    Mientras me quedes tú capítulo 2 Lloraré cuanto tú llores I_icon_minitimeMar Jun 03, 2014 12:11 pm

Ven y refúgiate conmigo en las paredes de este abrazo
y ya verás cómo este frío poco a poco va pasando.

Así que sécate esas lágrimas y agárrate fuerte a mi brazo,
y no te asustes de los vientos que yo te espanto a los diablos,
que tus dolores son los míos, que tu alegría es mi alegría,
que lloraré cuando tú llores y sonreiré cuando sonrías.


EL ARREBATO.


OoOoOoOoO





Hermione, Ron y Harry entraron en Hogwarts a través del pasadizo secreto que había en Cabeza de Puerco, Aberforth el hermano del fallecido Director, les ayudó a esconderse de los Mortifagos que les perseguían. Era el único pasadizo que aquellos canallas no conocían, se habían salvado por los pelos de que los cogieran.

Uno de los horrocroux que tenían que destruir, estaba escondido en Hogwarts, pero no tenían ni idea de dónde. Se sorprendieron al descubrir que los miembros del ED llevábamos bastante tiempo escondidos en la Sala de los Menesteres, oponiendo toda la resistencia que podíamos a los Mortífagos que ahora mandaban en el castillo. Neville que presentaba un aspecto lamentable, lleno de feos cortes y heridas en su cara y brazos, salió a recibirlos, estaba encantado de volver a verlos, todos lo estábamos.

—¿Qué te ha pasado, Neville?—le preguntó Hermione, parecía a punto de llorar.

—Bueno…—contestó encogiéndose de hombros como intentando quitar importancia al asunto, los Carrow mantienen la disciplina en el colegio. Amycus se encarga de la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras y nos obliga a usar el cruciatus con los que son castigados. Esto —dijo señalándose un profundo corte en la cara—me lo hizo por negarme a echar esa maldición a un compañero.

—¡No puede ser, Snape no puede permitir eso…!—exclamó Harry, atónito, Hermione lloraba ahora abiertamente, y el color había desaparecido del rostro de Ron.

—¿Es el Director, no? Por supuesto que lo permite, ¡es uno de ellos!—dijo Seamus asqueado. Todos asintieron con la cabeza.

Harry me confesó más tarde que en esos momentos sintió que se le iba el alma a los pies.


OoOoOoOoO




La idea que tenían Harry y sus amigos al ir a Hogwarts, era destruir el horrocroux y a continuación salir pitando, sin que nadie se enterara de que habían estado allí, pero sus planes se habían ido al carajo, no podían decirle eso a Neville que estaba tan feliz, no se atrevían a arrebatarnos la ilusión de un plumazo, cuando todos creíamos que habían venido a luchar, a salvarnos…



—No puedo creerlo Luna. No quiero creerlo… —me dijo cuando al fin pudimos apartarnos un poco del resto para hablar.

—Yo tampoco lo creo Harry, la verdad es que con el único que hablo últimamente es con Severus, y eso pocas veces… pero sé que él no está de acuerdo con los castigos, ni con muchas otras cosas que están pasando ahora en Hogwarts.

—Es que no entiendo cómo puede permitir que algo así suceda.

—Yo le pregunté lo mismo Harry, pero son órdenes del asqueroso de Voldemort, Severus hace lo que puede por mejorar las cosas para todos nosotros, pero no es fácil para él, hay veces que tiene que callar o se descubriría. Si fuera cualquier otro de los Mortífagos el que estuviese en su lugar las cosas serían sin duda mucho peores.

—¿Has llamado asqueroso a Voldemort? —me preguntas de repente, tus ojos verdes brillan divertidos.

—Sí, creo que lo he hecho… bueno lo es ¿no?—respondo entre risas—. El tipo es repugnante.

