La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Death Eater takes a Holiday. Capítulo 52-I. Los maestros de Pociones preparan en mejor café-Parte I

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alisevv

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Death eater takes a holiday
Capítulo 52-I

Los maestros de Pociones preparan el mejor café - I

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Severus estaba parado en la cocina de Harry, rebanando los vegetales para su ensalada. Probó un tomatito cherry, notando que tenía mejor sabor que el último puñado que habían recogido. Harry, que justo estaba echando los raviolis en una olla con agua hirviendo, abrió la boca a lo que fuera que Sev le estaba ofreciendo.

—Mmm, rico —gimió. Rápidamente, limpió el jugo que se había deslizado por su barbilla al morder el sabroso tomate. Hurgando en la nevera, sacó vinagreta para la ensalada y varios condimentos, dejándolos sobre la mesa. Comenzó a rallar el queso pecorino y dejó caer la bomba—. Invité a Remus a quedarse aquí durante la luna llena.

—¿Tú qué? —Severus estaba impactado, por decir lo menos.

—Necesita un lugar para quedarse, y los prejuicios allá fuera son increíbles. Incluso los caseros de mente más abierta no quieren arriesgarse al daño de su propiedad. La mayoría no están conscientes de los beneficios de la Poción Matalobo.

—¡Yo le quiero fuera de Hogwarts para proteger a los estudiantes, no para ponerte en peligro! —gritó el hombre.

—Creo que estás reaccionando exageradamente. No estoy en peligro. ¿No confías en que tu poción mantendrá a Remus cuerdo durante el cambio? —preguntó con suficiencia, aunque ésa no era la mejor manera para ganar una discusión con Severus.

—¿Estás olvidando su reacción cuando huele sangre? ¿Te permitiras tomar ese riesgo? Me gustaría pensar que no eres tan tonto. No me demuestres mi error —replicó muy seriamente.

—Tú eres el causante de que se vea obligado a esta situación. El número de lugares cercanos a Hogwarts son limitados. ¿Dónde piensas que podría ir? —preguntó Harry serenamente. Esperaba que Severus se mostrara razonable.


—Yo pensaría que iría a su casa. Tiene una, ¿sabes? —replicó bruscamente.

—Queda demasiado lejos. No puede Aparecerse distancias tan largas luego de la luna llena. Le quita demasiadas energías.

Severus se mostró genuinamente sorprendido. No estaba acostumbrado a que la gente admitiera debilidades, y Harry había estado cerca de Lupin apenas unas pocas semanas.

>>Creía que tú sabías esto. Me dijo que conversó contigo los efectos de la poción y los resultados de cualquier cambio que hacías en ella.

—Sí, discutimos sobre la poción y sus efectos sobre su transformación. Raramente profundizamos en aspectos que no están relacionados directamente con la poción y sus efectos —explicó Severus.

—Quizás debería tomar también una poción para aumentar su energía. Y un relajante muscular tampoco estaría de más —sugirió Harry.

—No creas ni por un minuto que no he notado que estás tratando de desviar la conversación del punto —advirtió el hombre con arrogancia.

—¿No? —replicó con tono casual, y probó los raviolis para ver si estaban listos.

—No es tu trabajo rescatar a todos. Él puede encontrar un sitio propio —Severus se paró en toda su estatura pero no logró intimidar a Harry como en el pasado. Por el contrario, el mayor se ganó una mirada de furia por el socorrido comentario.

—Al principio, Remus pensó como tú; dijo que podía encontrar un lugar y que no quería molestarme. Pero después, luego de buscar, se dio cuenta que yo tenía razón. Se encontró sin un lugar al que ir, a menos que dejara un enorme depósito en garantía. Difícilmente puedo ver justo que él gaste su dinero en un lugar en el que sólo se va a quedar durante la luna llena. Un par de noches al mes, como mucho.

Severus continuó troceando vegetales, pero con más fuerza que antes.

>>Nunca te importó cuando Ron se ha quedado aquí por días. Demonios, incluso Hermione ha pasado noches en mi sofá. Los gemelos preparan pociones hasta caer dormidos en el piso, y casi incendiaron el lugar en más de una ocasión. Esos son los huéspedes de los que necesitas preocuparte, no de un hombre adulto que pase sus noches acurrucado en frente del fuego.

—Ésa es la diferencia entre tú y yo. Mis amigos no destrozan mi casa. Eso se llama madurez; ¿tal vez escuchaste hablar de eso? —dijo Severus con una mueca.

