La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

  Second Life. Capítulo 1. hueso, carne y sangre.

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Mavitomo
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Mavitomo


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MensajeTema: Second Life. Capítulo 1. hueso, carne y sangre.    Second Life. Capítulo 1. hueso, carne y sangre. I_icon_minitimeJue Ago 06, 2009 11:38 am

Pareja: SS/HP

Clasificación: Probablemente derive en NC-17

Disclaimer: Todo pertenece a J.K Rowling y a Warner Bros.

Advertencias: En principio no tengo beta, así que perdón por los horrores ortográficos que se me hayan escapado. Ninguna más, de todas formas no creo abusar mucho, pero por si acaso las iré añadiendo sobre la marcha. Por ahora la historia ignora el infame epílogo, y transcurre en algún momento entre este y el último capítulo.

Resumen: -En mis manos siempre ha estado la forma- dijo finalmente-, de pagar mis deudas. ¿Me harás este favor final, Harry?




Hueso, carne y sangre





En algún momento, comprendió que el sueño le indicaba que debía hacer.

Empezó a tomar notas de ideas extrañas, que durante el día, llegaban a él sin orden ni concierto, de forma fortuita. Una tarde, sentado en su despacho con una pluma en la mano, dejo vagar la mente. Adormilado por un sol primaveral no presto atención a lo que escribía, hasta que un ruido lo saco de su ensoñación. Había rellenado casi treinta centímetros de pergamino, una caligrafía cuidada y limpia, con las instrucciones de una poción. Arrugo el papel dispuesto a coger otro, pero como siempre la curiosidad fue su perdición. Intrigado lo guardo en un cajón para investigarlo más adelante. Y fue siguiendo esa costumbre hasta que, semanas más tarde, descubrió que estaba lleno y pronto no le cabrían más.

Cuando decidió estudiarlo, dieron comienzo los sueños. Estos eran una detalla reconstrucción de la elaboración de la poción, que día tras día repetía en el pergamino. Lenta, detallada y concisa. De manera que ni siquiera él pudiera estropearla. Al cabo de los meses estaba convencido de poder realizarla con los ojos cerrados. Busco información, pero lo único que alcanzo a descubrir es que era una variación de la poción empleada para despetrificar a las victimas de los basiliscos. Siguió así durante meses, pues a esa le siguió otra. Y otra más. Esta última diferente, pues era familiar y aterradora a la vez. El sueño se mezclaba con un recuerdo de forma confusa, como si su subconsciente le advirtiera de algún peligro, pero también alcanzo a ser capaz de completarla de forma perfecta.

Y entonces llegó Dumbledore.

Apareció en medio de la estación de King’s Cross, sentado en un banco y con la misma túnica color medianoche que llevaba la última vez. Parecía tremendamente contento, canturreando en voz baja mientras balanceaba los pies cruzados. Al verlo lo llamo con una mano, sana y fuerte, y cuando se sentó a su lado le ofreció un caramelo. Por largo tiempo no hablaron, el mago mayor se limitó a observar a la gente yendo y viniendo a su alrededor


Al día siguiente empezó a reunir los ingredientes con un amargo sabor a limón en la boca.




xXx





El líquido del caldero empezó a calentarse inmediatamente. A los pocos segundos la superficie burbujeante lanzo chispas de abrasadora luz, y el vapor se espesó, emborronando los contornos de su alrededor. Cuando las chispas de la superficie asemejaron brillantes supo que estaba lista.

Se volvió hacia la tumba, sacando el ataúd de negra madera de las entrañas de la tierra con un movimiento de varita, lanzando la cubierta lejos con otro. El cuerpo en su interior estaba seco, marchito y algo escamoso, pero no mostraba el deterioro propio de años de descomposición. Del interior de su túnica extrajo un par de viales de pociones. Vertió el contenido de la primera dentro de la garganta del cadáver, que con un sonido húmedo y gorgoteante, se agitó con violentas convulsiones. Los ojos muertos se abrieron, pálidos y ciegos; del cuello brotó un líquido viscoso y espeso que carbonizaba la tierra donde caía, y un ligero gas se elevo de su piel, que se desprendía como duras escamas. Los delgados miembros se sacudían en todas direcciones, arrancando terrones de arena del suelo. Se echó encima suyo tratando de sujetarlo, y con una mano firme introdujo el otro vial en su boca, oyendo como se rompía el cristal por la fuerza de los dientes. Un poco de líquido y sangre coagulada se escurrió entre los labios apretados, el cuerpo bajo el suyo se estremeció una última vez, arqueándose hasta que solo la cabeza y los pies tocaban el suelo.