—Sí, es feo de cojones —respondiste y entonces nos entró la risa tonta, los demás nos miraban como si nos hubiésemos vuelto locos pero nos daba lo mismo, eso sólo nos hacía reír más con más ganas… reírnos por algo tan trivial era hasta necesario para mantener cierta cordura entre tanto horror, después de todo éramos sólo unos adolescentes abocados a vivir en una situación terrible, la risa era un bálsamo muy bienvenido y aunque fuera en esas circunstancias, era genial estar todos juntos otra vez.

—No me iré del castillo sin hablar con Severus —dijo Harry cuando al fin nos calmamos—. Necesito verle… pero antes también necesito que me ayudes Luna, uno de los horrocroux está escondido aquí en el castillo pero no sabemos dónde, tú eres Ravenclaw tal vez sepas de qué se trata, tiene que ser algo que perteneciese a la fundadora de tu casa, algo que tenga un águila dibujada o algo parecido.


—Sólo se me ocurre que pueda ser la diadema perdida de Ravenclaw lo que buscas Harry, aunque lleva siglos desaparecida… Dicen que tenía poderes mágicos.

—¿Alguna idea de cómo es?

—Mejor acompáñame a nuestra sala común, allí está la estatua de Rowena y podrás hacerte una idea clara de lo que buscas.

Neville le mostró por donde salir para que no nos vieran. Nos ocultamos bajo la capa invisible de Harry y salimos para aparecernos en medio de uno de los oscuros corredores del castillo.

Llegamos a la escalera de caracol unos minutos después, y tras interminables y fastidiosas vueltas nos encontramos ante una enorme puerta de madera y la vieja aldaba de bronce con forma de águila que tan bien conocía, la cogí y golpeé la puerta con ella.

Una sedosa y musical voz me preguntó:

—¿Qué fue primero, el fénix o la llama?

Reflexioné unos instantes.

—¿A ti qué te parece, Harry?

—¿Qué me parece qué? ¿No hay una contraseña para entrar?

—No, tenemos que responder a la pregunta…

—¿Y si no conoces la respuesta qué pasa?—preguntó cada vez más nervioso.

—Entonces… tendremos que esperar a que venga alguien que la conozca.

— Luna… ¡No tenemos tiempo!

—Creo que ya lo sé. El círculo no tiene ni principio ni fin — respondí, Harry me miraba con la boca abierta sin entender nada, cuando la misma voz de antes habló otra vez.

—Podéis pasar… —y la puerta se abrió facilitándonos la entrada. Le sonreí feliz y Harry rodó los ojos.

La sala común de Ravenclaw era circular y la más grande de todas las de Hogwarts. Me gustaban mucho sus enormes ventanas abovedadas desde las cuales se divisaban unas magníficas vistas de las montañas que rodeaban el castillo. El mobiliario era sencillo, se componía de mesas, sillas y estanterías llenas de libros. Lo único que necesitábamos para leer y adquirir conocimientos, en Ravenclaw lo que más se valoraba era la inteligencia.

Al otro lado de la puerta se encontraba la estatua de Rowena Ravenclaw tallada en mármol. Su cabeza estaba adornada por una diadema en la que se podía leer una leyenda en letras pequeñas. Harry salió de debajo de la capa invisible y se subió al pedestal de la estatua, para poder leer lo que ponía en la tiara:

—La inteligencia es el mayor tesoro de los hombres—leyó en voz baja.

—¡Y tú el más estúpido de todos!—gritó una áspera voz de mujer tras él. Harry se asustó y cayó al suelo. La horrible Alecto Carrow estaba ante él, y apretó con un dedo la marca tenebrosa grabada en su antebrazo. Harry se tapó la cicatriz con gesto de dolor, señal de que le ardía terriblemente, vi en sus ojos llorosos lo atrapado que se sentía.

La bruja cayó despatarrada en el suelo víctima de mi hechizo aturdidor.

—¡Corre, Harry, métete bajo la capa!—le urgí.

