La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 La vida con Snape. Capitulo 6. Duras despedidas

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Valethsnape
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MensajeTema: La vida con Snape. Capitulo 6. Duras despedidas   La vida con Snape. Capitulo 6. Duras despedidas I_icon_minitimeJue Feb 26, 2009 6:28 pm

Capitulo 6
Duras despedidas



Sabrás que te quiero,
en el silencio de este amor calmado...
en la agonía de la espera eterna...
cuando notes que estuve siempre a tu lado...
Sabrás que te quiero...
Por mis mil “te quiero” tan callados...
por los días de silencio, en que con mi pensamiento
te envié mil veces dichas... te amo...
Sabrás que te quiero...
cuando te hable con tanta ternura...
cuando de mis labios recibas
solo bendiciones...
Sabrás que te quiero...
cuando estoy nerviosa y no se que mas decirte...
cuando mi voz calla
y mis adentros te gritan que te amo...
Sabrás que te quiero...
cuando pase el tiempo
y notes que me he marchado de tu vida...
en la forma mas callada y menos prevista...
cuando sin decir adiós
me aparte de ti con una tímida sonrisa...
Sabrás que te quiero...
Cada vez que leas mis poemas...
cuando veas que sigues siendo mi alegría
y mi más honda pena...
Sabrás que te quiero...
cuando en tu más placido sueño...
yo llegue hasta ti
y en un leve eco te vuelva a decir te quiero...
Colaboración de Shelly
México


Despertó, deseando con todas sus fuerzas que no se tratara solo de un sueño, sino de una realidad, que Severus estuviera junto a él, abrazándole.

Al sentir algo moviéndose a su lado tuvo la certeza de que junto a él estaría el hombre de sus deseos, muy pronto pudo comprobarlo, cuando éste, quien se había levantado, le saludó quedamente.

—Hola dormilón, son las diez y media, si no te levantas dejaré caer un cubo de agua fría “accidentalmente” sobre tu cabeza –con su característico tono sarcástico.

Harry quien tenía su vista fija en el desnudo cuerpo del hombre solo asintió, levantándose, para seguirlo al baño, casi actuaba en modo automático.

Severus abrió el grifo de agua de la ducha mientras que Harry empezaba a cepillarse los dientes, pronto el mayor se percató de los innumerables espejos del lugar, casi bromeando preguntó.

— ¿Es algún tipo de fetiche? –señalando las paredes, donde era posible ver el reflejo de ambos.

—No, pero ahora que estas así frente al espejo, podría convertirse en uno. –mirando descaradamente la imagen desnuda del hombre, éste algo avergonzado masculló algo que le sonó a “Estás loco”

Harry terminó de cepillarse y lavarse la cara, luego de una última mirada al hombre, salió del lugar, en busca de su ropa y empezando a organizar el desastre de la noche anterior.


Cuando Severus salió de la ducha; el cuarto estaba ordenado y Harry vestido pulcramente esperándolo en la cama; algo incómodo caminó hasta donde estaba su ropa doblada, aunque con algo de vergüenza, porque no estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, se vistió.

Una vez listo esperaba que el ojiverde hiciera preguntas, le reclamara por su actitud irresponsable, sobre todo temía que hubiera un rechazo, pero lo que hizo el muchacho le dejó sorprendido.

Se levantó, caminó hasta él, hizo aparecer una rosa azul, y con la mejor sonrisa que pudo haber encontrado le habló.

—Gracias Severus, fue la mejor noche de toda mi vida. –dejando un ligero beso en sus labios, para luego, decirle.

>>— ¿Qué tal si comemos en el callejón Diagon? –Propuso entusiasmado.

Severus quien difícilmente podía articular palabra, solo asintió, dejándose llevar por su recién estrenado amante.



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*



Al entrar al caldero chorreante después de tanto tiempo, no solo le pareció estar fuera de lugar, sino que las miradas de desprecio que fueron dirigidas a su persona, realmente le enfadaban, pero controlándose, siguió a Harry hasta una mesa en el fondo, donde la privacidad reinaba, lo cual debía agradecerle al muchacho, aunque algo le hacía pensar que no solo lo había hecho por él, sino que el mismo Harry, apreciaba que la gente estuviera al margen de su vida.