El aire le faltaba cuando se dio cuenta que volvía a estar sumamente quieto y gruesas lágrimas caían por sus ojos confundiéndose con el sudor de su piel. Lo tomo en brazos, reprimiendo un escalofrío, y lo introdujo dentro del caldero. De otro bolsillo oculto extrajo un paquete alargado y también lanzó su contenido dentro.

-¡Hueso del padre, otorgado sin saberlo, renovarás a tú hijo! – la voz le temblaba, pero una vez comenzado sabía que apenas le quedaba tiempo. El interior del caldero chisporroteo, tornándose en un intenso azul de aspecto ponzoñoso.

Tomó la daga que pendía de su costado y se volvió hacia un bulto, que había estado oculto tras el enorme caldero. Apunto la varita a la figura durmiente, que saltó como si lo hubieran zarandeado.

-¿Lo entregas libremente?- pregunto antes que comprendiera donde se hallaba

Una mano temblorosa se alzó hacia él.

-¿Lo prometes?- susurró asustado buscando la verde mirada.

-Una nueva oportunidad, lejos de todo.

No espero el asentimiento, con fría determinación sujeto la mano que le ofrecía y hundió la daga en la carne. A la mitad el hueso presentó cierta resistencia, apretando los dientes, aplicó mas fuerza, oyéndolo romperse antes de continuar hasta que la mano estuvo seccionada. Los gritos del hombre resonaron en el silencio nocturno, lo durmió antes de curarle y lanzarle un obliviate.

- ¡Carne del vasallo , voluntariamente ofrecida, revivirás a tú señor! – esta era la parte más delicada, pues no sabía si un mero tecnicismo satisfaría las exigencias de la magia antigua. Solo cuando la poción se volvió de un rojo tan brillante que lo obligó a cerrar los ojos pudo respirar aliviado. Se limpio las manos cubiertas de sangre y dirigió la daga hacia otro sujeto, que había permanecido consciente y amordazado bajo un petrificus todo el tiempo. En su mirada brillaba la rabia y el odio.

- Sangre del enemigo, tomada por la fuerza…- dijo con una sonrisa - Resucitarás al que odias.

Con saña se la hundió en el hombro, retorciéndola hasta abrir un gran tajo. Recogió parte de la sangre y la llevo hasta el caldero. Con eso estaba completo, ya no le quedada más que esperar. El cementerio se lleno de un blanco, tan brillante, que tuvo que cerrar los ojos. El líquido del caldero hervía, salpicando su contenido alrededor del mismo mientras chispas tan brillantes como la luz eran lanzadas en todas direcciones. Hasta que todo quedo se apagó.

Una nube de humo blanco surgió del caldero bañándolo todo bajo su manto, los ojos volvieron a escocerle. Agitó la mano intentando ver algo a través, cuando entre ella asomó la silueta de un hombre alto y delgado como un esqueleto. Alzo la cabeza al cielo, prorrumpiendo en un grito desgarrador y lastimero, perdió el equilibrio y cayó al suelo, arrastrándose en una posición fetal.

Se inclinó sobre él, violento por la desnudez del hombre, y apoyo la mano en su antebrazo.

Harry no reconoció los rasgos de su antiguo profesor de pociones en el rostro demacrado y macilento que se volvió a mirarlo. Chupado hasta casi solo ser pellejo cubriendo los huesos, con profundas ojeras y sin un solo pelo en el cuerpo., parecía más mayor de lo que nunca lo hubiera visto. Más mayor de lo que nunca hubiera visto a nadie.

-¿…Potter…?- de algún lugar de la ruina que era el hombre que sostenía surgió la voz, grave, profunda y poderosa. Igual que entonces. Y en las profundidades de los ojos rojos brillo el odio, el rencor y el desprecio. Igual que entonces-… ¿Qué ha… hecho?