—Pero… Voldemort viene hacia aquí—me dijo con los ojos llenos de lágrimas por el dolor de su cicatriz, mientras se refugiaba bajo la capa de invisibilidad.

—¡Vamos a buscar a Severus! ¡Él nos ayudará!

Así lo hicimos, las ganas que tenía de verlo de nuevo y el miedo a que nos descubrieran hacía que Harry casi corriera por los oscuros corredores, ocultos bajo la capa invisible, tratando de ignorar el dolor de su cicatriz mientras me arrastraba tras él.

Severus debió suponer que éramos nosotros, porque en cuanto llamamos a la puerta de sus aposentos, él mismo nos quitó la capa, y nos empujó para que entrásemos cerrando rápidamente tras de sí. Parecía descompuesto.

—¡Te has vuelto completamente loco Harry? —gritó sin contemplaciones. Harry no le contestó y Severus siguió con su diatriba —.Supe que estabas en Hogwarts en cuando vi que habían llamado al Señor Oscuro—dijo apretando los labios con fuerza y frotándose el antebrazo con saña, estaba claro que acababa de experimentar un terrible dolor en él.

—Lo siento Severus pero no tengo más remedio que estar aquí y además hay una razón muy importante para ello —le explicó Harry apresuradamente—, uno de los horrocroux está oculto aquí, y tenemos que destruirlo cuanto antes, necesito toda la ayuda que me puedas ofrecer.

—Ven aquí cabeza hueca—dijo el ahora Director de Hogwarts con voz ronca abrazándolo, Harry se refugió en sus brazos sonriendo… —¿Cómo es eso? Me tienes que contar todo con detalle pero antes… te extrañe tanto…—se lo dijo muy bajito para que yo no le oyera. Estaba de más allí y como no sabía dónde meterme empecé a alejarme cuanto pude mirando al techo, a cualquier parte menos a ellos, tampoco podía irme a ningún lado así que me limité a esperar a que terminaran de achucharse.

Cuando al fin se separaron a Harry le faltó tiempo para echarle en cara lo que poco antes le había enfurecido tanto, de nada había servido lo que yo le había explicado, al parecer necesitaba oírselo decir al mismo Severus.

—¿Cómo permites que castiguen de ese modo a los alumnos Severus? ¡Es inhumano!

—Son órdenes del Señor Oscuro Harry, yo hago todo lo que puedo por protegerlos a ellos y al castillo, pero no es tan fácil…

—Es tan indigno… —murmuró meneando la cabeza como si algo así no tuviera cabida en ella y casi sin transición le puso al corriente de su misión, esta vez con detalle, no teníamos tiempo qué perder. Los Mortífagos estaban buscándolo por todo el castillo y Voldemort aparecería en cualquier momento. ¡La batalla final se avecinaba!


OoOoOoOoO



—¡Sé donde está la tiara! —Exclamó Harry sobresaltándonos —¡Por Merlín!, si la tuve en mis manos el año pasado cuando escondí el libro de El príncipe Mestizo en La Sala de los Menesteres…

—¡Pequeño granuja! —exclamó Severus— sabía que lo habías escondido.

—¡Te lo contaré todo Severus, te lo prometo! pero ahora debemos encontrar y destruir ese horrocroux cuanto antes.


—Por cierto… ¿Os he dicho que la diadema de Rowena Ravenclaw tiene sifones de Wrackspurt para aumentar la sabiduría de quien la lleva puesta…?

—¿Qué diablos se supone que son los Wrackspurt? —preguntó Severus, parecía muy desconcertado.

—No me tomes el pelo Severus—le respondo y alza una ceja, le ignoro y sigo con mi explicación— sabes perfectamente que son unas criaturas invisibles que flotan en los oídos de sus víctimas y que hacen que su mente se vuelva borrosa.

—¡Ah!... ¿Sí?