Muy pronto el cantinero les trajo unas bebidas, el mayor se sorprendió al ver que no era vino o ron, sino, cerveza de mantequilla, por lo cual pudo deducir que a Harry no le gustaban las bebidas fuertes como a él, bebiendo el líquido, observó a Harry, este tomaba a tragos, degustándolos lentamente, iba preguntar por qué cuando el joven, habló.

—Me gusta esta bebida, siendo Inefable, sabes muchas cosas que otros no, de todas las bebidas alcohólicas mágicas, la que conversa más enteramente su sabor, es esta, ya que la magia no puede envenenarla tanto como a las otras, por lo cual, no es buena, pero al menos no causa tanto daños como algunas, y te mantiene sobrio, por eso los estudiantes pueden beberla; hay tantas cosas increíbles del mundo mágico, hasta algunas dan escalofríos. –tomando otro sorbo de su bebida.

Severus sonrió y quiso saber, curioso.

— ¿Cual te ha sorprendido más? –mirando como el muchacho se tensaba, y fijaba su vista en el rincón.

—Yo diría –respondió después de un largo silencio- que el comportamiento de las personas que son besadas por un dementor; aún cuando no conservan ningún recuerdo, solo se sienten seguras con las personas que han significado algo en su vida; aterrador, pero cierto. –terminando de tomar la cerveza y llamando a Tom para pedir su orden.

Después de que el hombre se marcho con su pedido, Severus opinó.

—Te da miedo, el alcance del amor –afirmo, mirando de reojo como el chico sonreía concediendo razón y buscaba explicarse.

—Un poco, en esos casos es hermoso, ver como el amor hace que hasta los peores momentos parezcan tener una salida, pero, cuando el amor se vuelve algo más que eso, es peligroso, y lo peor, es que imposible controlar al corazón. –viendo como su comida llegaba a la mesa, y empezando a comer lo primero a su alcance, tenía mucha hambre.

Severus también empezó a comer, prestando especial atención en como Harry prefería comer verduras a carnes o sencillamente la expresión gustosa que puso al sentir el jugo deslizarse por su garganta, en cuanto a si mismo, comió poco, no le pareció apetitoso nada de lo que sirvieron, aún lo que él mismo había ordenado.



Al salir del lugar, Harry caminó un rato con él por el Londres muggle, cuando llevaban unas calles le dijo.

—Severus, mejor vuelve tú primero, tengo que ir arreglar una discusión que tuve con Remus, él se va para España y desearía despedirme; ¿me disculpas la descortesía? –mirándole cariñosamente, casi suplicando perdón.

—No te preocupes Harry, puedo llegar solo a casa de mi madre, ahora estoy mejor, y tienes mérito por eso. –tomando la mano de Harry y besándola con caballerosidad.

El muchacho, se pegó a su cuerpo y pidió.

—Bésame. –mostrándose ansioso.

Severus le sujetó de la cintura duramente y atrapó los finos labios de Harry en un beso apasionado, casi queriendo comerse esa suave y pequeña boca.

Casi con pena Harry se separó, caminando hacía un lugar donde pudiera desaparecer, el ojinegro le vio marchar sintiendo su corazón latir a un ritmo acelerado.



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*



Al llegar a la estación de tren donde sabía que Remus partiría hoy rumbo a España, supo que debía apresurarse a buscarlo entre la muchedumbre, no quería que el hombre se marchara pensando que era un niño consentido y egoísta.

Miraba, cada persona con un color de cabello o rasgo parecido al del licano, llamaba su atención, pero muy pronto se veía decepcionado, menos mal que no tardó mucho en visualizarlo y llegar hasta él.

Remus estaba junto a Tonks y sus dos hijos, Melanie y Sirius, el mayor y más travieso, haciendo buen uso de su nombre atormentaba a la madre, moviéndose de un lado a otro y el pequeño Thomas, un bebé de apenas meses, lloraba ansioso en los brazos de su padre, quien intentaba acallarlo.

Llegó hasta Remus y tocando su hombro lo primero que dijo fue.