-Lo que debía hacer- respondió con determinación.

En un esfuerzo que requirió toda su voluntad el hombre mayor le escupió en la cara. El color rojo se oscureció hasta el negro antes que se desmayara. Tras limpiarse la saliva y las lágrimas con la manga de su túnica, Harry convocó mantas para abrigarlo, y se volvió a recogerlo todo. Hasta que no quedó una sola prueba de su paso por el cementerio ni de lo que esa noche había pasado.




xXx




-Por favor Snape, coma algo.

Harry dejo una bandeja con caldo, pan blanco y finas lonchas de pavo frente al hombre, que continuó mirando por la ventana, ignorándolo. Hizo desaparecer la comida del día anterior, que se mantenía intacta y se sentó en la cama a observarlo. Si seguía así tendría que volver a obligarlo a alimentarse con un hechizo, y la experiencia, como bien sabía de anteriores intentos, resultaría incomoda y desagradable para ambos.

A contraluz el pelo que volvía a crecerle parecía la fina pelusilla de un bebe. Presentaba mejor aspecto, incluso su piel, que durante los años de instituto de Harry resultaba amarillenta y cetrina, tenía un bonito tono marfileño. Aunque seguía extremadamente delgado, su nariz destacando más que nunca.

Si a Snape le incomodaba el escrutinio al que le sometía el moreno no dio muestras de ello. De hecho no daba muestras de ser consciente de nada de lo que sucediera a su alrededor. Únicamente había hecho un intento de rebeldía cuando Harry trato de obligarlo a usar el baño. Se había exaltado tanto que colapsó por el esfuerzo, desde entonces lo lavaba con un sencillo hechizo, pero estaba seguro que el hombre se sentiría mejor tras un buen baño. Por no mencionar que empezaba a oler algo raro.

Si por lo menos pudiera llevarlo a algún medimago para que lo revisara, y comprobar que lo estaba haciendo bien. A veces parecía más muerto que vivo.

- Últimamente los días son más cálidos, ¿le gustaría salir al patio a tomar un poco de sol?

Snape siguió sin moverse, las manos flojamente apoyadas en su regazo y la cabeza inclinada mientras una mosca zumbaba a su alrededor.

- Mañana por la tarde tengo que salir a comprar y hacer un par de recados, Kreacher se quedara haciéndole compañía- continuó. Estaba acostumbrado a que no le respondiera, pero estar en compañía del hombre en silencio absoluto era extenuante, como haber vuelto a su época del colegio y estar en detención- Si quiere podría comprarle algo de ropa…

En un intento de hacerlo reaccionar lo vestía con túnicas en suaves colores pasteles. Ese día llevaba una fina camisa rosa pálido que le sentaba perturbadoramente bien. Si algún día volvía a ser el mismo era hombre muerto.

Con un ligero movimiento de varita espantó a la molesta mosca.

- O si así lo prefiere puedo traerle algún libro…

Harry se estiró, pasando la mano entre los despeinados mechones de pelo y echando una ojeada a la puerta del pasillo.

-De todas formas recuerde no darle muchos problemas, Kreacher ya esta algo mayor y no tiene mucha paciencia. Que descanse.

-Potter…

La voz que oyó cuando cerraba la puerta sonaba cansada y muy lejana.

-¿Por qué lo ha hecho Potter?... ¿Por qué ni muerto… puede dejarme descansar en paz?

Los ojos del más joven se abrieron, mostrando su asombro, al hombre que había alzado el rostro en su dirección

-¿Era demasiado… esperar…- continuó con esfuerzo- que respetara… que comprendiera… que no me queda ninguna obligación que me ate a este maldito mundo?

Harry tragó al ver como se levantaba, superándolo en altura, y se acercaba renqueante hasta él. Estaba débil y desarmado, no presentaba ninguna amenaza para él… ¿Entonces porque sentía ese miedo aterrador retorciéndole el estómago?

-Hice lo que me pidió…- dijo de forma que supo que no hablaba con él- Lo protegí… fui leal mas allá de lo que a cualquiera… hubiera exigido… Hice todo lo que me pidió… una y otra… vez…

-Snape… señor…

-Me envió a morir… sin ningún remordimiento…- insistió sin oírle- Por su culpa mi alma esta rota… ¿Era demasiado pedir… que me hubiera permitido conservar eso? ¿Qué me hubiera dejado seguir muerto?

