La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 27 de Mayo

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Lizie CoBlack
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Lizie CoBlack


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MensajeTema: Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 27 de Mayo   Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 27 de Mayo I_icon_minitimeLun Mayo 27, 2013 10:45 pm

a) Título del fanfic: El muñeco de trapo.

b) Autora: Pescadora de estigia.

c) Link a la historia:

http://slasheaven.com/viewstory.php?sid=33175&chapter=1

d) Fragmento que deseen recordar del fanfic en cuestión.

Querido Santa,

Quiero pedirte que le des la mejor Navidad a los que me han acogido.

Para mí, sólo quiero algo que poder abrazar.

Harry Potter.




En su camino, encontró una bola plateada y se miró en ella. Era cierto. Era feo. Era un muñeco de trapo feo. Nadie iba a quererlo. Estaba convencido de que al día siguiente, estaría olvidado en alguna estantería o cajón de la casa, si es que no estaba en la basura. Así que desde un rincón, el más alejado de todo, miró cómo el resto de juguetes terminaba de decorar el árbol, mientras Santa, ponía calcetines rojos enormes en la chimenea, rellenándolos de golosinas, para después colgar adornos por las paredes y muérdago desde el techo. Por último, vio como tras mover las manos, el mobiliario cambió, dejando varios sillones nuevos, las repisas arregladas, una mesa en condiciones.

Detrás de Santa, el árbol ya estaba prácticamente terminado. Sólo falta una cosa. Poner la estrella. Vio al perro de peluche acercarse a Santa para tirarle del bajo del pantalón, como sólo un chucho sabe hacer, intentando captar la atención del hombre. Éste al darse cuenta de qué pasaba, recogió una vez más el fardo del suelo, sacando de él una enorme estrella dorada. Buscó con la mirada por el suelo, no paraba de mirar entre los juguetes y le acabó por pregunta a la cierva algo, que el muñeco de trapo no llegó a oír. Pero lo que si vio, fue a la cierva señalando en su dirección y tras eso a Santa dirigiéndose hacia él.

-“¿Te pasa algo?” - preguntó el hombre, sonriendo tras su barba blanca. El muñeco sólo negó con la cabeza. –“Vamos, no me mientas. Sé sincero conmigo, ¿Qué te preocupa?”- No supo porqué, pero no pudo evitar decirle la verdad a Santa Claus.

-“Algunos de los otros juguetes dicen que soy feo. Y lo soy, lo sé. Tengo miedo de no gustarle, de que no me quiera y me tire a la basura”- Seguía sentado abrazándose las piernas, ocultado gran parte de su rostro.

-“Pues no creo que pase eso. Estoy seguro de que a Harry le vas a encantar. Tú sólo confía en mí. Y ahora ven, que necesito tu ayuda con esto”- añadió enseñándole la estrella. El muñeco se pudo de pie mientras Santa le cogía por la cintura, volviendo hacia el árbol.

Cuando el feo juguete de trapo puso la estrella en la punta del árbol, el resto empezó a vitorear desde el suelo, mientras Santa intentaba acallarlos, pero no sirvió de nada. Desde el piso de arriba se oían los gritos y las risas de varios niños que se levantaban diciendo ‘¡Papá, mamá, arriba que es navidad!”

Con mucha prisa, los juguetes se metieron en sus cajas y embalajes, pero había uno que no tenía. No obstante, Santa hizo aparecer una caja plateada, con un mullido relleno blanco donde acomodó al ser que Dobby había creado con tanto entusiasmo. Antes de cerrar la caja, dejando junto a él un sobre, le susurró:

-“Estáte tranquilo, todo irá bien”

Segundos antes de que la puerta se abriera, Santa desapareció de allí. Los niños entraron, mirando de un lado a otro su nuevo salón y el enorme árbol que allí había, rodeado de cajas y más cajas. Tras ellos, sus padres no se lo podían creer. Entraron y comenzaron a abrir los regalos. Había mucho y de todo, para todos.

El último en llegar al salón fue el chico con el que el padre de la familia había llegado en brazos dos noches antes. Lo había visto desmayarse en pleno bosque y no lo dudó, lo llevó a su casa con su familia. El niño debía haberlo pasado mal, estaba muy delgado y durmió toda la noche. Había despertado el día anterior, había alegado que tenía que irse, que no quería molestar y a él y a su mujer les había costado convencerle de que allí era bien recibido, que podía quedarse todo el tiempo que quisiera y que le escribiera una carta a Santa Claus, porque era Navidad.

Ahora estaba allí de pie, en el marco de la puerta, observando a la familia que le había dado el cariño que nunca le había dado su familia, preguntándose cuánto duraría cuando la madre le llamó.

-“Harry cielo, acércate y abre tu regalo”

-“¿Mi regalo?”- preguntó nervioso, viendo como el padre le tendía una caja plateada.

Se acercó tímidamente, cogió el paquete y se sentó en el suelo, con los pies cruzados como un indio. Abrió la caja para ver un muñeco de pelo, ojos y vestimenta negra, con la piel amarilla, una nariz grande y unos labios finos. A su lado había un sobre color rojo, extrañado lo abrió para leer una sencilla nota:

Abrázalo y perdóname.

Santa Claus.


Y eso hizo el pequeño Harry: abrazó al muñeco con fuerza, cerrando los ojos, mojando el lacio pelo negro de pura alegría. Por fin tenía algo que abrazar.




Estaba nervioso. Oía el alboroto a su alrededor, fuera de la oscuridad de la caja. No podía hacer nada, ya no podía moverse, volvía a ser un simple muñeco inerte. Sintió cómo el sitio donde estaba se movía para dar paso a la luz, donde pudo distinguir dos preciosos ojos verdes esmeralda que le miraban con ilusión. Se puso histérico cuando le vio coger la nota, ignorándolo, pero fue inmensamente feliz cuando el niño lo sacó de allí, abrazándolo con fuerza. Al sentir las lágrimas del joven en su pelo, supo que eran de alegría. Una alegría que compartían los dos. Debido a la falta de relleno, su cabeza se deslizó contra el cuello del niño.




Varios años habían pasado, pero eso daba igual. De la misma forma que daba igual que el muñeco fuera feo y oscuro, él siempre lo lavaba, lo mantenía limpio y lo peinaba. Puede que no fuera el muñeco más bonito más del mundo, pero era su muñeco. Era el muñeco al que siempre abrazaba al dormirse y al que siempre, despertaba abrazado.”




e) Razones por las que recuerdan ese fragmento en especial.

Me gustó mucho este fic navideño, la posibilidad de un Sev muñeco para Harry me hizo mucha ilusión. Fue muy de mi agrado las reacciones de los dos, tanto la inseguridad de su apariencia por parte de Sev, como la felicidad de Harry por su regalo. Lo que de verdad ame fue que al pasar los años lo apreciara y cuidara mucho más.
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