—Lo siento, lo siento mucho, Remus. –mostrándose afligido, como por dentro lo estaba, ya que el hombre fue como un sustituto de padre, con quien siempre contó hasta en los peores momentos y no debió comportarse como si por ese hecho el ojimiel le perteneciera.

Remus iba hablar, pero Harry se adelantó.

—No quiero que digas nada, solo que me escuches; no debí cuestionar tu decisión de marcharte, si bien desearía tenerte siempre cuidándome y regañándome como si fuera de tu familia, debo entender que ahora tienes una propia y yo, debo hacer mi vida también, disculpa por ser un egoísta, te puedo jurar que solo deseo tu felicidad y si está en España junto a tu bella esposa y tus adorables hijos, siempre puedes contar con mi total apoyo, siempre Remus, estaré aquí esperándote. Eres como un padre para mí. –dándole un abrazo mientras algunas lágrimas traicioneras se escapaban de sus ojos y de los de Remus.

El hombre cuando se vio libre del abrazó, le aseguró.

—Harry entendí desde el primer momento porque me atacaste con esas duras palabras y créeme sería imposible que me enojara contigo porque me quieras, pensaré mucho en ti y escribiré cada semana. –afirmo meciendo al bebé quien parecía poner a prueba sus pulmones luego del fuerte abrazo.

Harry asintió porque sentía que su voz no iba responderle, tomando a Melanie en los brazos, besó en su frente, haciendo que la niña se calmara y gorgojeara como reconociéndolo. El muchacho acaricio con sus dedos la delicada mejilla de la peque mientras aseguraba.

—Tu padrino te escribirá, lo prometo, cuídate mucho pequeñita. –dejando un beso en sus manitas y entregándosela a su padre.

Luego se agachó y revolviéndole el cabello a Sirius, le habló.

—No hagas travesuras que enloquezcan a tu madre, pero no dejes de ser valiente por eso, te voy a extrañar mucho, escríbeme. –abrazando al niño quien le correspondió, asegurando.

—Te escribiré padrino. –dejando un beso en la mejilla de joven.

Pronto escucharon el sonido del tren, era una estación mágica, que aseguraba un modo de viajar a España rápido y seguro por tren, así que, viendo a su gente partir, un inmenso orgullo lo llenó, después de todo, tener esas personas, aunque lejos, pero contar ellas, era sentirse querido, así como él les quería a ellos.
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MensajeTema: Capitulo 6: Duras despedidas II   La vida con Snape. Capitulo 6. Duras despedidas I_icon_minitimeJue Feb 26, 2009 6:30 pm

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*



Severus al llegar a su casa vio a su madre y hermanas tejiendo sobre la cama de la mujer mayor, esta aunque se veía cansada y demacrada, los rastros de llanto era más que visibles, reía y se divertía viendo a su hija tejer un gorro para el bebé que se formaba.

Él las miró por largo rato y luego decidió acompañarlas, aunque solo fuera para ver.


Ya casi oscureciendo su hermana fue a preparar el cena, que por los comentarios emocionados de Sofía sería magnífica, justo lo que su madre prefería comer, él comería lo que fuera con tal de verla sonreír, el amor que sentía por ella iba mucho más allá de sus prejuicios y actitudes, sencillamente era una entrega, un amor incomparable, jamás después de su partida volvería a sentirlo.

Así que al estar solos la mujer aprovechó la ocasión, puso delicadamente, casi temiendo su reacción, las frágiles manos en sus rodillas y pidió.

—Cuéntame hijo, ¿qué hiciste de tu vida? –mirándole con dolor, por todo ese tiempo que se privaron de estar juntos y llenos de amor por lograr compartir ese momento.

El ojinegro bajó la mirada y más bien reflexionó junto a su madre.

—No fue lo que una vez pude pensar, solo me convertí en una pieza de ajedrez de la guerra, una que quedó destrozada en el tablero del mundo mágico, no sé que esperabas de mí, espero al menos no decepcionarte, porque cometí muchos errores, pero, siempre fue fiel a un ideal, el mío propio, jamás dejé que la maldad de apoderara de mí, cuando vi que tomé el camino equivocado, decidí hacer algo para arreglarlo, tal vez, el modo no me hace una mejor persona, pero, ahora sé que me siento libre, ahora estoy en paz, conmigo, con Albus y contigo. ¿Es una gran decepción saber la verdad? –quiso saber mirando los ojos de su madre.