-Usted no estaba muerto… no del todo- casi deseo haberse callado al ver que Snape centraba los ojos ahora en él. El odio estaba allí de nuevo, oh si. Y un brillo escarlata se imponía a las negras pupilas.

-¡DEBIÓ DEJARME!- rugió.

-¡¡Dumbledore me lo pidió!- se defendió de su acusación- Él no estaría tranquilo, nunca podría haberlo estado sabiendo lo que hizo, lo que le obligó…

-¿¡Usted que sabe!? Niñato estúpido y consentido- recrimino con los dientes apretados- El perro faldero, el siempre fiel Harry Potter. Él le envió al matadero igual que hizo conmigo…

-Hizo lo mejor para todos.

-No lo mejor para mí… Menos ahora: ¿Tiene idea? ¿Realmente tiene idea de lo que ha hecho, o simplemente siguió las instrucciones de Dumbledore a ciegas? ¿Sin pararse a pensar en las consecuencias, como hace siempre? ¿¡Se le paso por un instante, por ese hueco que tiene por cerebro, las energías que desencadenaba al arrancarme de la muerte!?

El silencio fue su respuesta.

- ¿¡Se le ocurrió pensar lo que yo querría!?

-¿¡Como puede ser tan desagradecido!?- contraatacó Harry, más por costumbre y obstinación. Sabía que las palabras del otro escondían una verdad venenosa pero no podía pararse a pensar en ello cuando los ojos empezaban a pincharle dolorosamente- Usé ingredientes prohibidos, magia oscura… ¡Secuestre a dos hombres y los torture! ¿¡Sería demasiado pedir una mísera sombra de gratitud!?

-Como no- gruñó Snape- El nunca satisfecho niño-que-vivió exigiendo su ración de reconocimiento y adoración. ¿Desea que me arrodille a sus pies?

- ¡EXPELIARMUS!

Horrorizado, Harry vio el cuerpo de Snape cruzando la habitación, volando hasta chocar con la pared contraria y quedar allí inmóvil. Por un momento permaneció donde estaba, mirando con pánico su mano alzada, con la varita apuntando el cuerpo desmadejado que se deslizaba hasta el suelo. Con un sonoro “crack” Kreacher se materializó en el cuarto, listo para ayudar a su amo en lo que fuera necesario.

-¿Amo?- pregunto confundido mirando alrededor.

-Vete Kreacher- ordenó frotándose los ojos- Yo me encargo de todo.

Con el rostro teñido de vergüenza tomó en brazos a Snape y lo llevo a la cama. El aliento del herido era rápido y superficial y de una brecha en su cabeza corría la sangre. Antes de tener tiempo de cerrar la herida y despertarlo esta se cerró sola. Inmediatamente la respiración se hizo más profunda y los ojos se abrieron.

Ojos rojo sangre.

-¿No se da cuenta de lo que ha hecho verdad?- murmuró mirándolo- Al matar a Dumbledore mi alma se partió, y de alguna manera una parte de ella se escondió en algún lugar. Y usted sin pararse a pensarlo utiliza la magia negra para traerme de vuelta. ¿No ve una relación interesante?

Como si hubiera recibido un golpe físico se echo para atrás, consciente de la magnitud de la revelación.

-Es imposible que usted…- empezó, pero a mitad de frase perdió confianza y solo observo con temor al otro.

-Felicidades Potter- arrastró el nombre con deprecio- Parece que ha resucitado a un futuro Mago Tenebroso…

- No… usted no haría….

-No crea comprenderme Potter. No hay alegrías ni deberes que me aten en esta nueva vida. Es hora de ser lo siempre debí ser.


Continuara…
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MensajeTema: Re: Second Life. Capítulo 1. hueso, carne y sangre.    Second Life. Capítulo 1. hueso, carne y sangre. I_icon_minitimeDom Jul 19, 2015 12:45 pm

Wow, espera esto es wow Dios esto es intenso, creo que me he quedado sin palabras, que va a pasar ahora, espero que Harry se vuelva en las alegrias y deberes que aten a Sev para que no se vuelva otro señor tenebroso.

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