Severus pone aún más cara de pasmo y Harry intenta sofocar la risa. Me encojo de hombros, no me creen pero no me importa, algún día les mostraré algunos y verán que tengo razón, claro que primero tengo que cazarlos, son tan escurridizos…


OoOoOoOoO




¡Hogwarts estaba siendo atacado! Todo el mundo corría de un lado a otro con la varita en la mano para defender el colegio. Todos, miembros de la Orden del Fenix, Aurores, profesores y alumnos de los cursos superiores formaban un desigual ejército, que defendía el castillo del ataque de Voldemort y sus secuaces los Mortífagos, gigantes y demás criaturas oscuras a sus órdenes. Mientras Severus, Harry y yo avanzábamos a duras penas por los corredores ocultos bajo la capa invisible que apenas nos cubría. Vimos a través de una de las ventanas como los adultos, después de reducir a los Mortífagos que hasta entonces gobernaban el castillo y ponerlos a buen recaudo, reforzaron al máximo las protecciones de Hogwarts.

¡Era algo digno de ver! todos a una…liderados por Minerva McGonagall, ¡Todos! Profesores, Aurores y miembros de la Orden apuntando al cielo con sus varitas lanzando hechizos. Poco a poco una cúpula nacarada se fue formando arropando el castillo con un manto de pura magia. Estaban intentando proteger lo mejor que podían la fortaleza pero sobre todo a los que estaban dentro de ella.

—¡Vamos Harry! —apremió Severus—¡Tenemos poco tiempo!

Al fin llegamos ante la Sala de los Menesteres, Harry pasó tres veces ante la pared y pidió mentalmente que nos dejara pasar, apareció una enorme puerta y pudimos entrar.

Voldemort ocultó el horrocroux allí hace muchos años, cuando acudió a Hogwarts a solicitar el puesto de Defensa Contra Las Artes Oscuras a Dumbledore.

Nunca se le ocurrió pensar que alguien le descubriría pero afortunadamante, Harry había necesitado un lugar durante el curso anterior para esconder el libro de hechizos y pociones de El Príncipe Mestizo, un lugar donde nadie lo pudiera encontrar y recordaba perfectamente la estatua del horrible mago con peluca y una vieja diadema sobre ella.

Harry y yo salimos de la capa pero Severus permaneció bajo ella oculto. Fuimos derechos al armario, encima de él se encontraba el viejo busto con la polvorienta peluca y la deslucida tiara sobre ella. Harry se apresuró a cogerla y nos disponíamos a marcharnos cuando una conocida voz nos sobresaltó.

—¡Vaya vaya! ¡El patético Potter y su amiga la lunática!— dijo una voz que arrastraba las palabras. Los dos sabíamos de quién se trataba aún antes de darnos la vuelta. Draco Malfoy y sus dos inseparables gorilas Crabbe y Goyle nos apuntaban con sus varitas.

—¿Cómo sabías que estábamos aquí? —preguntó Harry intentando ganar tiempo.

—No lo sabíamos, pero te estábamos buscando por todo el castillo y se me ocurrió hacerlo aquí y justo vas y apareces, es el destino Potter. El Señor Oscuro me recompensará espléndidamente cuando te entregue a él. ¿Qué tienes en la mano? ¡Dámelo!—dijo abalanzándose sobre Harry para quitársela.

—¿Si? —pregunto Harry escondiendo la tiara tras él, —¿Por qué no me la quitas tú Malfoy? —Harry intentaba distraerlos para que Severus nos ayudase, le vimos salir de la capa y meterla en uno de los bolsillos interiores de su túnica, después se acercó sigilosamente por detrás a los alumnos de su casa.

—¿Cómo te premiará tu señor Draco? Dime, ¿Lo hará como hasta ahora? Te obligó a intentar asesinar a Dumbledore, aunque no fuiste capaz. Puedes ser un imbécil arrogante, pero no eres un asesino, no te molestes en negarlo, yo estaba allí y vi lo que pasó realmente. ¿Con que te amenazó Voldemort? —El rubio tembló visiblemente cuando Harry lo llamó así— ¿Torturó a tus padres o te torturó a ti Malfoy? ¿Acaso te amenazó con matarlos?