—No, tus amigos espían desde la chimenea, y luego te chantajean durante semanas, luego de haber visto un hombre desnudo en tu cama. Creo que es el mismo amigo que me dejó sin pelo y de color naranja. Muy maduro él —replicó, antes de meterse otro tomatito en la boca.

—Touché.

Harry sonrió, dándole un besito en la mejilla y sentándose con el recipiente de servir.

Un punto para Potter

Durante la cena apartaron la conversación sobre Remus, continuarían después. Severus le habló sobre sus clases, incluyendo los buscabullas y los ineptos. Harry sabía que su pareja se estaba conteniendo de comparar a esos estudiantes con Neville, o con él mismo, por ese rumbo.

—Una de las Gryffindor de primero es muy bajita; no creo que pueda alcanzar el caldero para remover su contenido apropiadamente. Le conseguiría una caja para montarse si no tuviera miedo de que se cayera en el caldero —comentó Severus, divertido.

—Que malo eres —Harry dio un sorbo a su copa de vino, sonriendo ante la narración de su pareja. De repente, recordó a las chiquillas de primero con las que se había tropezado. Una de ellas era muy pequeña; parecía como si tuviera nueve años en lugar de once—. ¿Jessica?

Severus entrecerró los ojos, pero recordó haber visto a Harry durante el desayuno el día que se había quedado a dormir en el castillo.

—¿Un nuevo miembro de tu club de fans? —bromeó. Estaba seguro de haber escuchado ‘cretino’ mientras Harry tomaba otro sorbo de vino.

Al finalizar la cena, el joven limpió la cocina mientras Severus llevaba el pudín a la salita. En cuanto el hombre salió de la cocina, Hedwig entró volando, buscando las sobras. Harry recogió los platos y demás recipientes, y deslizó todos los cubiertos en un vaso vacío de vidrio. Podía escuchar la voz de su tía en su cabeza. Ella insistía en que rompería el vaso haciendo eso; pero ahora estaba en su propia casa, y podía hacer lo que le diera la maldita gana.

En la salita, Severus colocó los pequeños platos con cuidado. Le gustaba la presentación tanto como cocinar. Puso unos pequeños vasos al lado de una botella de un licor dulce de jengibre. Había abierto la botella y estaba a punto de servirlo cuando escuchó una serie de improperios emitidos por Harry. En segundos, el hombre alcanzó la cocina. El joven pareció momentáneamente asustado; luego, enojado.

Severus bajó la vista para observar un vaso roto en el fregadero. Harry apretaba su mano cortada mientras la sangre goteaba en el fregadero y se diluía con el flujo de agua que salía por el sumidero. Una miríada de emociones se reflejaban en su rostro. Severus le vio hacer una mueca de dolor y furia. Parecía estar aturdido mientras observaba el agua teñida de rosada caer por la porcelana blanca.

—¿Es mucho? —indagó el Profesor con preocupación. Había visto a Harry herido muchas veces durante el entrenamiento, y siempre había manejado bien el dolor.

—¡Estoy bien! —gritó, y salió del recinto, irritado.

Severus pudo escucharle maldiciendo en la otra habitación, y se preguntó si ese lenguaje grosero era una señal de que Harry estaba pasando demasiado tiempo con Kiaran.

—Bruja miserable —mascullaba el joven, mientras detenía la sangre y usaba un hechizo para curar la herida. Sabía que era su culpa, pero una parte de él estaba culpando a la bestia que había llamado tía todos esos años—. Ellos continúan haciendo mi vida miserable —siguió con su diatriba hacia nadie en particular, inconsciente de que tenía audiencia. Estaba furioso porque había hecho algo estúpido sólo por resentimiento hacia su tía, quien ni siquiera sabría que había roto la regla de ‘no meter los cubiertos dentro de los vasos’. También estada disgustado por su reacción ante la entrada de Sev. Sabía que había parecido un niño asustado que pensaba que sería castigado por su incompetencia. Ese retroceso a su vieja piel le había contrariado infinitamente. Sabía que no estaba siendo racional, pero en ese preciso momento no le importaba. Culpaba a los Dursley.

Severus aclaró su garganta, logrando que Harry diera la vuelta.

—Harry, yo… —hizo una pausa. El joven vio la máscara de indiferencia caer sobre el rostro de su pareja—. Estoy siendo convocado —explicó sin inflexión—. ¿Vas a estar bien?

—Sí, solo enloquecí momentáneamente. Estaré bien —contestó, olvidando su enojo.