Esta le miró y acariciando sus cabellos respondió.

—Yo no esperabas que fueras un buen hombre, solo esperaba que fueras feliz, veo que no, tu vida no ha sido fácil, pero quiero que me jures que aprovecharas a ese muchacho que se ve tan enamorado de ti, que dejarás que te quiera, porque jamás sabrás si eres capaz de amar si no te atreves a exponerte al daño, vale cada lágrima y cada sufrimiento, la pena, hijo, permítete amar. –suplicó dejando caer sus lágrimas.

Severus las limpió con esmero y contestó mientras le abrazaba.

—Madre, ya me estoy arriesgando; no sé que haré si todo esto es en vano, pero, no quiero volver a sentirme vacío, decepcionado y solo, no quiero volver a sentir la muerte tan cerca, quisiera que fueras eterna y poder vivir todos esos años que nos quitaron, pero, como es imposible, prometo vivir y darle mi amor alguien más como deseé dártelo a ti. –dejando un beso en su frente, mientras esta sollozaba en sus brazos emocionada.



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


Esa noche al llegar a la casa Snape vio a Sofía cocinar tranquilamente, se acercó y saludó con cortesía.

—Buenas noches Sofía ¿has visto a Severus? –cuestionó a la mujer, ya echaba al hombre de menos.

La muchacha se volteó, mirándole evaluativamente, respondió.

—Está hablando con Eileen, después de nuestra conversación interrumpida, me preguntó desde hace unos días, ¿por qué mintieron? Porque cambiaste tu apellido, sé sabe que eres perfectamente que eres Harry Potter, ¿Acaso todo lo de ustedes es una farsa?

Harry la miró sorprendió, pero luego, diciéndose a sí mismo que era más que lógico que ella lo notara algo extraño después de antigua conversación, donde sus respuesta no fueron bien pensadas o mejor dicho, no fueron dadas, confirmó.

—Si mentimos, pero no porque fuera farsa, sino porque nuestra relación, siempre ha estado, pero hasta ahora nos permitimos vivirla, es como sabes que esa persona te atrae o te ama y no intentarlo hasta que te das cuenta que es tu única salida. –buscando hacerle entender que amaba a Severus.

Ella le miró por largo rato en silencio para luego dar su opinión.

—No sé si es saludable mantener una relación tan poco confiable, pero intentarlo no esta de más y desearía que fuera más que solo un intento, eres un buen chico y Severus merece ser feliz, eso no quiere decir que tengas una aliada, solo Severus puede decidir si darte una oportunidad o echarte de su vida, solo te deseo suerte. –mirándole agradecida para luego volver a su labor.

Harry suspiró y fue a sentarse en la mesa, mejor esperar que Severus saliera de la íntima conversación con su madre.


Al cabo de media hora Eileen y Severus aparecieron por la cocina, la mujer siendo ayudaba por su hijo, ya que se encontraba débil para caminar por su propia cuenta.

Harry quien había estado durmiendo se despertó por el cariñoso toque a su cabello, estando seguro de que no se trataba de Severus, miró, encontrándose con Eileen quien le susurraba.

—Más te vale estar soñando con mi hijo, porque esa sonrisa, pocas veces se ve en sueños. –siendo sentada por Severus junto al muchacho.

—En realidad estaba soñando con mis ahijados, se fueron hoy para España y recordaba una de nuestras salidas familiares, ellos son adorables. –mostrándose ilusionado con el solo recuerdo de un sábado en el callejón diagon.

Los demás también ocuparon la mesa mientras que empezaban a tomar la comida de los diferentes platos que estaban en la mesa, la anciana le dijo al ojiverde.

—Creo que serás un maravilloso padre, ¿has pensado en pequeños? –mirando de reojo como Severus esperaban tanto la respuesta como ella.