— ¡Cállate! —bramó, temblando de ira—¡Tú no sabes nada!

—Sé que me reconociste en tu casa pese a estar desfigurado y no me delataste, eso me basta para comprender algunas cosas Draco…

—¡Cállate maldito o te callaré yo…! — gritó el rubio fuera de sí.

—¿No le delataste…?—balbuceó Crabbe—pero ¿Por qué?

—¿De qué parte estás Draco? —preguntó Goyle a su vez.

Harry lo había desenmascarado frente a sus amigos y Draco no podía tolerarlo. Alzó su varita dispuesto a maldecirlo.

—¡Suficiente! —la voz de Severus sonó como un latigazo. Draco volteó la cabeza tan rápido que casi se rompe el cuello. Mientras Crabbe y Goyle lo miraban sin poder creérselo. Crabbe echó a correr y nadie lo persiguió. Fue un tremendo error, cuando se dieron cuenta de lo que sucedía ya era demasiado tarde. El chico había invocado El fuego demoníaco un fuego del que brotaban quimeras, serpientes y dragones entre las llamas, y que era sumamente peligroso. Cada uno corrimos en una dirección, intentando escapar de aquel infierno. Harry tomó mi mano y corrimos juntos mientras Severus corría por otro pasillo lanzando hechizos a diestro y siniestro intentando parar aquel pandemónium, buscando una salida o algo que pudiera ayudarnos. Vimos como Crabbe intentaba lanzar el contra hechizo pero erraba en el intento. El hechizo se le había escapado de las manos y ahora no sabía cómo pararlo.

—¿No puedes apagarlo?— le preguntó Harry a Severus sin dejar de correr, no había rastro ni de Draco ni de Goyle.

—¡No! —grito Severus— ¡No conozco el contra hechizo! ¡Es un hechizo creado por Amycus Carrow! Sólo él conoce el contra hechizo… —parecía desesperado, no sabíamos por donde ir ya, cansados de lanzar diferentes hechizos para intentar parar aquel horror, estábamos agotados y empapados de sudor, el calor era realmente insoportable…

—¡Cógedlas! —rugió el profesor de repente, lanzándonos dos viejas escobas primero a mí y luego a Harry, los tres montamos en ellas aliviados y nos dirigimos hacia el alto techo abovedado, buscando la salida, intentando respirar... Desde allí vimos como las llamas se tragaban a Crabbe, ¡Una muerte horrible que nadie pudo evitar!
Divisamos a Draco y a Goyle encima de dos inmensas pilas de cachivaches a las que habían trepado intentado escapar de aquel infierno.

—¡Tenemos que ayudarlos!—gritó Harry—¡Luna, escapa..! Severus y yo nos encargamos—. Salí disparada hacia la salida y ellos me siguieron poco después, Harry con Draco y Severus con Goyle, Harry dejó caer la diadema sin querer al ayudar al rubio, iba a gritar de frustración cuando ésta explotó devorada por el fuego. De esa manera descubrimos otra forma de destruir un horrocroux. El impacto de la explosión nos expulsó violentamente de la Sala de Menesteres y caímos aparatosamente al suelo, la puerta se cerró detrás de nosotros con un estruendo enorme, y apenas un segundo después la pared volvía a ser completamente lisa.

Draco y Goyle se pusieron inmediatamente en pie y se fueron corriendo. Nadie se molestó en seguirlos.