—Escucha algo antes de que me vaya; sé que no quieres oír esto justo ahora, pero, por favor, no dejes que Lupin se quede aquí —suplicó Severus.

—Yo ya se lo pedí; no voy a retirar mi oferta.

—¿Y esto? —levantó la mano de Harry y corrió un dedo a lo largo del lugar donde se había cortado con el vidrio—. ¿Cómo se supone que el lobo reaccionará ante esto? No puedo permitir que resultes dañado si puedo evitarlo. Es tu culpa que me haya acostumbrado a tenerte por ahí cerca. Me gustaría que todo siguiera de ese modo.

Harry sonrió.

—Creo que me extrañarías —dijo con dulzura, antes de fruncir el ceño—. Es mejor que te vayas. A mi también me gusta tenerte por aquí cerca.

—Me toma siete minutos caminar desde el profundo interior del castillo hasta el límite de las protecciones de Hogwarts. Me quedan algunos minutos —replicó, atrayendo a Harry más cerca—. Comprendo que no quieras desdecirte de tu palabra, no esperaría menos de ti —le besó brevemente—. ¿Qué tal si hacemos un trato? Dormirás en tus habitaciones de Hogwarts mientras Lupin permanezca aquí —propuso, esperando la reacción de su pareja.

—Vale —aceptó Harry suavemente—. Lo prometo —agregó, y notó el alivio en los ojos de Sev.

—Manda a Hedwig con Albus; la enviaré de vuelta cuando regrese.

Le beso apasionadamente, asintió y se Apareció.

Harry suspiró y se arrastró hasta la cocina para terminar de limpiar. Dejó escapar una risa triste al darse cuenta que, sin querer, había conseguido lo que deseaba. Temía que Severus se opusiera a que pasara mucho tiempo en el castillo, ante la posibilidad de que les pusiera en riesgo de ser descubiertos. Pero ahora, al haber sido idea de Sev el que se quedara allí, no habría más discusiones. ¿Quizás sus subconscientes tendencias Slytherin estaban trabajando? El sombrero estaría satisfecho.


Uno de los principales conflictos que había mostrado Remus a la idea de quedarse con Harry era tener alguien allí al día siguiente. Seguro, sería grato tener una pareja que cuidara de él, pero cualquier otra persona resultaba en algo incómodo. Despertar desnudo y vulnerable no era algo que Remus quería hacer frente a Harry… o cualquier otro, en todo caso. Le había explicado eso al rechazar su oferta, pero el joven había insistido, alegando que se iría durante la noche. Remus rehusó echarle de su propia casa, pero se sintió aliviado al saber que Harry tenía una habitación en Hogwarts. Ayudó el que el joven hubiera estado allí recientemente, mostrando al hombre que no era algo inusual y no le incomodaba en absoluto.

Con la cocina limpia y Hedwig en camino hacia Albus, se sentó en el sofá. En ese momento, notó los elaborados dulces que Severus había colocado sobre la mesita. Él no había dejado que husmeara en la bolsa cuando había llegado. Dos pequeños platos estaban decorados con encantadores chocolates gourmet. Por el idioma extraño escrito en la caja, comprendió que su pareja se habría aparecido en un lugar especial para conseguir tales delicias. No pensaba admitir que no reconocía el idioma.

Con un largo suspiro, se colocó frente a la chimenea, lanzando un puñado de polvos flu.

—La Madriguera —llamó, pero no entró al fuego.

—Hola, Harry —le saludó Molly con calidez. Ella estaba sentada ante una limpia mesa, escribiendo una carta—. ¿Quieres hablar con Ron, querido?

—Sí, ¿está en casa? —preguntó, tratando de no lucir demasiado sombrío. Casi de inmediato, una brillante cara pecosa apareció muy cerca, en el fuego en el que Molly había estado.


—¿Todo bien, Harry? —preguntó Ron, obteniendo un encogimiento de hombros como respuesta

—¿Quieres venir a comer pudín?

—Puedes apostarlo.

Harry sonrió. Tratándose de dulces, no había que preguntar dos veces al pelirrojo. Pudo escuchar que Molly le advertía que ya había cenado. Ron salió por la chimenea con facilidad, y se sacudió las cenizas. Harry le explicó que Severus había sido convocado. Su amigo le lanzó una mirada comprensiva; con los años, había aprendido lo que era esperar que su padre volviera a casa de sus incursiones, y eso era pan comido comparado con lo que él mismo pasaba en sus entrenamientos como Auror. No quería ni siquiera pensar en lo que Severus tenía que soportar como espía. No sabía cómo habían cambiado sus sentimientos hacia Snape. Quizás fuera porque el hombre era alguien muy importante para Harry, o por el hecho de que había asumido un gran riesgo cuando él había sido capturado. Pero tenía que admitir que su respeto hacia Severus había crecido considerablemente en comparación con los años anteriores.