—Desde niño he pensando en una familia, me gustaría tener muchos hijos, pero, no creo poder –el brillo de la mirada de Harry es extinguió por un momento- después de la guerra, quedé muy maltratado y no puedo gestar, pero, quien sabe, si algún día, llega de algún otro modo. –no queriendo pensar más de allí, seguramente eso terminaría en lágrimas.

— ¡oh! –Exclamó con pena la mujer- seguro que te llegará hermoso, alguien como tú merece mucho. –siendo cariñosa como pocas veces, los demás presentes no quisieron volver a tocar el tema.

Más pronto de lo que hubieran pensado el postre hubo acabado y luego de haber discutido sobre política, religión, magia, juegos, amor, ética, y todo lo que pasó por la conversación, Eileen pidió a sus hijos que la llevaran a su habitación, Severus le pidió que le acompañara, aunque un poco excluido de la invitación le siguió.

La mujer se recostó con esfuerzo y mirando a los presentes, habló.

—Para mañana estaré con mi esposo, el hombre que he amado hasta su muerte y creo que hasta después de ella, queridos míos, sé, que no les pedí que me llevaran a la habitación donde reposa su cuerpo, porque no quiero verlo muerto, solo quiero irme con él, pero una vez que eso pase, deseo estar junto a él, porque, sacrifiqué mucho por amor y seguiré mi convicción hasta la tumba. No saben lo mucho que desearía que él estuviera bien y poder quedarme a disfrutarlos, pero ya no, es hora de descansar, el cuerpo me lo pide, ya hice todo lo que deseaba en la vida y queda lo mejor aquí, ustedes. –sonriéndoles como solo una madre podría hacerlo.

Ellos asintieron, curiosamente la resignación estaba instaladas en sus cuerpos y no lloraron, pero sabían que saberla muerta sería un golpe demasiado difícil de superar, ella les pidió estar sola, y todos salieron, viendo como ella les sonreía amorosa.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*



Al llegar a la habitación de Severus, el silencio del hombre era perturbador y tranquilizante, esperaba que estuviera llorando o maldiciendo, pero solo estaba tranquilo, se metió al baño y regresó en pijamas, sentándose a su lado en silencio, como analizando las siguiente acción que debía tomar, le sorprendió escuchar la segura petición.

—Ámame Harry –susurró tan roncamente que las solas palabras estremecieron al ojiverde de pies a cabeza.

Se acerco más a él, muy lentamente le quitó la ropa dejándolo expuesto y a su merced, recorriéndolo sin tapujos con la vista como no había podido la noche pasada; el hombre se recostó en la cama, devolviendo la misma firme y ansiosa mirada que Harry le entregaba, el muchacho se levantó, desprendiendo su ropa al frente del hombre que amaba, ciertamente estaba un poco avergonzado, porque jamás se imaginó que él seria quien llevaría la batuta, pero lo deseaba y eso era lo que más le importaba.

Severus no perdía detalle del moreno cuerpo que se desnudaba frente a él, músculos marcados y vientre plano con un rastro de vellos en zonas más íntimas, le miraba como se aprecia a una poción de exquisita consistencia, Harry era hermoso pero era todo menos inestable como lo sería una poción, él era fuerte, valiente y sobre todo sincero.

El Inefable caminó hasta llegar a la cama, allí de encargó de silenciar la habitación utilizando su varita, luego fijó sus ojos en los pozos de luz nocturna que era los de Severus, sin despejar la mirada se recostó junto al hombre, susurrándole.

—Negros y totalmente impactantes. –para luego dejar a sus labios probar el cuello del de su objeto de deseo.

El hombre desvió la mirada un poco impactado y tal vez sorprendido con sus palabras, no comento nada, pero pronto, sus jadeos respondieron por él; el moreno se sentía satisfecho mientras mordisqueaba sensualmente el cuello del mayor y delineaba traviesamente con su lengua la sensible oreja de Severus.

Estremecido se sentía el ojinegro, su punto débil descubierto y era totalmente aprovechado, casi no fue consciente de cuando obligó a Harry a ponerse sobre él y entre sus piernas, mientras él se frotaba descaradamente contra el muchacho, era una danza de placer que ambos estaban disfrutando al máximo.