OoOoOoOoO




Harry sabía que Voldemort había citado a Severus en La casa de los Gritos y estaba muy preocupado por ello, no le olía nada bien. Llegamos hasta allí gateando a través del estrecho pasadizo del sauce boxeador. Éramos cinco, Hermione, Ron y Harry, no querían que los acompañásemos para no ponernos en más peligro, pero no pudieron convencernos y al final aunque a regañadientes no les quedó más remedio que ceder. A esas alturas Hermione, Ron y Neville ya estaban enterados de que Harry y Severus estaban juntos y a ninguno de ellos les había gustado la idea. Ron parecía estar en otra parte, lo que era normal, teniendo en cuenta que acababan de matar a su hermano Fred y estaba desolado. Neville no tenía ningún motivo conocido para que Snape le cayera bien y Hermione… estaba triste y pensativa, pero era imposible saber si era sólo por la muerte de Fred y tantos otros o estaba preocupada por Harry, probablemente, todo a la vez. Harry iba cubierto con su capa invisible y no perdía detalle de la conversación que Voldemort mantenía con Severus. No le gustaba ni un poco el cariz que estaba tomado el asunto. ¿Acaso Voldemort iba a intentar matar a Severus porque le creía el auténtico amo de la varita de Saúco?

—La varita de Saúco pertenece al hombre que mata a su anterior propietario y fuiste tú el que mató a Dumbledore Severus, por lo tanto no me queda otro remedio que matarte…—oyó que decía Voldemort.

Snape alzó su varita y a Harry se le paró el corazón. Ocurrió todo muy rápido…Un movimiento de varita de Voldemort y Nagini empezó a dar vueltas cerca de Severus.

—¡Mátale!—ordenó Voldemort a su serpiente en parsel mientras desaparecía de escena.

Severus abrió mucho los ojos y palideció considerablemente cuando vio que la serpiente iba directa a su cuello.

Harry la distrajo al destrozar el trozo de madera que obstruía su paso y atacar a Naginni con un Desmaius que la aturdió momentáneamente, pero enseguida se recuperó y se revolvió furiosa para atacarlos, para entonces Harry había convocado la espada de Gryffindor y se la había pasado a Neville que no perdió un segundo y de un solo tajo segó la cabeza de la maldita serpiente.



OoOoOoOoO




Cuando aparecimos de nuevo en el castillo, nos recibió la desolación más absoluta, los supervivientes habían hecho grupos, por amistad o por familias; en el centro del Gran Comedor, estaban los muertos, colocados en línea recta. Harry no vio el cadáver de Fred porque su familia lo rodeaba, pero vi como cerraba los ojos ante el angustiado sollozo de Ron. Se me llenaron los ojos de lágrimas al ver como Hermione consolaba a Ginny. La angustia era inmensa, me agarrotaba el alma y el corazón y creo que a Harry le sucedía exactamente lo mismo. Thonks y Remus también habían muerto ¡Pobre Teddy! Voldemort le había dejado huérfano, igual que a Harry!

Harry trastabilló hacia atrás, se le veía impresionado y agobiado por tanta tristeza. Algún tiempo después me dijo que en esos momentos se sentía totalmente responsable y muy culpable por todo lo que estaba sucediendo. Pensaba que tal vez si se hubiera entregado antes todo eso se habría evitado y sus amigos y todos los demás no estarían muertos. Creía que todo era culpa suya y sabía que sólo había una manera de parar todo aquello… Fuimos a buscar a Severus que nos esperaba en su despacho, para todos excepto para Neville, Hermione, Ron Harry y yo, Severus había huido, nadie lo había vuelto a ver desde que el asedio a Hogwarts comenzó. Severus dijo que no era conveniente que apareciese ahora, que ya lo haría más adelante cuando todo hubiese terminado, entonces podríamos dar todas las explicaciones necesarias a todo el mundo y defenderle lo que hiciera falta si así lo deseábamos, pero antes Harry tenía que acabar con Voldemort y sobrevivir…




OoOoOoOoO





—Harry tenemos que hablar, hay algo que debes saber… Naginni no era el último horrocroux…

Mi amigo sonrió tristemente y movió la cabeza.

—Lo sospechaba... ¿Soy yo verdad? —preguntó sin tapujos, Severus asintió con pesar.