—Golosinas —exclamó el pelirrojo mientras se dirigía directamente hacia el plato de chocolates. Pasó su dedo por el azúcar glasé que decoraba el plato por debajo de los manjares elaborados a mano. Levantó un vaso de licor, haciendo una mueca—. ¿Esto es una cosa gay?

—No, cretino. Es una cosa sofisticada… creo —murmuró las últimas palabras. La nariz de Ron se arrugó mientras olía la botella—. Es un licor para después de cenar. Algo dulce, no está mal —explicó Harry.

Ron ahora estaba leyendo la etiqueta, sosteniendo todavía el pequeño vaso, que lucía extraño en sus grandes manos.

—¿Snape está tratando de convertirte en una especie de mariquita snob, sirviendo las bebidas en estas cositas tan monas? A alguien como Ginny probablemente le encantarían. A Hermione también, ahora que lo pienso


Harry suspiró y salió de la habitación, regresando con dos botellas de cerveza de mantequilla.

—¿Mejor? —preguntó a Ron, con una sonrisa exageradamente fingida—. Para tu información, la primera vez que tome licor fue en casa de la sobrina de Albus.

—No te acalores tanto. Sólo estoy tomándote el pelo —se defendió el pelirrojo, antes de darse cuenta que Harry debía estar preocupado—. Snape no parece del tipo mariquita, supongo —tomó el vasito de licor en una mano y la cerveza de mantequilla en la otra, y empezó a beber de cada una por turnos—. Guau, ambas son dulces, pero el licor sabe más a alcohol. No está mal —finalizó con gesto aprobador, y se sirvió otro vaso.

Harry resistió la urgencia de hacer un comentario sobre los gustos de Ron, al alternar sorbos de cerveza de mantequilla con licor; no valía la pena.

El pelirrojo se encaminó hacia el televisor. Al principio, se había burlado de ese invento muggle, pero menos de una semana después estaba enganchado a los programas y películas. Rió entre dientes al notar que Harry dormitaba a su lado.

—¿Cómo puedes dormir en este momento? Pensé que estabas preocupado —de inmediato, se dio cuenta que probablemente eso no era lo que debería haber dicho—. Quiero decir, ¿mira eso? —apuntó a la pantalla—. ¿Cómo fue qué dijiste una vez?... ¿No hay que ser heterosexual para apreciar el cuerpo de una mujer? O algo así —fue su pobre intento de citar a Harry—. ¡Ellas son sexy! —una chica con grandes pechos y cabello largo daba brincos a través de la pantalla.

Harry levantó la cabeza lo bastante como para ver el televisor, y la rubia teñida con gran… cabello.

—Apreciar un lindo cuerpo es una cosa; observar por horas ‘Tetas y Culos’ es otra —cambió de tema repentinamente—. Puedo dormir ahora porque es temprano; Sev se fue hace poco. Nada malo le pasaría tan temprano. Hacia la medianoche me despertaré, y me pondré nervioso, y preocupado, y llegando el amanecer estaré desesperado. Créeme, necesito estos pocos minutos de sueño que consigo ahora —explicó Harry, quien ya estaba acostumbrado a sus propias reacciones—. Quizás esta noche no sea tan malo y él regrese antes a casa —se hundió en su silla, sin esperar ni contar con una respuesta de Ron. El apoyo de su amigo era bueno porque no hacía demasiadas preguntas. Ron nunca preguntaría ¿cómo te sientes respecto a eso?

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Severus se Apareció en una habitación pobremente iluminada que reconoció como una pequeña sala de reuniones de la Mansión Malfoy. Lucius estaba parado en el umbral, evaluándole.

—Buenas noches, Severus.

—Lucius.

—Imagina mi sorpresa al recibir tu carta. Ha pasado largo tiempo desde que ofreciste información de buena gana —su tono era casi acusador—. Obviamente, ofreces migajas cuando nuestro Amo te pregunta, pero rara vez te presentas por tu propia decisión.

Severus no iba a picar ningún cebo, ni iba a defenderse ante Lucius.

—¿Me darán audiencia con nuestro Amo?