El muchacho jugaba con su cuerpo al antojo, succionaba su cuello dejando intensas y visibles marcas, también pellizcaba delicadamente sus pezones, al tiempo que sus erecciones rozaba cada tanto más frenéticamente, una visión obscena pero tremendamente placentera.

Estuvo tentado a obligar a Harry tenderse en el colchón y meterse lo que hacia hombre al moreno entre sus piernas, pero quitando ese absurdo pensamiento de su mente, vio como el muchacho dejaban su cuello para ir a jugar con sus partes más intimas, tocando su pene con delicadeza, pero en lugares que era imposible estarse totalmente quieto.

El muchacho, dejó unos cuantos besos y lengüetazos repartidos en esa zona, bajo su espasmo total; luego empezó a acariciar sus largas y blancas piernas pero al levantar la vista le pidió.

—Voltéate Severus. –mostrando esos ojos verdes llenos de fuego, como tanto habían ansiado ver, parecía que el muchacho de 15 años había vuelto a vivir.

Obedeciendo, dejó expuesta su entrada, el muchacho primero se deleitó frotando sus cuerpos en perfecta armonía de espalda, haciéndole sentir su deseo y jadeando muy cerca de su oído, excitándole más.

Pronto dejó de pensar, porque algo húmedo pero tibio entraba y salía de su pequeño agujero con destreza, intentando meterse cada vez un poco más, casi tiene un orgasmo al ver a Harry preparándolo con su lengua, era algo que jamás en su vida pensó que le gustaría tanto ver.

Al sentirse abandonado estuvo a punto de maldecir a su amante, pero voltear y ver se a si mismo siendo penetrado por Harry, toda protesta murió, solo se empujo contra él en una certera embestida, arrancándole gemidos a ambos, deseando más contactos entre sus cuerpos.

Harry se acomodó encima de su cuerpo, sujetando sus caderas y tocado en algunas ocasiones su espalda mientras dejaba de apoyarse a la cama; el ritmo de las embestidas empezó a aumentar al igual que el jadeo de ambos; Harry embestía dejándose guiar por los alaridos de placer de Severus, mientras éste hacía la penetración más profunda, queriendo sentirse completamente propiedad de alguien, vivo y feliz como nunca antes; quería sentir, quería explicarse, el amor que su madre le tuvo a Tobías, quien nunca fue bueno, pero incondicionalmente ellos se amaron.

Agarró fuertemente las sábanas cuando sus respiraciones se tornaron agitadas, casi cansadas, cada vez era más rápido, certero y profundo, ya no sabía como gritar, pero estaba consciente de que no deseaba parar. Harry hizo un toque final, que les llevó a ambos al orgasmo, aferrándose a las sabanas y al cuerpo del otro, queriéndose perder en la satisfacción pero sin dejar de estar juntos.





*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


Ellos despertaron al amanecer, Harry separándose de Severus intentando recordar cuando se había dormido, en el mismo estado se encontraba Severus, pero al darse cuenta que era de día, decidieron vestirse y bajar a averiguar el estado de Eileen.


Al ver a Sofía en el sofá llorando, supieron de inmediato que Eileen estaba junto a Tobías, ella contó entre gimoteos que ella estaba preparada y había llamado para estar listo para enterrarlos justo ahora, y solo quedaba despedirse; Harry dejó que Severus y Eileen lo hicieran después de todo, esta era su pérdida, él solo podía acompañarlos.


Fue en la tarde cuando estuvieron frente a la tumba de ambos, los dos Snape llorando silenciosamente abrazados, Harry mirando la escena como un guardaespaldas, cuando Sofía tomó camino a casa, Severus lo detuvo un momento y le anunció.

—Voy a ir con Sofía a Bulgaria, será por un tiempo, ella esta embarazada y necesitamos superar esto juntos, sé que nada está claro entre nosotros, pero quiero estar seguro que cuando regrese, estarás esperándome. –acariciando las manos del ojiverde con ternura.

El muchacho caminó hasta la tumba de Eileen y dejando un clavel encima, respondió.

—No tardes demasiado. –luego tomó su nuevo rumbo, Grimmauld Place.


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