—¿Te lo contó Dumbledore?

—Sí Harry, lo hizo poco antes de morir.Todo empezó la noche que el Señor Oscuro te lanzó la maldición asesina cuando apenas era un bebé, mató a tu madre pero no lo logró contigo y de forma totalmente accidental, creó un séptimo horrocroux, uno que no había previsto. Tú Harry.

—¿Por eso puedo hablar parsel y sentir lo que él siente en ocasiones? ¿Porque una pequeña parte de su jodida alma alberga dentro de mí?

—No pareces sorprendido…

—¡Porque no lo estoy!, hace tiempo que lo sospechaba, la noche que Voldemort intentó matarme y no lo consiguió, fue porque mi madre se sacrificó por salvarme. Hermione leyó mucho sobre eso, es magia ancestral, la más antigua que existe y la más poderosa también, la magia del amor, esa de la que Voldemort siempre se ha burlado, esa que ni respeta ni comprende, y sin embargo… Dumbledore siempre decía que esa magia tan blanca, tan pura… sería la que acabaría con él para siempre.

>>Hace tiempo que conozco la profecía, esa que dice que ninguno podrá sobrevivir mientras el otro permanezca con vida, así que no creo que lo logre. Tuve mucho tiempo para pensar mientras buscábamos los horrocroux para destruirlos, había muchos días en los que no sabíamos qué hacer o qué camino tomar. Demasiadas horas muertas para pensar, le di muchas vueltas a muchas cosas y saqué mis propias conclusiones. Ahora sólo queda un horrocroux, yo, así que cuando vaya al encuentro de Voldemort, lo único que tengo que hacer es dejar que me mate. Parece sencillo ¿verdad? —su voz es tan serena, parece tan resignado a su destino que me entran unas ganas de llorar insoportables, tengo que animarle.

—Creo que tienes razón Harry— intervine sin estar muy segura de cómo decir lo que iba a decir, intentaba mostrarme alegre para dar esperanzas a mi amigo pero no estaba segura de nada, la angustia me mataba por dentro—, pero dudo que Voldemort lo sepa, además tengo una teoría que no os pienso contar porque diréis que estoy chiflada, pero bueno…tú y yo hablamos de esto una vez cuando murió Sirius y sabes lo que pienso al respecto, no tengo ni idea de cómo pasará Harry, pero confío en que él muera pero tú no.

—Pero…Luna ¿Cómo puedes decir algo así? Nadie sobrevive a un Avada Kedavra…

—Nadie excepto tú Harry, ya lo hiciste una vez.

—Mi madre se sacrificó por mí, acabo de decírtelo.

—Entiendo el punto de Luna, Harry, lo que ella quiere decir es que si la protección de tu madre te salvó entonces, puede que lo haga también esta vez… Creo que es una cuestión de fe, y no sé si servirá para algo pero quiero creer que será así, de todos modos, no te dejaré sólo, voy a estar ahí contigo.

Severus me entendía, sabía lo que estaba intentando hacer y me seguía el juego. Harry necesitaba desesperadamente aferrarse a algo.

—¿Estarás a mi lado? —los ojos esmeralda brillaban esperanzados, sentí que era el momento de dejarlos a solas. Harry tendría que enfrentarse a una prueba muy dura dentro de unas horas y necesitaban despedirse, precisaban intimidad para dar rienda suelta a su amor, a sus necesidades, a su deseo...
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MensajeTema: Re: Mientras me quedes tú capítulo 2 Lloraré cuanto tú llores    Mientras me quedes tú capítulo 2 Lloraré cuanto tú llores I_icon_minitimeJue Feb 12, 2015 3:02 pm

que desesperacion...el tener que mandar a la muerte a la persona que amas.. :s...pobre sev...el dar animo a alguien cuando sabes que tiene todas las de perder ..u_u llooo bueno es que harry si se salvo..XD
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