—Quizás —contestó Lucius vagamente—. Dime que noticias interesantes traes, y si… —comenzó el rubio, pero fue interrumpido por Severus.

—Como tan gentilmente señalaste, rara vez tengo oportunidad de ofrecer información valiosa para ayudar a la causa de nuestro Amo. Si piensas que voy a permitir que te lleves el crédito, estás lamentablemente equivocado.

—Me lastima que puedas pensar tan mal de mí, Severus —replicó un sonriente Lucius, sin dar la más ligera señal de sentirse insultado.

—¿Está aquí o no, Malfoy? Tengo mejores cosas que hacer en mis fines de semana —exigió Severus.

—Apuesto que sí. ¿Todavía mantienes tus compañeros para follar a la mano? —preguntó Lucius, ganándose una mirada asesina como respuesta. En realidad, Severus no había visto a ninguno de ellos desde las vacaciones de Pascua, pero eso era irrelevante.

—¿Tienes información para mí o viniste aquí a discutir sobre tu vida sexual? —preguntó Voldemort, entrando a la habitación, y observando con aprobación cómo Malfoy y Snape se postraban a un tiempo a sus pies.

—Mi información se refiere a Potter, mi Amo.

Extrañamente, Severus pensó que Harry Potter habría sido la respuesta a ambos asuntos, pero él no iba a ofrecer esa información.

—Pueden levantarse —ordenó Voldemort.

Hizo un gesto hacia un pequeño grupo de sillas y los tres se instalaron en los recargados asientos tapizados en un costoso brocado. Aunque la habitación estaba débilmente iluminada, Severus pudo observar los rostros de los cuadros en las paredes. Lucius ordenó a un tímido elfo doméstico que trajera bebidas a sus invitados. No tenía sentido preguntar a Severus qué deseaba beber, siempre tomaban lo mismo que Voldemort. Después de que llegaron las bebidas, el Señor Oscuro giró el líquido ambarino de su vaso antes de tomar un sorbo. Luego asintió en dirección de Severus, indicando que estaba listo para escuchar lo que tuviera que ofrecer.

—Mi Amo, recientemente averigüe información que puede tener algo de valor para ti —comenzó Severus—. Al parecer, las protecciones del hogar de los parientes de Harry Potter están debilitadas, y pronto serán fáciles de derrumbar. Su familia ya no está tan bien protegida como estaba cuando Potter vivía con ellos —tomó un indeciso sorbo de su bebida, esperando para ver lo que el Señor Oscuro respondería.


—Ya veo —dijo en forma escueta. Severus no sabría decir si estaba complacido o no—. ¿Por qué supones eso?

—¿Mi Amo?

—¿Por qué supones que las protecciones no serán reemplazadas para mantener la seguridad de la familia? ¿No crees que Potter querría proteger a su amada familia? —preguntó con sarcasmo.

Severus se preocupó. Su Maestro parecía estar de buen humor, pero eso no significaba necesariamente que Severus no debiera preocuparse.

—Son muggles estúpidos, mi Amo. Creo que no comprenden las repercusiones de no permitir que las protecciones sean reemplazadas. Dumbledore intentó convencerles, pero fue en vano. Quizás podríamos usarles como cebo para atraer a Potter. Seguramente intentará salvar a su familia.

Por supuesto, Severus no planeaba que la misión saliera bien. Cosas imprevisibles podían sucederle al patriarca Dursley durante el intento de secuestro.

—Valoro que vengas a mí con esa información, Severus. No llegaré al punto de decir que estaba perdiendo mi fe en ti, pero digamos que mi confianza en tu lealtad aumentó ahora que veo que estás haciendo una contribución positiva a nuestra causa. Esto también me demuestra que Dumbledore confía en ti, Severus

Severus lanzó un silencioso suspiro de alivio. Había pasado un buen tiempo desde que se le había confiado algo más que elaborar pociones. ¿Cuál era el sentido de espiar si no se obtenía información de Dumbledore? Nunca habría entregado a Vernon sólo por asegurar su puesto de espía; lo hacía porque el hombre merecía lo que le iba a suceder, y deseaba el placer de participar. Ése sería un bono conveniente.


>>Te iluminaré un poco sobre la relación de Potter con su familia, ya que mostraste tu lealtad hacia mí al traer esta información sobre los parientes del chico.

—Eres muy amable —murmuró Severus reverentemente, con una inclinación.

—¿Recuerdas el ataque a la casa de la familia de Potter?

Severus sabía que era una pregunta retórica y permaneció en silencio.

>>Por supuesto que lo haces. Dime, ¿conoces cuál fue la fuente de nuestra información antes de ese ataque?

—Creo que fue interceptado un correo de Potter, mi Amo —Severus no dijo más porque le era difícil recordar qué información había obtenido de los Mortífagos y cuál de los miembros de La Orden. Había sido una época agotadora, antes y después del mayor ataque efectuado en años.

—Eso es correcto. Cuando leí el correo de Potter, descubrí algunos datos interesantes —Voldemort sonrió y tomó otro sorbo de su bebida. Era extraño ver el mago tomar su bebida teniendo sólo una abertura por boca—. Resulta que Harry Potter no creció en el acogedor estilo de vida que algunos pueden haber supuesto. Los estúpidos muggles no conocían la valiosa materia prima que tenían en sus pequeñas manos calientes. Apostaría que me habrían vendido al muchacho si le hubiera ofrecido el precio correcto. Una pena que nadie echara un vistazo más de cerca.

>>Después del ataque a su casa chequeé, deseando felicitar al leal seguidor que pudo haber matado a Potter. Imagina cuál sería mi sorpresa cuando descubrí que ninguno de mis Mortífagos podía reclamar la casi destrucción de Potter. Fui un tonto al asumir que las quejas en la carta del chico eran de una naturaleza simple. Pensé que quizás estaba aburrido, o que extrañaba estar en el mundo mágico. ¡Nunca confíes en un muggle!


Severus se permitió mostrar una expresión de sorpresa. Eso complacería al Señor Oscuro.

>>Los parientes de Potter no permanecen encerrados. Pude haber tomado a cualquiera de ellos con facilidad cuando salían de su casa. ¿Pero con qué fin? Si tratara de atraer a Potter con un secuestro, ¿no sería mejor utilizar a uno de sus amigos?

—Tienes razón como siempre, mi Amo. Sólo deseo señalar que todos sus amigos cercanos han aumentado sus protecciones desde que abandonaron la escuela. Únicamente su familia ha rehusado la protección que les han ofrecido.

—¿Dime por qué piensas que él se metería en problemas por proteger a unos despreciables muggles que le llevaron al borde de la muerte?

—Mi Amo, Potter se siente terriblemente culpable. Se culpa por la muerte de sus padres y de su padrino, incluso por la del chico que le acompañó a tomar el trofeo del Torneo de los Tres Magos. Ha hecho el esfuerzo de acompañar a Albus a visitar a su familia para tratar de convencerles de la necesidad de las protecciones. Eran necesarios dos magos para reponer las protecciones, y el quiso ser uno de ellos. Ciertamente, a él debió importarle mucho hacer eso, si no por otra razón, para mantener su propia cordura, para satisfacer su conciencia. Potter no se sentiría bien si cree que sus últimos parientes vivos han muerto a causa de su relación con él.

Severus sabía que estaba forzando el asunto. Una parte de él se preguntaba si no debería haberse encargado de Vernon él mismo. No. Sabía por qué había hecho esto. Si lo hacía como parte de una misión, no habría vuelta atrás. Varias veces había estado a punto de ir a Privet Drive a vengar a su pareja, pero siempre se detenía al final. Cada historia contada, cada pesadilla o escena retrospectiva habían hecho que sintiera deseos de retorcerle el cuello al muggle. Pero ahora, después de ver a Harry con el enorme moretón y la expresión de derrota en sus ojos, fue demasiado. No era estúpido; sabía que había mucho más que lo que Harry había contado. Oportunidades hubieron; ni siquiera Albus sabía la extensión de lo que la familia de Harry había hecho. Las palizas por si solas no le hubieran puesto tan mal en un verano. Estaba seguro que Harry había sufrido años de abuso, mucho peores de los que se permitía mostrar. Y Severus no deseaba que ese hombre tuviera oportunidad de volver a herir a Harry nunca más.


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MensajeTema: Re: Death Eater takes a Holiday. Capítulo 52-I. Los maestros de Pociones preparan en mejor café-Parte I   Death Eater takes a Holiday. Capítulo 52-I. Los maestros de Pociones preparan en mejor café-Parte I I_icon_minitimeDom Dic 11, 2016 6:11 pm

SI por fin el plan se esta gestando, vaya parece ser que Voldy estuvo haciendo su tarea con los parientes de Harry, es algo bueno que no descubrió a tiempo la verdad si no Harry no la hubiese contado y ahora si cuello definitivo para esos parientes tan desagradables
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